El pasado 22 de noviembre se celebró en Madrid, la jornada Speexx Exchange 2012dedicada a la situación actual del e-learning. Luis Huete, profesor de IESE, pronunció la conferencia inaugural “El talento siempre triunfa”.
Describió el talento como la capacidad de obtener resultados, de aportar y de influir y estaría compuesto por los conocimientos y competencias que se apalancarían con la fuerza de las actitudes y los estilos cognitivos (creencias y hábitos).
Las actitudes serían la parte visible de un iceberg y en la oculta se encontraría el autoconcepto que tenemos de nosotros mismos y de nuestras circunstancias. Luis Huete señaló que parte del talento consiste en ser cuidadoso con nuestra conversación interior, ya que influye en las actitudes, para procurar que ésta sea optimista y sea capaz de transmitirilusión, ganas de hacer cosas y de analizar las experiencias con un enfoque positivo.
Con respecto a los estilos cognitivos explicativos destacó que todos tenemos hábitos en nuestra forma de pensar. Hay que vigilarlos porque pueden llegar a bloquear los conocimientos y a transmitir energía negativa. Diferenció los siguientes estilos:
1.- Pesimista, que va unido a la tristeza y a la negatividad, lo que resta capacidad de actuación y se convierte en un aliado de la pereza, dando carta libre a la actitud de no hacer nada.
2.- Optimista. Consigue hacer más cosas porque no se desanima y sigue intentándolo.
3.- Reactivo. Busca la autoexclusión. Aliado de “no quiero tener problemas”, “de entrada, no”, “este no es mi problema”,…Demuestra inseguridad.
4.- Proactivo. Característico de las personas que buscan ser parte de las soluciones.
5.- “Sabelotodo”. Se da en personas que no saben escuchar, pontifican y pretenden que los demás se adapten a ellos.
6.- Aprendiz. Se caracteriza por su capacidad de tener interés intelectual, de aprender, de desaprender si es necesario, de apertura ante las ideas nuevas. Representa una forma de vivir.
7.- “¿Qué hay de lo mío?”. Se manifiesta en las personas centradas exclusivamente en sus intereses.
8.- “¿Qué hay de lo nuestro”. Se da en personas solidarias, que buscan el bien común.
Los hábitos se desarrollarían cuando existe un deseo, fruto de una ilusión, necesidado de un temor, se aportan conocimientos y se repiten los comportamientos.
Luis Huete concluyó su intervención destacando que existen tres estados emocionales deseables que debemos fomentar ligados a :
1.-La curiosidad, ya que predispone a la innovación.
2.- La alegría tranquila, ya que es contagiosa y facilita la flexibilidad y el poder disfrutar con lo que se hace, logrando que nos guste lo que tenemos que hacer y encontrar un sentido a lo queno nos guste.
3.- El aprecio, el cariño, el poner el corazón en lo que tenemos que hacer, ya que predispone a la generosidad y al sentimiento de servicio.
Timothy Ferriss en su libro "La semana laboral de 4 horas" plantea que no hace
falta trabajar más, sino trabajar mejor. Propone un proceso para lograr
reinventarnos, en el que señala los diferentes aspectos que tenemos que considerar con respectoa nuestro estilo de vida. Los pasos que
sugiere son:
I.- DEFINICIÓN:
En este
apartado incluye sus fundamentos para el diseño de una vida nueva y presenta
las siguientes ideas:
1.-
Diferenciar entre el ir en contra de lo establecido y ser tonto. Lo diferente
es mejor cuando es más efectivo o más divertido. Si todo el mundo resuelve un
problema de una manera con resultados deficientes, es hora de preguntarse lo
que ocurriría si se hiciese lo contrario. No hay que seguir un modelo que no
funcione.
2.-El
interés y la energía son cíclicos. Alternar períodos de actividad y de descanso
es necesario para sobrevivir, no digamos para crecer.
3.- Hacer
menos no es vagancia. Hacer menos trabajo fútil para concentrarse en cosas de
mayor importancia para uno NO es pereza. Esto nos resulta difícil de aceptar
porquenuestra cultura recompensa el
sacrificio personal en lugar de la productividad personal. Tenemos que
concentrarnos en ser productivos no en estar ocupados.
