Stewart D. Friedman,
profesor de Management en Wharton School y autor del libro “Leading the life you want: Skills for integrating work and life”, de próxima aparición, en un
artículo publicado en Harvard Business Review del mes de septiembre facilita pautas para
lograr la integración de todas las facetas de nuestra vida: laboral, familiar,
comunitaria o social y personal (mente,
cuerpo y espíritu).
Friedman propone la
integración entre el trabajo y el resto de aspectos de nuestras vidas a través
de la adhesión a tres principios clave:
I.- Autenticidad.
II.- Integridad.
III.- Innovación.
Estos necesitan 18 habilidades específicas para que puedan
convertirse en realidades, según el autor y promover la alineación y armonía
entre los cuatro dominios de nuestras vidas:
I.-
HABILIDADES PARA SER AUTÉNTICO:
Actuar con autenticidad
implica aclarar que es lo importante, estemos donde estemos y hagamos lo que
hagamos. Requiere que seamos capaces de:
1.- Saber qué es lo que
importa realmente.
2.- Abrazar los valores
de forma consistente.
3.- Alinear los valores
con las acciones.
4.- Verbalizar los
valores con historias.
5.- Visualizar nuestro
legado.
6.- Ser responsables de
nuestras acciones.
La capacidad de contar
con las dos primeras destrezas es crucial. Para conocer qué es lo que realmente
importa podemos realizar un juego
que se llama de los cuatro círculos,
en el que examinamos la importancia y grado de congruencia de los diversos
roles y responsabilidades que tenemos en nuestra vida (se puede acceder al
mismo gratuitamente desde: www.myfourcircles.com).
Comenzamos por dibujar círculos que representen cada una de las cuatro facetas
de nuestra vida, variando su tamaño en función de la importancia que demos a
cada una de ellas. Posteriormente moveremos los círculos para mostrar cómo y
hasta qué punto se sobreponen. En este momento debemos pensar en cuáles son los
valores, metas, intereses, acciones y resultados que perseguimos en cada dominio
y analizar si son compatibles o no. pasamos después, a imaginar cómo sería
nuestra vida si las aspiraciones de los cuatro círculos se alineasen
perfectamente. Para la mayoría de las personas esto supone un ideal
inalcanzable, pero podemos buscar qué acciones realistas nos pueden ayudar a
movernos en ese sentido. Analizar si podemos cambiar la manera en que trabajamos o la forma en que
interpretamos el sentido del trabajo, sin disminuir los valores personales que
se derivan de él y si conseguimos, por ejemplo, que nuestra familia sea capaz
de ver los beneficios que surgen de nuestra vida profesional para que nos
apoyen más.
Otro ejercicio
complementario consiste en animar a los profesionales a que lleven algún objeto
de sus otras facetas de su vida al trabajo (fotos de la familia, un trofeo, un
recuerdo de un viaje,…) y si los compañeros nos preguntan sobre ellos
explicarles lo que esa parte de nuestra vida significa para nosotros y cómo nos
ayuda para realizar mejor nuestro trabajo. Posteriormente podemos aprovechar
para iniciar una conversación con nuestro interlocutor indagando cuáles son sus intereses ajenos al mundo
laboral. También es aconsejable hablar con nuestros familiares y amigos sobre
nuestro trabajo y el rol que desempeñamos, centrándonos, fundamentalmente, en
lo que puede significar para ellos y cómo les puede afectar.
II.-
HABILIDADES PARA SER ÍNTEGRO:
Facilitan el actuar con
integridad en los cuatro dominios de nuestra vida e implican tener la capacidad
de:
1.- Clarificar las expectativas.
2.- Ayudar a los demás.
3.- Construir redes de
apoyo.
4.- Utilizar
adecuadamente todos nuestros recursos.
5.- Gestionar los
límites entre ellos de forma inteligente.
6.- Tejer facetas
dispares.
