Edgar Schein, en su
libro “Humble Inquiry. The gente art of asking instead of telling”, que estamos comentando, señala que el principal obstáculo para la práctica de la indagación
con humildad es la cultura imperante en las organizaciones occidentales. Pone
como ejemplo el caso de estados Unidos donde se defiende que se valora el
trabajo en equipo y se recalca constantemente sobre su importancia mientras los
sistemas de reconocimiento y promoción son totalmente individuales.
Las culturas, por
tanto, pueden mantenerse con
inconsistencias y conflictos internos. Con respecto al conjunto de
comportamientos asociados con la humildad es importante identificar las
creencias culturales relevantes y valorar su impacto. Tenemos que entender,
fundamentalmente, las creencias tácitas que
existen sobre la autoridad, las relaciones y la confianza. Por ejemplo, si una
cultura es muy autoritaria mayor es la distancia existente entre los niveles
altos y bajos jerárquicos y es más difícil que los superiores se muestren
humildes y estén dispuestos a indagar con humildad.
Entre los aspectos que
el autor destaca que dificultan que culturas como la estadounidense valoren la
humildad tenemos:
1.- La presencia de una
cultura que valora más el desempeño que la construcción de relaciones. Se caracteriza
por ser individualista, competitiva, optimista y pragmática y cree que la
unidad básica de la sociedad es el individuo cuyos derechos deben ser
protegidos sobre todo. Se admiran los logros individuales y se fomenta la
competencia. El optimismo y el pragmatismo son evidentes por la orientación al
corto plazo y no se confía en los equipos. Sólo se dedica tiempo y dinero a la
construcción de equipos si se considera necesario para conseguir realizar un
trabajo. Se reconoce al equipo ganador pero se piensa que no lo sería si no
existiese una “estrella” individual dentro del mismo.
En los Estados Unidos
el estatus y el prestigio se obtienen por lograr alcanzar unos objetivos y una
vez que estás por encima de otros puedes decirles lo que tienen que hacer,
aceptándose la distancia social entre niveles. Las relaciones personales entre
niveles son consideradas peligrosas porque pueden conducir a favoritismos.
2.- La existencia de
una cultura de decir en lugar de preguntar, ya que si preguntamos parece que estamos
revelando nuestra ignorancia y debilidades. El conocimiento es altamente
valorado y contar lo que sabemos es nuestra actitud automática. La idea de que
el jefe pueda preguntar a sus colaboradores
“¿Qué podemos hacer?”, se consideraría como una dejación de funciones,
ya que se supone que el líder debe saber que se tiene que hacer o al menos
aparentar que lo sabe.
En el futuro ante el
crecimiento de la sociedad de la información tecnológica crecerá la
importancia de reconocer la necesidad de
la interdependencia. El mundo es cada vez más complejo tecnológicamente,
interdependiente y con mayor diversidad cultural. Todo esto hace que el
establecimiento de relaciones sea cada
vez más necesario y al mismo tiempo más complicado, para conseguir realizar las
tareas. Las relaciones son la llave para la buena comunicación y ésta es la
clave para conseguir un alto desempeño y la indagación con humildad es la base
para establecer buenas relaciones. Si ésta no se utiliza los líderes no sabrán si la comunicación es adecuada o no
porque en muchas situaciones sus subordinados no se atreverán a admitir que no
entienden lo que se les transmite o retendrán información fundamental porque no
comparten las metas. Si los cirujanos, por ejemplo, no mantienen buenas relaciones
con el resto del equipo quirúrgico, se puede producir la situación de que se
comprometa la seguridad del paciente porque el equipo no se sienta seguro de hablar o contradecir a una persona de
rango superior.
Schein concluye el
libro resaltando que las habilidades para indagar, en general, y para hacerlo
con humildad en particular son necesarias fundamentalmente en tres dominios:
a).- En nuestra vida
personal para lidiar con el incremento de la diversidad cultural en los ámbitos
laborales y sociales.
b).- En las
organizaciones para identificar las necesidades de colaboración
interdepartamentales y facilitar esa cooperación.
c).- En nuestro rol
como líderes para facilitar la creación de relaciones y el clima que va a
favorecer la comunicación abierta necesaria para un desempeño seguro y
eficiente.