4.- Nunca
es buen momento. Para la mayoría de las cosas importantes, el momento siempre
es pésimo. si algo es importante para nosotros y queremos "hacerlo algún día"
hay que hacerlo y corregir el rumbo mientras caminamos.
5.- Mejor
pedir perdón que pedir permiso. Si no vas a destrozar a quienes te rodean,
inténtalo y luego justifícate. si el daño potencial es moderado o reversible,
no debemos dar a los demás la
oportunidad de decirte que no. La mayoría de la gente se apresurará a detenernos
antes de empezar, pero dudarán en intervenir si ya nos estamos moviendo.
6.- No
debemos esforzarnos en corregir nuestras debilidades, tenemos que potenciar nuestras
fortalezas. la mayoría somos buenos en unas cuantas cosas y desastrosamente
malos en otras muchas. Se trata de elegir entre multiplicar resultados
ayudándonos en nuestras fortalezas o incrementar el grado de mejora
fortaleciendo nuestras debilidades para, como mucho, alcanzar un nivel
mediocre.
7.- Las
cosas llevadas al exceso se convierten en lo contrario. En exceso, muchos
empeños y posesiones se convierten en sus opuestos ( los pacifistas se
convierten en militantes, la ayuda se transforma en molestia,...). Por
consiguiente , al hablar de diseño de vida no interesa crear un exceso de
tiempo ocioso, sino de utilizar el tiempo libre de forma positiva.
8.- El
dinero por sí mismo no es la solución. "Si tuviera más dinero" es la
manera más fácil de posponer realizar una autocrítica profunda que nos lleve a
tomar las decisiones necesarias para crear una vida de la que disfrutar ahora y
no después.
9.- El
"distrés"( conjunto de estímulos dañinos que nos debilitan)es malo, el "eustrés" (estrés sano
que constituye un estímulo para crecer) es bueno. Quienes evitan las críticas
fracasan. hay que evitar la crítica destructiva, no toda forma de crítica. No
se puede avanzar sin "eustrés" y cuanto más podamos crear o aplicar a
nuestra vida, antes haremos nuestros sueños realidad. El secreto está en
distinguir uno del otro.
10.-
Definir nuestros miedos equivale a vencer nuestros miedos.
11.- Desenmascarar el miedo disfrazado de optimismo. El miedo tiene muchas
facetas. La mayoría de los inteligentes del mundo lo disfrazan de la negación
optimista, pero las cosas y situaciones no se arreglan solas. Si nos estamos
engañando a nosotros mismos, es hora de parar y planificar como cambiar.
12.- Hacer
lo insensato es más fácil que hacer lo sensato. Si creemos que podemos hacerlo
es más fácil conseguirlo.Las metas
insensatas y poco razonables a veces son más fáciles de conseguir porque
suponen un estímulo que proporcionan el aguante necesario para superar las
inevitables dificultades y tribulaciones que acompañan a la consecución de
cualquier meta. Las metas realistas, las encuadradas en el grado de ambición
medio, no motivan y ante la primera dificultad, es fácil abandonar. Si la
recompensa potencial es mediocre o media, es más difícil esforzarse.
13.-
Plantear qué es lo que realmente nos hace ilusión. Ilusión es el sinónimo
llevado a la práctica de felicidad y es lo que debemos aspirar a conseguir. El
aburrimiento es el enemigo.
14.-
Corregir el rumbo. Para ello el autor sugiere utilizar el “onirograma”
que consiste en poner plazos de consecución a lo que podemos considerar
nuestros sueños. Se parece mucho a fijar metas, pero difiere en varios aspectos
fundamentales:
a).- Las
metas pasan de ser deseos ambiguos a pasos bien definidos.
b).- Para
ser eficaces las metas no pueden ser realistas.
c).-
Pretende encontrar actividades que llenan el vacio que se produce al reducir
las horas de trabajo.
Ferriss
señala que trazar nuestro propio “onirograma” es un proceso divertido, pero
también difícil y que cuanto más nos cuesta hacerlo, es signo de que realmente
lo necesitamos. Como ayuda propone utilizar formularios que se pueden encontrar
en su blog: www. four-hourblog.com.
