Ben Parr, en Harvard Business Review del pasado 3 de marzo, plantea que nuestro éxito a largo plazo depende, en buena medida, de
nuestra capacidad de captar la atención de los demás, pero que pocas personas
conocen la ciencia detrás del arte de cautivar a los demás, por lo que ha
dedicado los dos últimos años a investigar sobre el tema. Una de sus
conclusiones ha sido que existen 7 factores que actúan como desencadenantes del
proceso de captar la atención de una audiencia. Son los siguientes:
1.- Las respuestas
automáticas. Si alguien dispara un arma al aire vamos a volver
instintivamente la cabeza, si una autoestopista viste de rojo tiene más
posibilidades de que la recoja un coche. Son respuestas automáticas que en
ocasiones se producen como mecanismos de seguridad y de supervivencia que nos
permiten reaccionar más rápido que nuestras mentes. No significa que haya que
aumentar el volumen de la voz, sino que hay que buscar formas sutiles para
jugar con los instintos de los demás para capturar su atención. Un estudio
publicado en la revista Science mostraba, por ejemplo, que si damos a un
cliente una taza de te o de café caliente, al estar expuesto al calor hacía que
su actitud fuese más cálida y amistosa.
2.- Los puntos de referencia. Nuestra visión del mundo está moldeada
por nuestras experiencias y prejuicios de tipo biológico, social y personal.
Este marco de referencias hace que prestemos atención a algunas cosas y
descartemos otras. Para equilibrar este factor podemos o adaptarnos a las
referencias de la audiencia o intentar cambiarlo. Para conseguir esto último
podemos utilizar la técnica de la repetición. Un estudio clásico de los años
setenta del pasado siglo encontró que si se exponía a los sujetos al mismo
mensaje repetidamente la audiencia
comenzaba a creer que era verdad. No debemos, pues, temer repetir una idea
hasta que consigamos que sea aceptada.
3.- Lo inesperado. Prestamos especial atención a cualquier cosa que
altere nuestras expectativas. Esto ocurre porque tenemos la necesidad innata de
adivinar si el incidente puede suponer una amenaza o algo beneficioso. En
círculos académicos este hecho se conoce como la “teoría de la violación de las expectativas”. Cuanto más perturbador es algo, más interesante es. Para
intentar captar la atención de nuestra audiencia, jefes,…, por tanto, podemos
procurar sorprenderles de forma positiva, por ejemplo haciendo una pregunta
inesperada, adelantándonos a la fecha límite de finalización de un proyecto,
invitarles a dar un paseo en lugar de a un café,…
4.- Las recompensas. Normalmente creemos que la dopamina nos hace sentir
placer, pero según las investigaciones del Dr. Berridge de la Universidad de
Michigan los efectos de este neurotransmisor están más ligados a la
anticipación y motivación. Alimenta nuestros deseos de recompensas tipo extrínsecas,
como comida, sexo, dinero, pero también intrínsecas, como de satisfacción
personal y de sentido. La perspectiva de conseguir estas cosas hace que
prestemos atención. Nuestra meta como directivos sería el identificar los
incentivos que resultan más atractivos a los profesionales a nuestro cargo, a
nuestros colegas y a nuestros jefes. Las recompensas que podemos tocar,
experimentar o simplemente visualizar tienen un mayor impacto en nuestras
mentes. Por ejemplo si estamos planteando a nuestro equipo el reunirnos en un
lugar fuera del trabajo, mandar imágenes del mismo.
5.- La reputación. Los consumidores consideran a los expertos como las
personas que les generan más confianza, por delante de las celebridades o de
los altos ejecutivos de las empresas. Existe una razón científica para este
hecho como descubrió en un estudio de 2009 el neuroeconomista de la Universidad
de Emory Greg Berns. Encontró que los centros de toma de decisiones de nuestros
cerebro se enlentecen o se cierran cuando estamos recibiendo consejos de un
experto. Por tanto, si queremos captar la atención de las personas, sobre todo
si no las conocemos previamente, podemos comenzar nuestra intervención
resaltando nuestras credenciales profesionales y académicas que refuercen la
idea de que somos expertos sobre el tema que se está tratando y citar a otros
expertos conocidos.
6.- El misterio. No nos gusta dejar un libro o una historia que nos interesa inacabada, ni
la incertidumbre sobre lo que puede ocurrir. Parr sugiere que aprovechemos esta
circunstancia por ejemplo si queremos mantener una segunda entrevista con una
persona y contemos una historia que completaremos en la segunda visita o
asignar una tarea que se comentará en el transcurso de la siguiente cita.
7.- El reconocimiento. El antropólogo Thomas de Zengotita defiende que la
necesidad de reconocimiento y de recibir empatía de los demás es una de
nuestras necesidades básicas. Si creamos esta sensación en la persona cuya
atención queremos captar, nos veremos recompensados.
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