Friederike Fabritius en “The
Brain – friendly workplace. Why
talented people quit and how to get them to stay”, cuestiona la utilidad de
muchos de los test de personalidad que se utilizan en la actualidad. Estos
tests como el de Myers – Briggs, por ejemplo, carecen de una base científica y
son muy susceptibles ante el sesgo de confirmación.
En 2015 Joseph Stromberg y Estelle Caswell confirmaron
los resultados fuertemente inconsistentes en aproximadamente el 50% de los
participantes en un estudio, en el que
cumplimentaron dos veces el test de Myers – Briggs en un periodo de 5 semanas. Pero
las empresas continúan utilizando esta prueba para separar a los profesionales
en “tipos” y asignarles a diferentes responsabilidades y programas de formación.
El Inventario del
Temperamento de Helen Fisher en 2005 es
el único validado por la neurociencia en la actualidad. Los cuatro sistemas
mentales que mide han demostrado en investigaciones posteriores ser universales
y se encuentran en todas las culturas.
La autora describe 4 “firmas
o distintivos” mentales, mencionadas en la entrada anterior, basándose en las investigaciones de Fisher. Éstas
varían ampliamente dentro de un espectro: por ejemplo podemos tener un sistema
cerebral elevado en dopamina pero solo manifestar algunos de los rasgos de la
personalidad asociados con niveles elevados de dopamina en el cerebro. Además
la naturaleza y la nutrición son factores igual de importantes: nuestros
cerebros en el feto están determinados por el estrógeno y la testosterona en el
útero y el desarrollo de nuestro sistema mental se ve afectado por las
experiencias positivas y negativas mientras crecemos.
Nuestro entorno actual
tiene, también, un enorme impacto en la forma en que se muestra nuestra
personalidad. Por ejemplo en un entorno laboral muy estresante una persona con
actividad alta en sus sistema mental de testosterona puede mostrarse enfadada y
agresiva. Por el contrario una persona con niveles altos de estrógeno puede
reaccionar volviéndose muy indecisa, emocional y agobiada; otra con niveles
altos de dopamina se puede volver muy impaciente y hasta hiperactiva y por
último si tiene niveles altos de serotonina puede actuar con rigidez, cabezonería
y sentirse extremadamente preocupada.
En un entorno laboral
amigable las personas con testosterona elevada pueden liderar con energía y
decisión, las que tienen los estrógenos altos fomentarán las relaciones en el
equipo y utilizarán el pensamiento lateral para ofrecer soluciones
sorprendentes a problemas complicados, los profesionales con altos niveles de
serotonina se preocuparán de detalles
críticos como la regulación y normativa y los de niveles elevados de dopamina
aportarán creatividad a la solución de problemas y mantendrán a los demás
optimistas y orientados hacia las metas.
Todos tenemos además de
un “sistema” dominante los otros tres, pudiendo pasar de uno a otro en función
de la circunstancia. Por ejemplo, como explica Helen Fisher: “Puedo tener
niveles elevados de estrógeno con sus rasgos que se manifiestan cuando estoy en
un grupo, pero al trabajar sola puedo ser fundamentalmente dopamina para ser
creativa y estar centrada en mi trabajo. “
CARACTERÍSTICAS DE LOS
SISTEMAS:
I.- DOPAMINA EN ACCIÓN
En el trabajo los
profesionales con niveles elevados de dopamina adoran explorar y probar cosas
nuevas. Aportan humor y diversión al entorno laboral y pueden ser muy
carismáticos e inspiradores. Ayudan, a través de la risa, a elevar los niveles
de dopamina, generando euforia e incrementando así la motivación. Son capaces
de elevar el estado de ánimo y el desempeño de todo un equipo.
Si queremos mantener felices
a estos profesionales debemos fomentar su capacidad de ser creativos, su
libertad y su autonomía, facilitándoles nuevos proyectos, promociones
frecuentes y cambios de trabajos. Hay que conseguir que sus vidas laborales
sean interesantes, frescas y gratificantes, procurando evitar ahogarles en la
rutina, porque se sentirán mal.
Las personas con
niveles altos de dopamina pueden resultar estresantes para los que no lo son porque
tienen un exceso de energía, adoran los cambios y pueden resultar poco
estructurados e impacientes. Especialmente cuando alguien tiene niveles altos
de dopamina y testosterona, debe tener cuidado porque tendrá tendencia a ser
dominante y puede llegar a mostrarse agresivo si se siente estresado.
II.- NAVEGANDO CON LA
SEROTONINA
Pueden ser cautas,
aunque no temerosas, salvo que se sientan muy estresadas. Al desencadenar la
serotonina liberación de estrógenos y de oxitocina, la hormona de los abrazos,
suelen ser muy buenos a la hora de establecer relaciones. Confianza y sensación
de comunidad.
La serotonina tiende a
suprimir la testosterona, que puede elevarse como respuesta al miedo, ira y agresividad,
lo que ayuda a que estas personas mantengan la calma y estables ante una
crisis. Las personas con niveles altos pueden
ser menos agresivas bajo presión que las de cualquiera de los otros sistemas
mentales lo que hace que sean valiosas en los entornos laborales.
Las personas con altos
niveles de serotonina generalmente prefieren entornos ordenados y bien
organizados. Algunas poseen una variante genética en el sistema de serotonina
que incrementa su capacidad para entender y procesar información numérica.
En los casos extremos
niveles altos de serotonina están asociados a ansiedad y preocupación. Cuando
se sienten estresadas las personas con este sistema mental pueden, por ejemplo,
paralizarse por la ansiedad pensando en lo que lso demás pueden pensar de
ellas.
