Kevin Murray, en su libro, “The lenguage of leaders. How top CIO´s communicate to inspire, influence and achieve results” , tras
destacar la importancia de comunicar continuamente y del efecto inspirador de
la escucha, como vimos en una entrada anterior, destaca una serie de aspectos que colaboran
para lograr una comunicación eficaz.
I.-
Los líderes moldean el futuro. Generan cambios y cuestionan el estatus quo. Si
no hay necesidad de cambio no se necesitan líderes. Para cambiar el futuro los
líderes necesitan persuadir a los demás para que sigan su punto de vista, lo
que implica que deben ser capaces de ARTICULAR
UN PUNTO DE VISTA ATRACTIVO.
Un punto de vista,
según Murray debe ser una expresión de lo que pensamos y creemos sobre el mundo en el que nos movemos, describir cómo
nos comportamos cotidianamente como resultado de esas creencias, resaltar los
aspectos que consideramos importantes, los beneficios que se van a derivar de
seguirlo y tratar de movilizar a los
demás para actuar de la forma que consideramos necesaria, en este caso, como líderes.
Implica tener coraje y defender aquello en lo que creemos, al tiempo que
intentamos captar a las personas para que sigan nuestra causa y actúen de forma
diferente.
Hablar y apoyar con
pasión nuestras creencias muestra a nuestros seguidores que tenemos una actitud
moral y que somos merecedores de su confianza. Les da la seguridad que necesitan para
seguirnos.
Un punto de vista
poderoso genera confianza, demuestra a los demás de dónde procedemos y les
permite alinearse con nosotros. Si como líderes no lo tenemos conduce a una
falta de claridad y a equipos paralizados. También, si no mostramos una
conexión emocional con nuestra causa transmitimos un mensaje de falta de
autenticidad.
II.-
Otro aspecto que destaca Murray como muy importante a la hora de comunicar es
tener en cuenta EL PODER DE LAS HISTORIAS.
Éste se basa en que cuando escuchamos una historia nos convertimos en
participantes activos de la misma. Una historia requiere que activemos nuestra
imaginación para conocer los detalles, al tiempo que podemos percibir los
sonidos y las emociones que se están transmitiendo. Distintas investigaciones
han demostrado que sólo cuando las personas escuchan con el corazón y la mente
y se enganchan con la historia utilizando su imaginación para co-crear la
historia que están oyendo, consiguen que las ideas se enraícen y se alojen en
su memoria. Las historias movilizan a las personas, si logran llegar al corazón
la mente les seguirá.
Muchas de los mensajes
que los líderes tienen que transmitir, desde marcar el camino, gestionar las
expectativas, marcar y reforzar valores y revelar su auténtica personalidad
abarcan aspectos intangibles que se exponen mejor con historias. Éstas, según Amelia Fawcett, tienen que estar basadas en experiencias reales y deben ser utilizadas
con discreción, no se puede recurrir a ellas continuamente y de forma
indiscriminada sin apoyarlas en datos. Las historias pueden ayudar a que las
personas entiendan nuestros valores y quiénes somos y extraer conclusiones que
influyan en su forma de actuar.
Las mejores historias
son las que muestran conductas ejemplares de los profesionales. Cuando los
líderes relatan esas historias están enviando señales poderosas a la organización
sobre cuáles son los comportamientos que todos deben adoptar.
Murray distingue entre
una historia que relata un incidente pleno de significado y una narrativa que
consiste en el relato de una serie de hechos conectados. Para el autor el
significado de una narrativa se crea
estableciendo que algo es parte de un todo, o que es la causa de algo más.
Cuando las historias sobre acciones o hechos que afectan a los seres humanos se
tejen en una narrativa se puede obtener un mayor significado.
Una narrativa
estratégica necesita explicar los antecedentes, nuestra visión, nuestro
propósito como líderes y cómo los profesionales pueden contribuir para alcanzar
el propósito.
El autor propone cuatro
tipos de historias que los líderes
pueden compartir:
1.- La historia sobre
quién eres. Muestra a las personas una visión de quién eres como líder y con
frecuencia se transmite utilizando un toque de humor. Los líderes sólo pueden
conseguir que confíen en ellos si revelan distintas facetas de su personalidad
que permitan que los demás conozcan cómo son. Admitir errores, describir
lecciones o encuentros que han cambiado su vida, son áreas potentes en las que
basar las historias.
2.- La historia sobre
el futuro. Se centra en mostrar lo que se tiene que conseguir.
3.- La historia sobre
la misión y los valores en el trabajo. Utilizando ejemplos, como hemos
comentado, de profesionales que destacan por hacer lo correcto (en ocasiones
los líderes pueden recurrir a historias sobre valores equivocados en el trabajo
para resaltar las áreas que deben cambiar).
4.- La historia sobre
el cliente y sus necesidades. Describe necesidades que deben ser cubiertas o
facilita ejemplos sobre experiencias altamente satisfactorias o deficientes de
los clientes.
Las buenas historias
tienen personajes con personalidad, mostrarán un conflicto o reto, descrito con
imágenes vívidas y tendrán un punto de inflexión, mostrarán no dirán.
Chris Satterthwaittepropone utilizar una fórmula sencilla para relatar una historia: Problema –
Solución – Beneficio. Mantiene que toda historia contiene una fórmula básica:
a).- Problema: La
princesa está en el torreón donde nadie
puede llegar a ella. Canta toda la noche para vencer su soledad.
b).- Solución: Un
valiente príncipe escucha su mágica voz y decide hacer lo que sea necesario
para llegar al torreón y liberarla.
c).- Beneficio: Después
de vencer muchos peligros cabalgan juntos hacia un feliz futuro.
