III.- EL PODER DE LA EMPATÍA
El autor
plantea las siguientes reflexiones:
1.-
LA EMPATÍA AUMENTA NUESTRAS OPCIONES PARA RESOLVER CONFLICTOS. Cuanto
mejor entendamos la perspectiva de la otra parte más posibilidades
encontraremos de hallar una solución.
La consideración
más importante que tenemos que hacer desde un enfoque de negociación es: cómo interpreta la otra parte su propio
comportamiento.
El error que
cometemos es pensar que la empatía es algo que utilizamos cuando queremos ser
agradables o que es un instrumento de los débiles. Para los negociadores es necesaria
para alcanzar sus metas ya que si no somos capaces de explorar la perspectiva
del contrario no podremos encontrar terreno común, ayudarnos mutuamente para
pensar creativamente en cómo se pueden satisfacer los principales intereses de
ambas partes.
2.-
LA EMPATÍA ES MÁS NECESARIA CUANDO TRATAMOS CON PERSONAS QUE PARECE QUE SON LOS
QUE MENOS LA MERECEN. Tenemos que ser conscientes de que
a nuestros amigos ya los conocemos pero que la clave para resolver conflictos
se encuentra en comprender a nuestros enemigos.
Es importante no
confundir empatía con simpatía. La meta es entender la razón por la que
determinadas personas se comportan de una manera, no que aprobemos sus acciones
u objetivos. Existe una diferencia
notable entre explorar la conducta de la otra parte y justificarla.
3.-
PROCURAR GENERAR DISTENSIÓN. Ser tolerantes. En
lugar de responder del mismo modo si alguien nos golpea, puede ser conveniente
primero pensar si era realmente un golpe, si era intencional y cuál podría ser
su causa. Antes de devolver una ofensa es importante dejar un hueco para la
prudencia.
4.-
BUSCAR EL TÉRMINO MEDIO ENTRE EL MANTENIMIENTO DE LA FLEXIBILIDAD ESTRATÉGICA Y
SALVAGUARDAR LA CREDIBILIDAD. Si entendemos la
flexibilidad estratégica como la opción de cambiar de idea si pensamos que
mantener un compromiso previo parece inoportuno para poder tomar la mejor elección en el momento de decidir y
credibilidad el grado en el que los demás piensan que mantendremos nuestros
compromisos vemos que es necesario conseguir un equilibrio entre ambas.
Existirán ocasiones en
las que perder algo de credibilidad es aceptable porque mantener un compromiso
previo puede resultar desastroso y en otras tendremos que respetarlos aunque el
resultado sea costoso. Pero no podemos olvidar que podemos evitar muchos
conflictos si planteamos algún ultimátum que no tenemos intención de llevar a
cabo. Y si no forzamos a la otra parte a elegir entre salvar la cara y adoptar decisiones
“inteligentes”.
Tenemos que ignorar,
asimismo, cuando nos planteen algún tipo de ultimátum. Cuanta más atención les
prestemos más complicado será que la parte contraria se retracte si la
situación que lo ha motivado cambia. Si no podemos hacerlo debemos procurar
reformularlos utilizando un lenguaje menos rígido para facilitar que la otra
parte pueda dar marcha atrás.
5.-
PRESTAR ATENCIÓN A LA” MALDICIÓN DEL CONOCIMIENTO”. Consiste
en el fenómeno por el que una vez que conocemos algo nos resulta muy difícil
entender lo que significa no saberlo y no, lo que implica que cuando hemos
aprendido algo o hemos llegado a una conclusión parece que perdemos la
capacidad de ponernos en la mente de otra persona que no ha llegado a la misma
realización. Esta maldición puede echar a perder los esfuerzos de aquellos que
tienen razón y tienen buenas intenciones como los padres que intentan motivar o
los profesores que tratan de educar. Debemos recordar que lo que es obvio para
nosotros no tiene por qué serlo para la otra parte y esto no significa que
estén actuando incorrectamente.
6.-
NO PREPARAR SÓLO NUESTROS ARGUMENTOS SINO TAMBIÉN A NUESTRA AUDIENCIA PARA
NUESTROS ARGUMENTOS. Necesitamos pensar sobre lo que la otra
parte tiene que haber visto, experimentado, sentido o comprendido para poder
empezar a ser receptivos s nuestros argumentos o perspectiva. Las mejores
propuestas o ideas no serán bien recibidas si la audiencia no está en
condiciones de escuchar, entender y evaluar lo que decimos de forma adecuada.
7.-
CONSIDERAR TODAS LAS EXPLICACIONES POTENCIALES SOBRE EL COMPORTAMIENTO DE LA
OTRA PARTE, NO COMENZAR ASUMIENDO QUE EXISTE INCOMPETENCIA O MALAS INTENCIONES.
Es
crucial que los negociadores investiguen que otros factores además de los
anteriores pueden estar motivando que la otra parte se comporte de una forma
que parece agresiva, poco ética, injusta o irracional. Evidentemente tras un
examen exhaustivo podemos concluir que realmente van a por nosotros pero es
mejor que no comencemos con esa idea ya que en muchos casos intervienen otros
factores.
