John C. Maxwell en el
libro “Good leaders ask great questions” que estamos comentando, propone que,
una vez nos hemos planteado una serie de preguntas a nosotros mismos, tenemos
que:
Desgraciadamente muchos
líderes no piensan que una de sus funciones es hacer preguntas y escuchar. Los
buenos líderes escuchan, aprenden y luego lideran.
Si queremos ser mejores
líderes debemos aprender a escuchar mejor y la forma en la que escuchamos importa.
En el libro “Co-active coaching” sus autores aseguran que existen tres niveles
de escucha:
2.-
Escucha centrada. En este caso nos centramos en la persona
que habla y en su mensaje verbal y no verbal. Según los autores es el nivel de
la empatía y la colaboración. Maxwell considera que es la escucha con
inteligencia emocional. Las personas que lo utilizan son grandes conversadores
y buenos amigos, los demás se sienten
atraídas por ellas y les respetan.
3.-
Escucha global. Es el nivel más elevado de escucha. En
él se tienen en consideración no sólo la acción e interacción entre las
personas involucradas, sino también el entorno. Los líderes eficaces lo
practican y así tienen la capacidad de entender a las personas, al
auditorio, la situación e
instintivamente saber cómo van a reaccionar y lo que va a ocurrir.
En la entrada anterior
vimos como el autor destacaba la importancia de hacer preguntas pero éstas no
tienen ningún valor si no somos capaces de escuchar las respuestas que
recibimos. Entre los beneficios de hacerlo tenemos:
a).- Escuchar demuestra
que valoramos a los demás.
b).- Escuchar es una
forma de ganar influencia. Cuando un líder escucha a los miembros de su equipo
gana en credibilidad y por tanto en influencia. Por el contrario si éstos creen
que su líder no les escucha buscarán otras personas que lo hagan.
c).- Escuchar conduce
al aprendizaje. No sólo al escuchar aprendemos, sino que al hacerlo podemos
ayudar a que otros lo hagan, ya que las personas en ocasiones necesitan hablar
sobre un problema para definirlo y encontrar soluciones.
Maxwell destaca entre
las medidas que él ha tomado para convertirse en mejor oyente el hacerse estas
preguntas:
1.- ¿Mantengo una
política de oídos abiertos? Nido Qubein mantiene que “la mayoría de las
personas tienden a sufrir de “ansiedad por la agenda”, que es el sentimiento de
que lo que queremos decir a los demás es más importante que lo que pensamos que
éstos nos van a decir a nosotros”. Es frecuente que el líder piense que sabe a
dónde va, que sabe cómo llegar y que tiene un plan sobre cómo los miembros de
su equipo pueden ayudarle. Para evitarlo deben escuchar primero y liderar
después.
2.- ¿Interrumpo?
Interrumpir es un gesto de mala educación. Las personas con ideas muy
arraigadas o una visión muy clara tienen la tendencia de interrumpir y
descartar lo que los otros tratan de decir. El problema es que la interrupción
denota que pensamos que lo que nosotros tenemos que decir es más importante que
lo que los demás dicen.
3.- ¿Quiero escuchar lo
que tengo que escuchar? Escuchar cosas positivas es sencillo, a todos nos
gustan las buenas noticias y los halagos. El problema surge cuando tenemos que
hacer frente a opiniones negativas. El periodista Sydney J. Harris señalaba que:
“Es imposible aprender algo importante sobre alguien hasta que no conseguimos
que no esté de acuerdo con nosotros. Cuando existe controversia es cuando la
verdadera personalidad aflora. Esta es la razón por la que los jefes
autocráticos ignoran cómo son realmente sus subordinados”.
Los líderes eficaces
animan a sus colaboradores a que les digan lo que necesitan oír, aunque no sea
lo que desean escuchar. Es la única manera de que conozcan lo que ocurre en
realidad.
Escuchar es importante
para los líderes, pero si no hacen las preguntas correctas pierden mucha
información. Los buenos líderes hacen preguntas que inspiran a los demás a
soñar más, a pensar más, a aprender más, a hacer más y a desarrollarse. El
autor recomienda a los líderes hacer las
siguientes preguntas a los miembros de su equipo:
1.-
¿QUÉ PIENSAS? Es la pregunta que se debe hacer con más
frecuencia. Sirve para:
a).- Obtener
información.
b).- Confirmar mi
intuición. Frecuentemente tenemos una fuerte sensación de que algo es verdad,
pero no podemos explicar el por qué. Procede de la intuición. Todos somos
intuitivos en las áreas relacionadas con nuestras fortalezas. Cuando se nos
presenta esta situación de pensar que sabemos algo pero no sabemos decir la
razón, para validar nuestra creencia podemos preguntar a alguien en quien
confiemos para verificar que lo que estamos sintiendo es correcto.
c).- Comprobar los juicios o capacidades de los demás. El autor
expone, por ejemplo, que cuando un nuevo
miembro se une a su equipo suele preguntarle lo que piensa, lo que ha observado
y lo que opina de lo que ha pasado si
han estado en una reunión. Le sirve para
conocer si el nuevo profesional ha captado bien la situación o si están
planteando una nueva estrategia le pregunta cómo piensa que deben proceder.