15.- Las
acciones más importantes nunca son cómodas. Si queremos vivir de forma
distinta, necesitamos tomar decisiones y proponer soluciones en lugar de
pedirlas para obtener las respuestas que deseamos.
II.- ELIMINACIÓN:
En este
paso pretende el autor que reflexionemos para lograr cargarnos lo que él llama
“la obsoleta noción de la administración del tiempo”. De este apartado propone
extraer el primero de los ingredientes del diseño de una vida de lujo: el
tiempo.
Estar ocupado
suele ser un pretexto para evitar unas pocas acciones incómodas que son las que
de verdad importan. Si queremos convencernos de que estamos agobiadísimos las
opciones son infinitas.
En el
proceso e liberación de las tareas inútiles es necesario en primer lugar
definir algunos conceptos:
1.- Ser
eficaz frente a ser eficiente. Ferris describe la eficacia como hacer cosas que
nos acerquen a nuestras metas, mientras que ser eficiente sería llevar a cabo
una tarea determinada (independientemente de que sea importante o no) de la
manera más económica posible. Ser eficiente sin pensar en la eficacia es el
modo en que el universo funciona por defecto. No debemos olvidar las siguientes
obviedades:
a).- Hacer
algo intrascendente bien no lo convierte en importante.
b).-
Exigir mucho tiempo no convierte a una tarea en importante.
No podemos
olvidar que lo que hacemos es más importante que cómo lo hacemos. La eficiencia
es importante pero es inútil si no la aplicamos a lo correcto.
2.-Aplicar
la Ley de Pareto para pensar:
a).- Qué
20% de causas son responsables del 80% de mis problemas y de mi infelicidad?
b).- ¿Qué
20% de causas producen el 80% de mi felicidad y deseos cumplidos?
El
propósito es encontrar dónde están nuestras ineficiencias para eliminarlas y detectar
nuestras fortalezas para multiplicarlas.
3.-
Considerar la Ley de Parkinson. Ésta dice que una tarea crecerá en importancia
y complejidad (percibidas) en relación con el tiempo asignado para llevarla a
cabo. Es la magia del fin inminente del plazo. Si tenemos poco tiempo para
realizar una tarea nos concentraremos en lo esencial. Esta circunstancia plantea un fenómeno muy curioso en relación
con estrategias de aumento de la productividad:
a).-
Limitar las tareas a las importantes para trabajar menos tiempo (80/20)
b).-
Acortar el tiempo de trabajo para limitar las tareas a las importantes (Ley de
Parkinson).
La mejor
solución es usarlas juntas, detectando cuáles son las pocas tareas
fundamentales y establecer plazos cortos para realizarlas.
4.- Tener
siempre en cuenta que el secreto para tener más tiempo es hacer menos cosas y
que para llegar a esta situación ayuda:
a).-
Escribir una lista de cosas que hacer.
b).-
Escribir una listas de cosas que no hay que hacer.
5.-
Cultivar la ignorancia selectiva. Es fundamental aprender a hacer caso omiso o
a redirigir toda la información e interrupciones que sean irrelevantes,
intrascendentes o que no sirvan para hacer algo. El primer paso consiste en
elaborar y seguir una dieta hipoinformativa, ya que los trabajadores del
conocimiento consumen datos en exceso y procedentes de fuentes en ocasiones
erróneas. Otras estrategias son :
a).-
Adquirir el hábito de preguntarnos si la información la vamos a utilizar para
algo importante y con carácter inmediato.
b).- Practicar
el arte de no terminar. Aprender a aceptar que empezar algo no significa
automáticamente terminarlo aunque no aporte ningún valor.
6.-
Interrumpir las interrupciones. Para el autor una interrupción es cualquier
cosa que impide completar una tarea crucial de principio a fin. Plantea tres
clases de “delincuentes” que suelen cometer el delito:
a).-
Malgastadores de tiempo: cosas de las que se puede hacer caso omiso con pocas
consecuencias o sin ellas. Las más normales son: reuniones, conversaciones, llamadas
telefónicas y correos electrónicos intrascendentes.