Nunca se debe contar
una historia si no creemos en ella y no la hemos ensayado previamente. Debemos
valorar antes de hacerlo si la audiencia está preparada para oírla o si es
mejor presentar datos y analizarlos.
El principio
fundamental que tenemos que tener en cuenta a la hora de seleccionar la
historia es que tenga como objetivo el cambiar comportamientos y conseguir
resultados. El primer paso es, por tanto, definir nuestro propósito y ya que
las historias, en el mundo laboral, están diseñadas para provocar acciones, hay
que tener éste muy claro. Debemos preguntarnos a quién queremos influir y qué
queremos que haga, así como los beneficios que va a obtener para poder
persuadirle al cambio. Finalmente tenemos que saber qué conclusiones queremos
que saquen de la historia, sin hacer que éstas sean nuestro mensaje. Es mejor
que la persona llegue a la conclusión que deseamos por sí misma.
III.-
ESTAR PENDIENTE DE LAS SEÑALES QUE EMITIMOS. Es el tercer
aspecto que Murray considera fundamental.
Los líderes se
encuentran bajo observación permanente. Independientemente de nuestras palabras
nuestro lenguaje corporal puede anular todo lo que podemos intentar transmitir.
Cada gesto envía una señal poderosa que puede minar o reforzar nuestro mensaje.
Todo lo que hacemos es un ejemplo y todo comunica. Esto implica que los líderes
deben ser conscientes de la necesidad de parecer, actuar y hablar como un líder
las 24 horas del día.
Richard Gnodde,
directivo de Goldman Sachs International mantiene que la comunicación de un
líder se puede definir como todo lo que éste dice, hace, su conducta y su
lenguaje corporal. Según él “Los buenos líderes saben instintivamente cuando
hablar, cuando callar y cómo comportarse. Las personas siempre miran hacia
arriba buscando señales y los líderes siempre han estado en una pecera. Ésta es
más transparente que nunca en la actualidad debido a internet que permite un
escrutinio las 24 horas del día”.
Murray destaca los
siguientes mensajes negativos que los líderes pueden enviar a sus profesionales
cuando no son conscientes de su lenguaje facial y corporal:
1.- Falta de confianza
en un colaborador.
2.- El grado en que el
líder acepta y tiene en cuenta los sentimientos de sus profesionales.
3.- La aceptación
implícita de comportamientos inadecuados.
4.- Sus propios
sentimientos negativos sobre un tema.
5.- Su falta de
compromiso con una actuación determinada.
1
El autor plantea que:
a).- Nuestras
actuaciones y lo que dejamos de hacer, las preguntas que hacemos y cómo
actuamos son formas de comunicación.
b).- No existe nada más
corrosivo que decir una cosa y hacer la contraria.
c).- Nuestras acciones
deben ser un modelo de lo que queremos conseguir. No podemos demandar cosas que
no estamos preparados para hacerlas nosotros.
d).- Los líderes que
verdaderamente aman lo que hacen y lo
demuestran en todo lo que hacen y en cada expresión consiguen un enorme efecto
de contagio.
e).- Los grandes
líderes transmiten positividad y optimismo y con frecuencia lo hacen a través
de sonrisas o caminando con energía o manteniendo un porte erguido. Mantener
contacto visual y sonreír son dos señales faciales poderosas que pueden obrar
milagros. El contacto visual estimula la comunicación y transmite calidez e
interés y ayuda a generar credibilidad. Sonreír hace que nos perciban como
amables y accesibles, hace que las personas se sientan cómodas con nosotros y
que estén dispuestas a escucharnos mejor. Los gestos potencian el efecto de
nuestras palabras. La ausencia de ellos nos hacen parecer rígidos y aburridos.
La forma de hablar manda señales, también, por ejemplo los oradores aburridos
no varían el tono de su voz, no utilizando ninguna inflexión en la misma.
f).- Debemos aprender a
canalizar nuestras emociones para poder utilizar el lenguaje corporal para
reforzar nuestros mensajes. Un líder que transmite tranquilidad, aún en
situaciones de tensión está mandando el mensaje de que no hay que tener pánico
y que existen soluciones.
g).- Ser visible y
accesible es una señal poderosa de integridad y facilita la conexión con los
demás.
h).- Estar alerta ante
el poder destructivo de los metamensajes. Éstos son los mensajes no verbales,
implícitos que emitimos inconscientemente cuando nos comunicamos. Su
significado puede ser tan poderoso que puede llegar a anular a lo que queremos
decir y hacer que nuestra audiencia interprete lo que decimos de forma muy
diferente. Por ejemplo, muchas personas pueden comenzar una frase con “Con todos
mis respetos,…”para continuar con una crítica.
Los metamensajes pueden
eliminar la confianza y las actitudes
abiertas en los lugares de trabajo. Por ejemplo la palabra “pero”, si decimos a
alguien que su idea es buena pero,….., hemos anulado la alabanza y la persona
se va a quedar sólo con lo que ha escuchado tras “pero” y pensará que su idea realmente no es buena.
Murray recomienda decir:” Esa es una gran idea y que te parece añadir esto”.
i).- Las acciones
simbólicas transmiten mensajes que permanecen. Hay que reconocer a las personas
que destacan y que están haciendo las cosas bien.
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