Según maxwell esta es la forma más rápida de captar las habilidades de
reflexión y de observación de los demás.
d).- Mostrar a los
demás como pienso. Al preguntar a los demás lo que piensan sobre una idea o
tema es la ocasión ideal para decir por qué se hace la pregunta y estamos
transmitiendo así nuestras ideas.
e).- Procesar una
decisión. En ocasiones las personas necesitan tanto conocer distintas
perspectivas para poder descubrir cuál puede ser la mejor como tiempo para tomar una decisión. Por medio de
las preguntas podemos ver cosas que los demás saben basadas en su experiencia y
compartir la sabiduría del grupo.
Tiene otro efecto
beneficioso que es el de actuar como un modelo de conducta para los
profesionales que se van a sentir más predispuestos a imitar este
comportamiento tanto con sus compañeros como con sus clientes.
Maxwell sugiere que
debemos preguntar a nivel individual a cada miembro del equipo qué es lo que
podemos hacer para facilitarle su trabajo, para que tenga posibilidades de
triunfar en el mismo y para mejorar el equipo y escuchar atentamente, sin
interrupciones, lo que nos quieran
decir, para posteriormente diseñar formas en las que podamos servirles
para lograr sus objetivos.
3.-
¿QUÉ NECESITO SABER PARA COMUNICAR? Al hacer esta pregunta
no estamos intentando conocer qué contenido tengo que transmitir, lo que
pretendemos es saber quiénes van a ser las personas que formen mi audiencia,
cuál es la situación en la que se encuentran, qué ha pasado antes de mi
intervención y cómo puedo conectar con ellas para poder ayudarlas.
4.-
¿HEMOS CONSEGUIDO EXCEDER LAS EXPECTATIVAS? Una de las cosas
más importantes que podemos hacer como líderes es el asegurarnos que nosotros y
nuestra organización está ofreciendo lo que promete. Es conveniente marcar
metas elevadas que superen las expectativas normales. No es suficiente con
realizar un trabajo. Éste debe ser excelente.
5.-
¿QUÉ HEMOS APRENDIDO? Con esta pregunta forzamos a
nuestro equipo a que evalúe su experiencia,
reflexione, saque conclusiones y por lo tanto aprenda.
6.-
¿HEMOS AÑADIDO VALOR? La meta diaria de un líder y de un
equipo debe ser añadir valor a los demás.
7.-
¿CÓMO PODEMOS MAXIMIZAR ESTA EXPERIENCIA? Por medio de
esta pregunta podemos buscar los medios para sacar el mayor partido de cada
experiencia y oportunidad.
8.-
¿QUÉ NECESITO SABER? Es una pregunta que la debemos dirigir a las personas o miembros del equipo que
consideremos clave en una situación determinada. Invita al receptor a dar una
visión de la misma, a facilitar información vital y a priorizar lo que esa
persona considera que es lo fundamental. Se debe preguntar a varias personas,
por ejemplo, antes de una reunión importante. Las preguntas correctas
planteadas a las personas adecuadas ayudan no sólo al líder sino a sus
colaboradores, ya que les obligan a reflexionar sobre cuestiones trascendentes
para la organización.
9.-
¿CÓMO PODEMOS OBTENER LO MEJOR DE ESTA OPORTUNIDAD? La
puerta a una oportunidad con frecuencia proviene de otra. Si intentamos sacar
el mayor provecho de una oportunidad, ésta,
con frecuencia, nos va a conducir a otras. Las personas que esperan a la
gran oportunidad se pueden encontrar que ésta no llega. La mejor manera de
encontrar las mejores oportunidades consiste en aprovechar las que tenemos a
mano.
10.-
¿CÓMO VAN LOS INDICADORES? El líder tiene que conocer cómo van
las cifras del negocio y la actividad que se está realizando. El seguimiento
del cuadro de mando es fundamental.
John C. Maxwell hace
las siguientes RECOMENDACIONES PARA CREAR UN ENTORNO QUE APRECIE LAS PREGUNTAS:
a).- Valorar a cada
miembro del equipo. Cuando los líderes hacen preguntas y escuchan realmente,
muestran que valoran a los demás.
b).- Valorar las
preguntas más que las respuestas. Las preguntas conducen a la reflexión y al
debate. El proceso es, en ocasiones, más valioso que el resultado.
d).- Valorar las
mejoras que aportan las buenas ideas.
Las grandes ideas son el resultado, normalmente, de la unión de varias buenas
ideas. Todos los miembros del equipo deben ser conscientes de que la idea que
se va a adoptar es la mejor y que todos pueden contribuir.
Como conclusión a este
apartado el autor propone que si lideramos un equipo, debemos empezar a hacer
preguntas y a escuchar realmente, valorando las aportaciones de sus miembros
por encima de las nuestras y sin olvidar que cuando triunfa la mejor idea todo el equipo triunfa.
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