Para
evitarlos Ferriss propone dificultar el acceso de los demás y canalizar toda
comunicación hacia la acción inmediata. Destaca los siguientes pasos a dar:
·Reducir el consumo y la
producción de correo electrónico.
·Filtrar las llamadas
entrantes y reducir las salientes.
·Dominar el arte de la
negativa y aprender a evitar las reuniones.
b).-
Consumidores de tiempo: tareas o peticiones repetitivas que tienen que
realizarse o atenderse pero que suelen interrumpir el trabajo de importancia
superior. Entre ellas tenemos leer y contestar correos, hacer y devolver
llamadas, telefónicas, informes, recados personales, todo tipo de acciones y
quehaceres necesarios que se repiten en el tiempo.
El autor
sugiere que para vencerlos hay que hacer tandas y no vacilar. Reservar un
tiempo delimitado para realizarlas tareas recurrentes con un frecuencia determinada
evita perder el tiempo por las interrupciones frecuentes.
c).- Falta
de delegación de responsabilidades: casos en los que alguien necesita de una
aprobación para permitir que se haga una nimiedad.
Una forma
de no caer en ella consiste en ocuparnos procurar que los que nos rodean
aprendan a ser eficaces y eficientes.
En el número del pasado 10 de noviembre de la revista "The Economist" planteaban como una de las últimas modas en management la
utilización de vídeojuegos. Se llama "gamification" (gamificación) y pretende coger
principiosde los vídeojuegos y
aplicarlos a tareas más serias. El último libro sobre el tema; "For the win", lo han escrito Kevin Werbach, profesor de derecho y ética empresarial enWharton Business School y Dan Hunter profesor
de derecho enNew York Law School. En él los autores
defienden el que el enfocar los problemas como lo haría un diseñador de vídeojuegos puede motivar tanto a los profesionales como al resto de grupos de
interés de una organización y crear experiencias atractivas que pueden
transformar la forma de abordar el trabajo.
"Gamification" proviene
de la observación de que, para los no jugadores, gran parte de lo que hacen los
jugadores se asemeja a un trabajo duro.
Las bromas sobre que los juegos suponen un "segundo trabajo" son
constantes. Los jugadores son capaces de permanecer durante horas totalmente
concentrados y motivados hacia su tarea. Los gurus del management encuentran
esto fascinante,ya que proceden de un
mundo donde las personas tienen que ser remuneradas para conseguir que hagan
tareas repetitivas y por el contrario los jugadores están dispuestos a pagar lo
que sea necesario por el dudoso "privilegio" de intentar acometer
trabajos arbitrarios.
Se puede definir como la utilización de técnicas de diseño de juegos en
contextos distintos ajenos al mundo delos vídeojuegos. Muchas organizaciones están incorporando en el diseño de sus
procesos elementos de los vídeojuegos
para hacerlos más atractivos y divertidos, entre ellas tenemos a Microsoft,
Siemens, Deloitte, American Express, SAP, Nike, Nissan, Samsung y Cisco. Se
basan en pensar como un diseñador de juegos, pero no como un jugador, con la
finalidad de lograr que los “jugadores” que empiecen a “jugar” sientan el
estímulo y la necesidad de continuar haciéndolo al mismo tiempo que se divierten.
Incorporan conceptos como establecerun
reto o desafío, distintos niveles de complejidad que hay que superar, el
trabajo en equipo, determinar marcadores para el seguimiento, búsquedas en el
camino y desarrollo del proceso, alcanzar unas recompensas previamente
definidas y entrega de insignias de reconocimiento por los logros obtenidos. La
metodología comienza por la definición de los objetivos que se quieren
alcanzar, para posteriormente delinear los comportamientos clave o diana que se
tienen que seguir, hacer una descripción de las características que deben
reunir los “jugadores” y diseñar las actividades con un formato atractivo y
desplegando las herramientas apropiadas.