Algunas drogas
psicodélicas como LSD o DMT tienen estructuras químicas que se asemejan a la de
la serotonina. Los científicos creen que la activación de receptores de la
serotonina es clave en sus efectos alucinatorios y en los sentimientos de
alegría que puede engendrar, pero un exceso de actividad en el cerebro causa
ansiedad y desmadre y falta de control.
En el entorno laboral
las personas con altos niveles de serotonina pueden convertirse en buenos directivos
porque las personas que trabajan con ellos pueden considerar que son estables y
dignos de confianza, mantienen la calma bajo presión y son buenos a la hora de
construir relaciones en los equipos y mediar en los conflictos.
Estos profesionales son
meticulosos y trabajarán mejor en entornos que les faciliten una rutina diaria
sin grandes sorpresas. Valoran la
seguridad y las oportunidades de ascender a puestos de mayor responsabilidad.
Los ejecutivos con
altos niveles de serotonina prefieren desarrollar profundas relaciones con sus
equipos y quedarse con ellos durante mucho tiempo más que rotar frecuentemente
en distintos puestos y cambiar por cambiar.
III.-
VIVIENDO CON TESTOSTERONA
Las personas con altos
niveles de testosterona disfrutan compitiendo y son muy independientes. Son francas,
directas y centradas. Consiguen hacer las cosas y muchas de ellas son valientes
y altruistas, por ejemplo, siendo capaces de entrar en un edificio en llamas
para salvar a un extraño.
Son pensadores lineales
que disfrutan averiguando cómo funcionan las máquinas y otros sistemas. La
neurociencia ha descubierto que el hemisferio derecho del cerebro que facilita
las habilidades espaciales se moldea por la testosterona.
En ocasiones las
personas con este sistema mental se muestran vulnerables a ser desbordadas por
sus emociones, especialmente por la ira, y pueden recurrir al bullyuing y a juegos de poder para reafirmar su dominancia.
Investigaciones han demostrado que las mujeres se vuelven más asertivas, tienen
más seguridad en sí mismas y son más valientes después de la menopausia cuando
los niveles de estrógenos descienden, poniendo en evidencia la actividad de la
testosterona en sus cerebros.
Los ejecutivos con
altos niveles de testosterona son analíticos y directos. Respetan el
razonamiento lógico y la investigación sistémica. Sorprendentemente también aprecian
cuando sus subordinados les hacen frente, siempre que la intervención sea
inteligente, ya que disfrutan con el debate si es de alto nivel.
Los profesionales con
altos niveles de testosterona valoran el logro y desean respetar a sus colegas,
rechazando las conductas manipulativas. En ocasiones este tipo de personas
pueden mostrarse “ciegas” a los sentimientos del os demás, lo que puede hacer
que parezcan impersonales, fríos y distantes. Prefieren entornos laborales que
les permitan trabajar con mucha autonomía y poca supervisión. Quieren hacer las cosas rápidamente sin tener
que estar constantemente dando cuentas a un supervisor. Pueden llegar a
descuidar su salud, especialmente cuando se encuentran muy centrados en un
proyecto.
IV.-
EXPLORANDO EL ESTRÓGENO
Las personas con altos
niveles de estrógeno son muy intuitivas ya que la exposición a estos niveles
del feto hace que éste establezca más conexiones laterales entre los hemisferios
cerebrales. Esto lleva a que puedan identificar patrones entre datos
aparentemente aleatorios. El estrógeno favorece, también, el desarrollo de
circuitos neuronales que conectan el cerebro con la piel, el estómago, el corazón
y otros órganos, lo que conduce a intuiciones o premoniciones.
Estas personas
experimentan, asimismo, una mayor actividad en su sistema de neuronas espejo,
que son las que nos permiten aprender por imitación, jugando un papel muy
importante en nuestra vida social. También, se sienten muy interesadas por los
demás y buscan relacionarse con otras personas y crear conexiones con ellas. Tienden
a ser altruistas, pero su altruismo va más dirigido a involucrarse en
organizaciones solidarias más que a entrar en edificios ardiendo para salvar a
alguien.
Tienen tendencia a la
rumiación y a la preocupación lo que les puede llevar al pesimismo y a la
autocrítica improductiva. En condiciones de estrés pueden caer en los chismorreos y en comportamientos traicioneros. En estos
caso en el trabajo puede ser conveniente mantener charlas “corazón – corazón” para
intentar disminuir su estrés.
Los ejecutivos con
altos niveles de estrógenos aportan intuición, empatía y pensamiento creativo
lateral al entorno laboral. Buscan generar cooperación y armonía y tienen el
don de la diplomacia. Estos rasgos hacen que sean unos excelentes líderes de
equipos que crean entornos laborales positivos y estimulantes. Pueden tener en ocasiones que esforzarse en
ganar el respeto de otros líderes con niveles altos de dopamina y testosterona
que pueden confundir se e interpretar sus fortalezas como debilidades. Un líder
con gran experiencia y altos niveles de estrógeno normalmente puede vencer estas
reticencias y conseguir obtener el respeto de sus compañeros.
El dinero y el estatus
no son tan importantes como el tener un impacto positivo en el mundo. Con
frecuencia son activistas, promoviendo causas humanitarias. Tienden a tener
buenas capacidades verbales y les suele gustar escribir y aprender idiomas.
Como aspectos negativos
pueden descuidar aspectos críticos de un proyecto, por lo que es bueno
emparejarles con profesionales con altos niveles de serotonina que se fijan en
todos los detalles.
Buscan el equilibrio
entre vida profesional y laboral y entornos laborales amables que les permitan
la conciliación.