Naphtali Hoff en
SmartBrief on Leadership del pasado 13 de diciembre plantea que en un mundo que
celebra las historias de éxito y los logros finales es fácil pasar por alto el
camino crucial que conduce a esas victorias. Pero hay que recordar que todo
ganador primero fue un principiante.
En algún momento se
encontraría en un punto de inicio, inseguro de sus habilidades y quizás, hasta luchando
con las dudas por sus capacidades. La diferencia entre los que tienen éxito y
los que no lo tienen no se encuentra en
el talento en bruto, sino en la creencia en la importancia del crecimiento y la perseverancia para desarrollar las habilidades
con el tiempo.
Esta idea es la base del
patrón mental de crecimiento, que nos dice que podemos cambiar y crecer y que seremos
mejores con la práctica, que es fundamental para desarrollar todo nuestro
potencial. Carol Dweck popularizó este término refiriéndolo a la creencia de
que todos podemos desarrollar nuestras habilidades a través de la dedicación y
el trabajo duro. Por el contrario el patrón mental fijo consiste en la creencia
de que las habilidades son estáticas y, por tanto, no pueden cambiar y
evolucionar: somos buenos en algo o no lo somos. Cuando adoptamos el patrón
mental de crecimiento vemos los retos como oportunidades para aprender y los
fallos como pasos previos, que nos pueden ayudar al éxito.
Es fácil sentirnos
descorazonados cuando las cosas no salen como las hemos planificado, pero es
esencial que recordemos que hasta los profesionales más expertos empezaron en
algún momento, siendo principiantes. Por ello debemos ante algo que no ha salido
todo lo bien que esperamos pensar que practicando podemos mejorar y en lugar de
sentirnos derrotados por una experiencia reconocemos que mejorar es posible. El
paso de la frustración a la determinación representa el patrón mental de crecimiento.
Entender que todo
ganador fue primero un principiante nos recuerda, también, que el aprendizaje
es un camino a seguir toda nuestra vida. Hasta los expertos continuamente
evolucionan y refinan sus habilidades. Si observamos a alguien que haya llegado
a lo más alto en su campo podremos ver innumerables horas de práctica,
persistencia a través de los fracasos y la disposición a aprender de los
errores.
Un atractivo del patrón
mental de crecimiento es que no importa desde dónde empecemos. Tanto si somos
un principiante como si ya hemos atravesado parte del camino, lo importante es
empezar hoy a expandir nuestra mente, a practicar nuestras habilidades y a
aceptar los retos que encontremos en el camino.
Nos sorprenderemos de
lo mucho que podemos conseguir cuando dejemos atrás nuestras limitaciones
autoimpuestas y reconocemos que el crecimiento siempre es posible. Con tiempo y
esfuerzo y creyendo en nuestro potencial no existen muchos límites a lo que
podemos alcanzar.
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