En el libro anteriormente mencionado, los autores ponen el ejemplo de una
competición interna que se realizó en Microsoft para detectar errores en las
traducciones del sistema operativo Windows. Se asignaba puntos a los que los
encontraban, que se recogían en una tabla que comprendía a todos los
profesionales de la compañía que participaban. De esta forma mezclaban el
feedback inmediato, por medio de los puntos, con el elemento de competición,
visualizado a través de la tabla. Los trabajadores de la empresa en Japón
llegaron a dedicar un día entero a buscar exclusivamente los errores.
Algunos diseñadores de vídeojuegos señalan
que con su utilización para otros fines realmente se están centrando en
aspectos anecdóticos como los puntos, las insignias y el feedback instantáneo y
se están perdiendo los aspectos más interesantes como la posibilidad de
explorar libremente mundos virtuales. Los críticos añaden, también, que los
beneficios son transitorios y que se puede presentar el problema de que los
profesionales se aburran y no puedan cambiar de tarea,como ocurre con los vídeojuegos. Otros
riesgos que señalan Werbach y Hunter son que la utilización de estas "recompensas"
(insignias, diplomas,...) puedanser
interpretadas como actitudes condescendientes y ser sistemas de compensación
sin coste para la organización y no motivar. Los autores citan experimentos que
sugieren que las recompensas intrínsecas, ligadas a disfrutar de una tarea por
la tarea en sí.
Los defensores de esta metodología
argumentan que funciona porque convierte en más atractivas las tareas, estimula
a los que la utilizan a comprometerse en determinados comportamientos
deseables, muestra un camino hacia la maestría y autonomía, ayudando a resolver
problemas aprovechando la tendencia natural del ser humano a "engancharse"
con los juegos. Proponen suutilización
en procesos de cara a los clientes externos: marketing, ventas,
fidelización,.., a los internos para mejorar lagestión de personas oincrementarlaproductividad o en procesos dirigidos a
cambios de comportamiento especialmente relacionados con la salud.
Robert Sutton en la
segunda parte del libro "Buen jefe, mal jefe", del que hablamos en dos entradas previas, continúa destacando las siguientes actuaciones que llevan a cabo
los que, a su juicio, son los mejores jefes:
III.-
SELECCIONAR PROFESIONALES CON TALENTOS CONECTIVOS.
Los mejores jefes no
solo reclutan a personas con habilidades especiales; seleccionan a
colaboradores que saben sumar su energía y talento al de los demás. La
interdependencia es un hecho ineludible y necesario en la vida de las organizaciones.
Los profesionales que son incapaces de relacionarse bien con los demás frenan
el rendimiento. El talento para relacionarse con los demás no sirve de nada si,
por supuesto, la persona no está capacitada para realizar su labor, pero los
mejores talentos si anteponen sus necesidades a las de sus compañeros y a las
de la empresa nen que trabajenson peligrosos.
El buen jefe cuando se
encuentra con problemas de rendimiento, se ve asolado por un conflicto serio o
está perdiendo colaboradores buenos de forma alarmante se debe preguntar
sia los profesionales a los que
considera “estrellas consagradas” están mejorando o socavando el rendimiento y
las relaciones entre los demás compañeros. Muchos jefes caen en la trampa de
mostrar una fe tan ciega en las superestrellas y en la competencia desenfrenada
que, si tienen la ocasión, seleccionan a ególatras e instauran sistemas de reconocimiento y
promoción que recompensan a estos profesionales a los que no les importan sus
compañeros y acaparan todo el reconocimiento no importándoles pasar por encima
de los demás para conseguirlo. Y aunque puede producirse un rendimiento
individual asombroso, la colaboración y la cooperación desaparecen, y con ellas
la innovación y la productividad. El problema de tratar el trabajo como un
juego de “yo gano, usted pierde”, no es sólo que el ambiente se vuelve muy
desagradable, sino que, también, perjudica al rendimiento. Lamentablemente,
muchos jefes que dicen fomentar la colaboración aplican sin querer sistemas de
recompensa que la pisotean. Son presa de lo que Steve Kerr denomina “la locura
de recompensar a A, mientras se tienen expectativas en B”: utilizan sistemas de
recompensa que alientan el egoísmo todos los días y en todos los sentidos, a la
vez que esperan que la gente se lleve bien con los demás.