8.-
IDENTIFICAR TODAS LAS BARRERAS: ESTRUCTURALES, PSICOLÓGICAS Y TÁCTICAS. No
todas las negociaciones deben acabar con un acuerdo. Si lo mejor que podemos
ofrecer a la otra parte es peor que las alternativas que tienen no alcanzar un
trato puede ser la mejor opción para ellos.
Es importante considerar las barreras que pueden dificultar el llegar a
acuerdos. Existen tres tipos que los negociadores deben considerar
fundamentalmente:
a).- Psicológicas: son
las que existen en la mente de las personas tales como la desconfianza, el ego,
las emociones o el exceso de confianza.
b).- Estructurales: son
las que están asociadas a las “reglas del juego” establecidas, tales como la
presión del tiempo, insuficiente información,…
c).- Tácticas: surgen
de los comportamientos y elecciones de la otra parte, tales como la utilización
de tácticas agresivas que provocan represalias, no intercambiar información,…
Es conveniente
conocerlas lo antes posible para poder evaluarlas y buscar las herramientas más
apropiadas para combatirlas.
9.- PENSAR EN LOS FUTUROS
INCENTIVOS Y OPCIONES, LO QUE NO ES NEGOCIABLE HOY PUEDE SERLO MAÑANA . En las negociaciones es crucial
tener en cuenta cómo se va a ir desarrollando el entorno estratégico con el
paso del tiempo y cómo podemos moldear dicho desarrollo. Una táctica que puede
no ser adecuada en el presente puede serlo en el futuro.
La
forma en la que la otra parte aborda la negociación no sólo va a ir cambiando a
lo largo de semanas, meses y años sino que, también, puede ser modelada por las
acciones que vayamos tomando.
10.-
SER COMPLACIENTE SIGNIFICA “IR CON” NO “ CEDER”. Entender,
adoptar y hacer uso de la perspectiva de
la otra parte para avanzar nuestra posición.
Para ello necesitamos tener una comprensión clara y sin prejuicios de
cómo contempla la situación la parte contraria y de las métricas que van a
utilizar para evaluar las ideas y opciones.
Si es necesario ceder
el control a la hora de proponer la solución pero aclarar las condiciones que
la otra parte debe incluir.
En ocasiones no existe
una sola perspectiva dominante sino que nos encontramos con dos fuertes
filosofías compitiendo por dominar. En estos casos se puede solucionar el
potencial conflicto si:
a).- Una de las partes
puede adoptar el enfoque de la otra sin sacrificar su capacidad para articular
demandas clave.
b).- Las dos partes
acuerdan un nuevo marco que no concede ninguna ventaja a cada una de ellas.
11.-
PENSAR DE FORMA TRILATERAL. Hay que considerar el
papel que juegan todas las partes que se van a ver afectadas por una
negociación. Tenemos que analizar las relaciones
que cada parte tiene con otras partes. El error consiste en imaginar sólo las
posibilidades que existen entre las partes que se encuentran en la mesa de
negociación. Para evitarlo tenemos que definir el espacio de la negociación. Éste está formado por:
a).- Cualquier parte
que puede influir en el acuerdo.
b).- Cualquier parte
que pueda ser influida por el acuerdo.
Cuanto más ampliemos el
análisis del contexto externo más
podremos comprender el comportamiento de la otra parte y seremos capaces de
revisar nuestra estrategia cuando ocurren hechos relevantes en el espacio de la
negociación.
El autor ha
desarrollado un marco de análisis (ICAP) para intentar comprender a todas las partes
que intervienen en una negociación
conocer cuáles son los intereses, limitaciones, alternativas y
perspectivas de todas las partes. A través de él nos preguntaremos en relación
con:
a).- Sus intereses:
¿Qué valoran las otras partes?, ¿Qué es lo que quieren y por qué?, ¿Cuáles son
sus prioridades relativas?, ¿Por qué buscan un acuerdo?, ¿Por qué ahora?, ¿Qué
les preocupa?, ¿Qué objetivos quieren alcanzar con la negociación?, ¿Pueden
cambiar a sus intereses con el tiempo?, ¿Cómo?,…
b).- Sus limitaciones:
¿Qué cosas pueden hacer y cuáles no?, ¿En qué cuestiones tienen una mayor o
menor flexibilidad y en cuáles tienen las manos atadas?, ¿Cómo pueden cambiar
las limitaciones con el tiempo?, ¿Existen otras partes con las que se puede
negociar que tienen menos limitaciones?,…
c).- Sus alternativas:
¿Qué les va a pasar a esas partes si no se llega a un acuerdo?, ¿Existen
opciones externas, fuertes o débiles?, ¿Sus alternativas mejorarán o empeorarán
con el tiempo?,…
d).- Sus perspectivas: ¿Cómo
interpretan el acuerdo?, ¿Cuál es su patrón mental?, ¿es una prioridad alta o
baja para ellos?,…
Si comprendemos sus
intereses seremos más capaces de diseñar acuerdos que creen valor para todas
las partes, si conocemos sus limitaciones sabremos qué concesiones no podremos
obtener porque tienen las manos atadas,
si valoramos sus alternativas podremos evaluar las ventajas que les podemos
aportar con nuestra propuesta y si entendemos su perspectiva (psicológica,
organizacional o cultural) podremos anticiparnos a las barreras que pueden
surgir.
12.-
SI ALCANZAR UN ACUERDO HOY ES IMPOSIBLE PROCURAR MEJORAR NUESTRA POSICIÓN Y
CREAR OPCIONES DE VALOR PARA EL FUTURO. Para mejorar nuestra posición debemos
auditar nuestras debilidades en nuestra capacidad negociadora actual y tomar
medidas para eliminarlas y si el problema es que contamos con opciones
estratégicas limitadas podemos invertir en crear opciones de valor invirtiendo
en costosas acciones hoy que van a generar ventajas en el futuro.
Sólo por el hecho de
que el futuro sea incierto y existan muchos factores que no podemos
controlar no significa que no podamos
adoptar una perspectiva estratégica a largo plazo. En negociaciones
especialmente complicadas y largas debemos estar dispuestos a realizar
sacrificios inteligentes a corto plazo y hasta tomar decisiones que parecen
contraproducentes pero que pueden producir oportunidades beneficiosas en el
futuro.
13.-
NO ESCOGER UNA ESTRATEGIA GANADORA DEMASIADO PRONTO. Tenemos
que mantener las opciones abiertas y fortalecer nuestra habilidad de cambiar de
líneas de acción, procurando evitar caer en el “prejuicio de la confirmación”
por el que dedicamos todo nuestro entusiasmo y atención a un enfoque y a empezar
a desarrollarlo dejando de evaluar de forma justa el resto de opciones.
14.-
CONSIDERAR A LA OTRA PARTE COMO SOCIOS Y NO COMO OPONENTES. Cuando
nos enfrentamos a alguien solemos considerar a esa persona como nuestro
adversario o hasta como un enemigo. Esta es una reacción comprensible pero que
puede resultar potencialmente peligrosa porque tendemos a pensar y actuar de
forma diferente según consideremos a la persona que está al otro lado de la
mesa de negociación. Normalmente mostramos menos tolerancia, menos esperanza de
llegar a un acuerdo y un deseo reducido de negociar constructivamente con vuestros
enemigos.
Lo más adecuado es
recordar que las personas con las que estamos negociando no son competidores,
aliados, enemigos o amigos sino personas que como nosotros tienen intereses, limitaciones, alternativas
y perspectivas. Como negociadores nuestra labor consiste en reconocer estos
factores y comprenderlos y enfocar la situación de acuerdo con ellos.
15.-
CENTRARNOS EN CREAR VALOR. Es
sencillo en situaciones que no son complicadas
pero si son complejas, por ejemplo por existir muchas partes, muchos
intereses divergentes o falta de claridad y consenso puede plantear
dificultades. En estos casos puede ser útil el plantearnos la siguiente
pregunta; ¿Cuál puede ser la solución que maximice el valor? ¿Existen formas de
crear valor?
Una de las razones por
las que no somos capaces de encontrar alguna forma de generar valor es que
pensamos que la situación es imposible. En estos casos podemos empezar por imaginar
un mundo en el que lo imposible sea posible y describir cómo sería ese mundo. Esta
técnica es útil ante posturas intransigentes. Cuando la otra parte dice que
algo no se puede hacer o que no pueden aceptar una petición nuestra podemos
decirles que imaginen un mundo en el que nos pueden decir “sí” y que nos digan
cómo sería. De esta forma hemos desviado la conversación de lo que no se puede
hacer a por qué no se puede hacer.
16.-
ENTENDER LAS FUERZAS QUE LEGITIMAN LA PERSPECTIVA Y COMPORTAMIENTO DE CADA
PARTE SI QUEREMOS RESOLVER CONFLICTOS. Tenemos que comprender
lo que es sagrado para la otra parte y evitar pedir concesiones sobre esos
temas como una condición para llegar a
un acuerdo.
No pedir a las personas
que olviden el pasado, animarles para que encuentren formas de creación de
valor para que apliquen las lecciones aprendidas.
17.-
NUNCA DEJAR QUE EL MIEDO DICTE NUESTRA RESPUESTA A LOS PROBLEMAS DE INTERACCIÓN
HUMANA. Una de las reacciones más naturales que
experimentamos en una situación de conflicto es el miedo por ejemplo a la
desunión interna, a ser percibido como débil, a ser el único que defiende una
postura o de ser explotado. Pero éste no debe ser el único factor que dicte la
forma en que nos relacionamos con nuestros adversarios o enemigos, ya que si lo
es no podremos mitigar o resolver los conflictos.