Una de las habilidades
más importantes es la de conocer cómo utilizar todos nuestros recursos
(conocimientos, experiencias, contactos, habilidades,…) en todos los dominios
de nuestra vida. Un ejercicio que puede servir de ayuda es el que se conoce
como de “transferencia de talento”. Consiste en escribir un listado de todas
las habilidades que hemos desarrollado (desde hacer labores de mentor con los
compañeros, a organizar las actividades familiares o promover acciones
comunitarias, entre otras) y pensar cómo cada una de ellas se puede utilizar
para alcanzar distintas metas. Los
psicólogos expertos en organizaciones
consideran que es un enfoque útil para el desarrollo de fortalezas ya
que sirve para identificar nuestros talentos y aplicarlos en nuevas áreas con
lo que conseguimos potenciarlos. En otro abordaje reflexionamos sobre algo que
nos hace sentir bien (un logro profesional, una amistad fructífera, nuestro
compromiso para ser un buen fotógrafo,…) y luego pasamos a considerar un
aspecto de nuestra vida que queremos mejorar, analizando cómo las habilidades
que nos han servido para obtener esos resultados nos pueden servir para ser
mejores en esa nueva faceta.
Para gestionar los
límites entre cada dominio con inteligencia el autor recomienda un ejercicio
que llama de segmentación y fusión. Debemos comenzar por pensar en formas en
las que podemos separar en tiempo y en espacio nuestros distintos roles. Por
ejemplo podemos ponernos límites: si tenemos un proyecto ambicioso de trabajo
que abordar dedicar dos horas las mañanas de los sábados durante un mes al
mismo y luego dedicar el resto del día a otras actividades o si el trabajo
sigue monopolizando nuestras tardes y noches probar con una política de no
responder a llamadas durante la cena. Luego debemos pasar a pensar en
oportunidades para juntar dos o más facetas de nuestras vidas, como invitar a
un compañero de trabajo a compartir con nosotros una actividad lúdica. Una vez
que hemos puesto en práctica estas ideas para segmentar y para unir dominios
analizaremos lo que ha funcionado y lo que ha sido un fracaso, no sólo para
nosotros, sino también para quienes nos rodean: ¿Hemos sido más productivos?,
¿Nos hemos sentido cómodos o distraídos?, ¿Cómo han reaccionado los demás?, ¿Se
sintieron confundidos o se han acercado y confían más en nosotros?,…
III.-
HABILIDADES PARA SER INNOVADOR:
Implica la necesidad de
ser creativos para identificar nuevas formas de equilibrar todas las facetas.
Por lo que se necesitan habilidades para:
1.- Centrarse en los
resultados.
2.- Resolver los
conflictos que pueden surgir entre los distintos dominios.
3.- Encontrar formas
nuevas de hacer las cosas.
4.- Adoptar los cambios
con valentía.
5.- Generar una cultura
de innovación en nuestro alrededor.
Los ejercicios de
análisis de escenarios constituyen un método eficaz de incrementar nuestra
capacidad de centrarnos en los resultados, especialmente en la calidad de los
mismos. Para ello debemos identificar una meta específica que queremos
conseguir y plantear tres formas alternativas de alcanzarla, que incluyan los
recursos necesarios y los retos con los que nos enfrentaremos.
Otra metodología
consiste en experimentar con nuevos patrones de comportamiento, realizando
actividades en momentos distintos y en diferentes lugares, para cambiar
nuestras rutinas.
Crowdsourcing es otro
ejercicio que nos ayuda a ver las cosas de distinta manera. Para probarlo
debemos reunir a un grupo de nuestros amigos más creativos y describirles un
problema al que nos enfrentamos. Posteriormente les solicitamos ideas sobre
potenciales soluciones y seleccionamos la que parece más adecuada y trazamos un
plan para llevarla a cabo. Mientras la ponemos en marcha nos mantenemos en
contacto con nuestros consejeros al menos semanalmente y al cabo de un mes
revisamos los resultados con ellos. Si el enfoque no ha funcionado o necesitamos
más tiempo debemos analizar nuestro comportamiento o seleccionar otra idea,
reflexionando sobre lo que hemos aprendido del primer experimento.
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