Algunas personas son
más cruciales para el éxito colectivo que otras y cuando los jefes no se
esfuerzan por diferenciar a las personas que aportan contribuciones
constructivas de quienes no lo hacen, los que obstaculizan el trabajo del
equipo salen ilesos o, lo que es peor, son recompensados. Los jefes
cualificados procuran seleccionar y promocionar, siempre que pueden, a
profesionales con un historial de actos desinteresados y cooperativos. Buscan
profesionales que sean capaces de generar energía gracias a su optimismo acerca
de las posibilidades que se les presentan y que involucran totalmente a las
personas que tienen delante, valorando las ideas de los demás y ayudando a que
sus compañeros sientan que están haciendo progresos.
Los mejores jefes no
solo deben ser capaces, también ellos, de infundir energía a su equipo y
procurar seleccionar a profesionales que también sepan hacerlo y sean
emprendedores, deben combatir a los que adoptan posturas negativas. El
argumento para reformar, o en caso de no lograrlo prescindir de éstos se ve
reforzado por la investigación de Will Felps sobre las “manzanas podridas”.
Felps y sus colaboradores estudiaron lo que Sutton llama vagos(contrarios al
esfuerzo), deprimentes (que expresan ansiedad, pesimismo, inseguridad e
irritación, siendo una raza tóxica de consumidores de energía) e imbéciles(que
infringen las normas personales de respeto). Felps calcula que los equipos con
un solo vago, un deprimente o un imbécil acusan una desventaja en el
rendimiento del 30 al 40 % en comparación con los equipos que carecen de este
tipo de personajes. Dichas “manzanas podridas” son muy destructivas porque para
la mayoría de las personas los pensamientos, sentimientos y hechos negativos
tienen más efectos y durante más tiempo que los positivos.
Robert Sutton plantea
los siguientes trucos:
1.- Apreciary reconocerla labor que hacen los profesionales.
2.- Demostrar confianza
en los colaboradores y transmitirles que tienen el potencial de lograr resultados
excelentes.
3.- Librarse de los
profesionales negativos y de bajo rendimiento. Para ello los jefes deben
empezar por vencer lo que los psicólogos llaman la “parcialidad de la
confirmación” que se trata de un pensamiento selectivo en el quela persona suele
ver y buscar aquello que confirme sus creencias e ignorar o infravalorar la
relevancia de lo que las contradice. La parcialidad de la confirmación puede
hacer que los jefes emitan juicios excesivamente elogiosos sobre los
profesionales en los que han invertido mucho tiempo y dineroo que simplemente les resultan agradables o
admirables. Puede llegar a ocasionar la ceguera ante un rendimiento mediocre o
incluso pésimo de sus favoritos.
4.- Mantener unidos a
los grupos e ir introduciendo progresivamente nuevos miembros para que aporten
nuevas ideas.
5.- Protegerse de los
“ladrones de energía”.Ser jefe
significa que cuando ocurre algo malo o alguien está descontento, la resolución
del problema es nuestra responsabilidad. El pasar mucho tiempo con “manzanas
podridas” es nocivo, por lo que ha que evitarlo, si no se puede prescindir de
ellos. Hay que reservar la pasión y la creatividad para las personas que se
puedan beneficiar de ellas y desarrollar el arte de la indiferencia y el
distanciamiento emocional en nuestras relaciones con el resto de profesionales.
6.- Dividir y vencer.En los casos en los que se dirige a
profesionales sin habilidades conectivas y sus habilidades son irremplazables,
la mejor solución puede ser concebir su trabajo de forma que puedan trabajar de
forma lo más autónoma posible.
7.- Mirarse al
espejo.Si el equipo que lideramos se ve
arrastrado a una competencia disfuncional y estamos rodeados de
profesionalesque pueden considerarse
“manzanas podridas” hay que” mirarse al espejo” y plantearse por qué los
mejores no quieren trabajar con nosotros y por qué personas que en un principio
eran consideradas “estrellas” al estar en nuestro equipo se han convertido en
trabajadores nefastos. Posteriormente una vez analizadas las causas debemos
empezar a hacer las cosas de manera distinta.