Un problema con el que
nos vamos a encontrar para desarrollar estas habilidades es la necesidad de
desaprender y reemplazar hábitos relacionados con nuestra tendencia a decir
demasiado y no escuchar. En esta fase podemos experimentar dos tipos de
ansiedades que son la de:
1.- Sobrevivir, al
enfrentarnos al hecho de que si no aprendemos el nuevo comportamiento nos
encontraremos en una situación de desventaja. Nos va a facilitar la motivación
necesaria para aprender, pero al ir desarrollando nuevas actitudes y
comportamientos podemos sentir que hacerlo puede ser complicado y que nuestros conocidos
no van a entender o recibir bien este nuevo comportamiento y surge la segunda
ansiedad, que es la de:
Schein recomienda que,
para facilitar el proceso de aprender a indagar con humildad, debemos:
a).- No apresurarnos y enlentecer nuestro ritmo para prestar la
atención necesaria a lo que está ocurriendo, observar nuevas posibilidades,
así como personalizar las relaciones y procurar hacer algo informal con el otro
para crear un buen clima de comunicación.
b).-
Reflexionar más e indagar con humildad sobre nosotros
mismos. En nuestra cultura impaciente de “hacer y decir” lo más importante es
aprender a reflexionar. No sabremos cuando es esencial ser humildes y cuando es
apropiado hablar hasta que mejoremos nuestras habilidades de valorar la
situación en la que nos encontramos, cuál es la naturaleza de nuestras
relaciones con los demás y lo fundamental, ser conscientes de lo que está
pasando en nuestra mente y en nuestro corazón. Una forma de aprender consiste
en indagar con humildad sobre nosotros. Antes de actuar podemos hacernos las
siguientes preguntas: ¿Qué está pasando?, ¿Qué sería apropiado hacer?, ¿Qué
pienso, siento y deseo?, ¿De quién dependo?, ¿Quién depende de mí? Y ¿Con quién
tengo que establecer una relación para mejorar la comunicación?
c).-
Ser más conscientes. La reflexión implica aumentar nuestra
consciencia de lo que nos rodea y preguntarnos qué más está pasando a nuestro
alrededor. Las técnicas de mindfulness ayudan.
f).-
Ser sensibles ante las necesidades de coordinación en nuestro trabajo. Las
organizaciones, en muchas ocasiones tienen bajos niveles de rendimiento porque
los profesionales o los equipos no reconocen el hecho de su interdependencia. El
desempeño mejora cuando todos son conscientes de cuál es su nivel de interdependencia
y se coordinan y colaboran activamente entre ellos.
h).-
Crear “islas de cultura”. Cuando el equipo es culturalmente
homogéneo lo que tenemos que hacer es reunirle en un ambiente informal y
personalizar las conversaciones. Si nos mostramos vulnerables facilitaremos el
que la conversación se torne personal y a través de sucesivas rondas de
preguntas, respuestas y reconocimientos conseguiremos llegar a un punto en el
que se habrá creado un clima abierto y de confianza y podremos hacer la
pregunta complicada: “¿Si pensaís que
voy a cometer un error me lo diriaís?” o “¿Qué tenemos que cambiar para llegar
al punto de conseguir tener una disposición constante de ayuda mutua?”
Si el grupo es
culturalmente heterogéneo el abordaje tiene que ser distinto ya que como líderes podemos no conocer cuáles son las reglas de deferencia y los límites tanto desde
el punto de vista personal como profesional. Los estereotipos culturales no nos
sirven de referencia porque no sabemos si el miembro de nuestro equipo se
ajusta a ellos o no. En estos casos hay que procurar crear “Islas de cultura”.
El modo de hacerlo es mediante reuniones en lugares informales para pedir a los
integrantes del equipo que cuenten sus experiencias en sus relaciones con la autoridad y si sienten que se mueven en un
ambiente seguro y de confianza. Se les puede preguntar qué harían de acuerdo
con su cultura si su superior estuviese a punto de cometer un error. Al
escuchar las distintas intervenciones el equipo puede empezar a vislumbrar cuál
es el terreno común y el líder puede ver qué tiene que hacer para fomentar la
comunicación abierta.
Otra pregunta que se
puede hacer es: “¿En tu cultura cómo sabes si puedes confiar en los demás y en
el jefe?” El objetivo es que todos los miembros del equipo sean conscientes de
las distintas reglas de comportamiento que operan en el mismo y se pueda buscar
el terreno común para que todos se puedan comprometer con comodidad.
Lo importante no es
juzgar sino encontrar lo que es común. Si los miembros de equipo indicasen que
bajo ninguna circunstancia estarían dispuestos a avisar al jefe si piensan que
va a cometer un error lo aconsejable intentar
generar un modelo de comportamiento basado en la indagación con
humildad que permita sus colaboradores
correr el riesgo de ser honestos y ser capaces de decirle al jefe lo que ellos
harían en esa situación y si no lo consigue la recomendación, si fuese posible
sería sustituirlos puesto que nunca van a ser
un verdadero equipo.
La conclusión del autor
es que todos nos vamos a encontrar, en ocasiones, con situaciones que requieren
innovación o tomar riesgos y que en estos caso, como líderes no debemos caer en
la tentación de hablar sino que debemos recurrir a la indagación con humildad
para encontrar la solución.
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