George Kohlrieser,
profesor de liderazgo y de comportamiento organizacional en IMD y experto en
negociación con rehenes, plantea que temer al conflicto es humano pero que si
somos capaces de enseñar a nuestra mente a que se enfrente al conflicto de
forma abierta y a negociar soluciones ganar-ganar nuestra eficacia como líderes
crecerá enormemente. Recomienda, para ello, dominar 6 habilidades esenciales
para convertir el conflicto en una herramienta constructiva para tener éxito
tanto a nivel profesional como personal. Estas son:
1.-
CREAR Y MANTENER UN LAZO DE UNIÓN CON NUESTRO ADVERSARIO.
El conflicto, por
definición, surge cuando una diferencia de perspectivas se caracteriza por la
tensión, emoción y polarización. Se presenta cuando los lazos humanos se rompen
y las personas experimentan sentimientos como pérdida, frustración o aflicción,
reales o anticipados. En el entorno de la organización el dolor emocional puede
venir de un nivel individual, por ejemplo una promoción perdida, o puede
sentirse a nivel de toda la organización como resultado, por ejemplo de la
pérdida.
Crear lazos evitará el
quedar atrapado en nuestros sentimientos personales respecto al contrario. No
es necesario que el otro nos guste para establecerlo. Lo único que se necesita
es lo que Carl Rogers llamaba “una
incondicional y positiva consideración”. Esto es la habilidad de aceptar
algo como un comienzo independientemente de que no estemos de acuerdo con ello.
Aceptación y acuerdo son dos conceptos distintos que se confunden con frecuencia.
Debemos tratar a la otra parte como un aliado y no como un enemigo para buscar
zonas de mutuo entendimiento. Tener la capacidad de separar a la persona del
problema es una habilidad fundamental de los líderes que hace posible evitar
una respuesta negativa ante los ataques personales. Mantener la serenidad hace
que podamos centrarnos en los asuntos reales y en las metas comunes.
2.-
ESTABLECER UN DIÁLOGO INTERNO Y EXTERNO PARA LA NEGOCIACIÓN DEL CONFLICTO.
El dialogo necesita conciencia
de uno mismo y autogestión. De esta forma nuestra mente nos ayudará a vencer
nuestro miedo natural al conflicto y a contemplarlo con una perspectiva
distinta. Muchos líderes al enfrentarse a un conflicto se pueden convertir en
rehenes de sus miedos internos. Diversas investigaciones sugieren que podemos
cambiar la forma en que percibimos y actuamos ante una situación y podemos
crear un diálogo interno que nos permita ver algo como una oportunidad y no un
obstáculo y al “adversario” como un aliado potencial, lo que nos va a permitir
ir hacia la persona con la que estamos en conflicto y establecer un diálogo.
Esto implica hablar y escuchar sin agresividad ni hostilidad.
3.-
HACER QUE EL CONFLICTO AFLORE.
Si un conflicto se
esconde o no se reconoce estamos negando la oportunidad de trabajar para
intentar superarlo y llegar a un acuerdo mutuamente beneficioso. Saber cuándo
“poner todo el pescado en la mesa” es una habilidad de liderazgo que raya en el
arte. Si somos capaces de juzgar con exactitud las circunstancias y el estado
de ánimo de nuestro adversario podremos maximizar el éxito de nuestra
estrategia de gestión del conflicto.
4.-
NO OLVIDAR LA CAUSA DEL CONFLICTO.
El conflicto ha
aflorado, estamos preparados para el diálogo pero ahora qué hacemos. Tenemos
que pensar en cuáles eran las causas del conflicto no sólo desde nuestra
perspectiva sino desde la de la otra parte. Con frecuencia el desacuerdo surge
de que las personas tienen un conjunto de metas, intereses y valores
diferentes. Pueden existir distintas perspectivas sobre cuál es el problema que
puede exacerbarse por los distintos estilos de comunicación, como por ejemplo
es un problema de control de calidad o de producción. En otras ocasiones hay
que aceptar la realidad de que existen personas complicadas y que si por
ejemplo un individuo está motivado por su ego y sed de poder va a estar rodeado
siempre de conflictos. Con estas personas es todavía más crítico dominar
las habilidades para gestionar el
conflicto.
Es conveniente
identificar si el conflicto nace de un interés o de una necesidad. El primero
es más superficial y transitorio tal como dinero o un trabajo. Una necesidad deriva de algo más profundo:
identidad, seguridad, respeto, por ejemplo. Muchos conflictos parece que tienen
su raíz en intereses pero el comportamiento de las personas involucradas revela
que está movido por necesidades. Cuando conocemos cuál es el verdadero motivo
podemos responder para resolver el conflicto. No tenemos que olvidar que el
sentimiento de pérdida, sea real o imaginario está en la causa ráiz de la
mayoría de los conflictos.
5.-
RECORDAR QUE LA RECIPROCIDAD FUNCIONA.
Las leyes de
reciprocidad son el fundamento de la cooperación y colaboración. Normalmente
recibiremos lo que damos. La reciprocidad es un factor que se encuentra en la
empatía: investigaciones han demostrado que las neuronas espejo en el cerebro
establecen la empatía y la reciprocidad.
El intercambio mutuo y
la adaptación interna permiten que dos individuos o más sintonicen y muestren
empatía por los estados internos de cada uno. Seremos más expertos en
reciprocidad si dominamos la técnica de empatizar y cómo manifestarla tanto de
forma verbal como no verbal y una vez que hagamos una concesión normalmente la
otra parte va a responder con reciprocidad.
6.-
MANTENER UNA RELACIÓN POSITIVA DURANTE EL CONFLICTO.
Implica entender,
respetar y mantenernos alerta sobre la perspectiva de la otra persona.
Especialmente cuando no estemos de acuerdo con un punto específico o
comportamiento debemos demostrar nuestra aceptación de ellos como personas.
Tenemos que equilibrar la razón y la emoción, porque las emociones como el
miedo , la ira, la frustración y hasta el amor pueden distorsionar acciones que
de otra forma serían razonadas y meditadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario