Graham Ward en INSEADKnowledge del pasado 23 de julio plantea que la incorporación de la
Inteligencia artificial (IA) va a impactar de forma significativa en el
liderazgo de las organizaciones al transformar la toma de decisiones, la
gestión de los equipos y los procesos de innovación. Los líderes se deberán
adaptar para equilibrar las nuevas tecnologías de forma eficaz y para abordar
los nuevos aspectos éticos y culturales que van a surgir.
La IA tiene el
potencial de liberar creatividad, promover la conexión humana, imaginar nuevas
formas de aprender, automatizar tareas existentes y fomentar nuevas tareas
adaptativas que requieren empatía y estas posibilidades suscitan tantas
oportunidades como desafíos.
Lo que está claro es
que los líderes seguirán siendo indispensables para ayudar a sus equipos y
organizaciones a navegar por este nuevo mundo y para hacerlo con éxito es vital
que adopten un patrón mental dual,
mientras ayudan a mantener y crear momentos de interacciones profundas y
reflexivas.
Ronald Heifetz en su
“Marco de Liderazgo Adaptativo” distingue entre retos técnicos ( destrezas
técnicas necesarias para utilizar la IA) y adaptativos ( estrategias para
equilibrar las herramientas de IA para
conseguir ventajas competitivas) y mantienen que los líderes deben destacar en
ambos dominios al tiempo para navegar por el entorno de la IA de forma eficaz.
La IA no piensa, razona
o racionaliza como un humano y no puede utilizarse para reemplazar estas
actividades y, es precisamente allí donde el factor humano es indispensable.
Los líderes deben calibrar los outputs de la IA para minimizar las disrupciones
y asegurar el menor daño. Tienen que ser capaces de entender y explicar cuando
deben aceptar una recomendación de la IA y cuando un humano debe invalidar una
decisión de la IA.
La integración de la IA
en el entorno laboral produce ansiedad. Los empleados pueden resistirse a
incorporar la IA en sus vidas laborales por el temor de que pueda debilitar sus
roles y la necesidad de los mismos. A corto plazo la IA originará despidos al
automatizar tareas rutinarias, lo que incrementará las preocupaciones sobre el
aumento del paro. Por ejemplo, podemos imaginar las ventajas de no tener que
contestar nunca más a un correo, como el tiempo liberado, pero estas
interacciones son las que con frecuencia hacen que las personas se sientan productivas
y valiosas. Los líderes deben ayudar a ayudarles a encontrar nuevos propósitos
y roles en un mundo movido por la IA evitar problemas. Para ello, por ejemplo,
deben asegurarse de que la IA complementa a la inteligencia humana en lugar de
eclipsarla, manteniendo un equilibrio que fomente un compromiso con significado
y la creatividad. Al fomentar un diálogo abierto y colaboración pueden crear
una cultura donde la IA sea contemplada como un aliado, en lugar de como una
amenaza.
Otro factor que
incrementa la ansiedad de los profesionales tiene relación con la competencia.
Mientras la IA destaca al contestar preguntas y hasta es capaz de formular
otras nuevas, puede, también, agregar mayores volúmenes de información sobre un
tema que cualquier humano. Por tanto ser considerado un experto no tiene tanto
peso ahora cuando una máquina puede tener el mismo nivel de conocimientos sobre
un tema.
Los profesionales
pueden necesitar cambiar su patrón mental de “soy la persona que resuelve
problemas” a “soy la persona que busca nuevas fronteras y descubre soluciones”.
El elemento humano sigue siendo crucial para afinar la dirección del camino, asegurando
que está alineada con los matices estratégicos, emocionales y contextuales de
cada situación.
La verdadera empatía y
la conexión humana son irremplazables. Los líderes deben priorizar la
interacción humana utilizando la IA como un complemento, en lugar de un
reemplazo de esa interacción. La generación Z , que ha crecido con la IA, se
está enfrentando a retos significativos de soledad y ansiedad.
Los líderes deben
abordar estas situaciones promoviendo entornos donde la IA amplíe en lugar de
reducir las conexiones humanas. Los momentos humanos pueden necesitar ser
manufacturados al persistir el trabajo en remoto y se automaticen tareas
mundanas como redactar un e- mail. Reuniones presenciales, sesiones de intercambios de ideas y
discusiones colaborativas entre los departamentos de una organización van a ser
cada vez más vitales.
La IA va a conducir a
modelos de liderazgo más distribuidos
donde la toma de decisiones será más descentralizada, ya que concederá a los
roles de una estatus más elevado una mayor autonomía. Los líderes tendrán que
navegar las nuevas dinámicas con cuidado para asegurar la equidad y la justicia
en todos los niveles de la organización. El poder y la influencia van a ser
cada vez más fluidas haciendo que las jerarquías tradicionales se vuelvan
obsoletas.
Las encuestas sobre
compromiso serán muy importantes para que los líderes sepan cómo promover el
bienestar y la productividad. AL comprender y responder a los sentimientos de los
profesionales los líderes pueden crear un entorno laboral que facilite el
compromiso y el apoyo. Los valores que se asuman en un mudo post IA serán más
importantes que nunca para guiar la
forma en la que utilizamos la tecnología para incrementar el bienestar humano y
el éxito de la organización.
Los líderes van a
seguir siendo indispensables para crear momentos de profundo compromiso humano
y para guiar a sus organizaciones a través de las complejidades de esta
revolución tecnológica. Su habilidad para aprovechar el potencial de la IA
mientras preservan el toque humano será clave para un éxito sostenible y para
un progreso que tenga un significado.