IV.-VINCULAR
PALABRAS Y ACCIONES.
La “trampa del discurso
inteligente” se produce cuando los jefes y sus equipos saben lo que hay que
hacer y no cesan de hablar y escribir sobre ello y de estudiarlo, pero no pasan
a la acción. Por alguna razón, el aluvión de palabras (números, imágenes,…) generado
a través de conversaciones insustanciales, sesiones de lluvia de ideas,
discusiones prolongadas, planes estratégicos, declaraciones de objetivos,…puede
resultar reconfortante aunque no tenga ningún impacto en lo que los
profesionales tienen que hacer para alcanzar sus metas.
Para evitar caer en
esta trampa el autor propone:
1.- No ser un bocazas y
dejar que los colaboradores lleven la batuta. Como jefe se debe establecer una
jerarquía en la que los profesionales que sepan más sobre un problema sean quienes
más influencia ejerzan en dicha actividad. No hay que dejar que el equipo sea
víctima de la teoría del líder parlanchín, que mantiene que quien habla primero
y con más frecuencia suele ejercer una influencia excesiva en los demás,
incluso cuando sólo diga estupideces. Los buenos jefes son muy conscientes de
que los colaboradores que saben más, a veces son los que menos se hacen oír y
son los menos avasalladores. Cuando una persona con conocimientos no dice gran
cosa, la tarea de un jefe consiste en preguntarle qué piensa sobre el tema.
2.- Dejar que otros
hagan el trabajo, si no sabe hacerlo. En un mundo ideal los jefes se
encargarían siempre de tareas que conocieran a fondo. Pero eso no es siempre
factible, por lo que la labor de un jefe consistiría en formular buenas
preguntas, escuchar, recurrir a alguien con más experiencia y, sobre todo,
aceptar su propia ignorancia. Quienes no lo hacen así, se arriesgan a tomar
decisiones equivocadas y arruinar su reputación.
3.- Mostrar
empatía.Un jefe debe tener
conocimientos técnicos y empatía para comprender las necesidades tanto de sus
profesionales, como del resto de los grupos de interés de la organización.
4.- Ser repetitivo y
preciso. Una orientación repetitiva y precisa es algo que aprenden a hacer los
jefes que desean que sus palabras propicien actos. Ideas simples y repetitivas,
teniendo en cuentaque las cosas que se
dicen una y otra vez tienen más impacto si se especifica qué se debe hacer y
cuándo.
5.- Simplificar. Conseguir
que las personas utilicen un lenguaje simple no siempre es fácil, ya que por
desgracia si éstas utilizan una jerga ininteligible sonconsideradas en muchas ocasiones más
inteligentes que las que emplean palabras sencillas. Esta atribución se produce
incluso cuando las personas hacen uso de un lenguaje incomprensible para
enmascarar ideas inútiles o absurdas. Los verdaderos expertos no tienen ninguna
incompetencia que enmascarar, pero tienen que tener cuidado para no caer en la
“maldición del conocimiento”: cuánto más sabe alguien de algo, más difícil le
resulta ofrecer explicaciones e instrucciones de una manera que los demás
puedan comprender.Esta maldición ocurre
porque a los expertos les cuesta ponerse en la piel de los neófitos. Las
acciones de los expertos se tornan tan automáticas para ellos que olvidan los
sencillos pasos que tuvieron que aprender y los problemas a los que hicieron
frente cuando eran novatos. Algunos expertos también se resisten a explicarse
sin tecnicismos porque están tan pagados de su propia brillantes, y desdeñan
tanto a quienes carecen de ella, que menosprecian a quienes no les entienden.
Los mejores jefes
luchan contra la complejidad innecesaria y buscan la simplicidad para lograr
convertir el conocimiento en acción.
6.- Utilizar criterios
sencillos y fáciles de juzgar. El problema de someter a los profesionales o a
las organizaciones a demasiados criterios consiste en que no pueden satisfacer
o tan siquiera pensar en todos ellos a la vez y así acaban haciendo lo que
quieren o una o dos cosas que consideran importantes o que les va a suponer
alguna recompensa.