domingo, 21 de diciembre de 2025

CÓMO ACTUAR ANTE PERSONAS COMPLICADAS

 


Jefferson Fisher en “The next conversation. Argue less, talk more”, que estamos comentando, plantea que, con frecuencia en momentos complicados hemos escuchado el consejo de que debemos mostrar empatía e intentar alcanzar un terreno común con la otra parte. Pero en ocasiones puede no ser muy práctico si nos encontramos en una situación en la que parece que nuestra compasión está exhausta o creemos que está siendo explotada o  que quieren aprovecharse de nosotros.

La amabilidad, en solitario, no siempre funciona, si la otra persona está decidida a malinterpretarnos. Cuando esto ocurre normalmente tendemos a hacer una de estas dos cosas:

a).- Andar con “pies de plomo” adaptando constantemente nuestras palabras y acciones para evitar cualquier tipo de conflicto, a expensas de nuestra propia autenticidad y paz mental.

b).- Redoblar los esfuerzos y reproducir su energía negativa para procura pagar con la misma moneda.

Existe una tercera opción, que es la más beneficiosa y que implica utilizar nuestra nueva voz asertiva para crear respuestas que no dejen lugar para malas interpretaciones,  valientes, pero respetuosas.

Llega un momento en el que tenemos que defendernos nosotros mismos y hacer oír nuestro descontento para manifestar, con respeto e integridad, lo que es inaceptable para nosotros. Para ello lo primero que tenemos  que hacer es seleccionar bien el momento y si la persona que tenemos delante merece el esfuerzo o no.

Mostrar nuestro desacuerdo activamente y defendernos a nosotros mismos es tanto un arte como una habilidad. Fisher recomienda utilizar una serie de técnicas, herramientas y estrategias para emplear en situaciones complicadas:

I.- ANTE UN INSULTO 

Debemos entender que la otra parte quiere algo de nosotros. Ese algo es la dopamina, la hormona que hace que nos sintamos bien, que nos motiva y recompensa. Su búsqueda de dopamina tiene poco que ver con nosotros personalmente. Con frecuencia es un reflejo de sus propias inseguridades. Denigrar a los demás puede hacer que los que no tienen poder se sientan poderosos, los ignorados se sientan reconocidos y los envidiosos sientan que han ganado algo. Obtienen dopamina de la atención de ser el centro de atención o por su sentimiento de control sobre nuestra reacción negativa.

También les sirve para distraerles de sus propias vulnerabilidades al permitirles centrarse en las debilidades percibidas o que proyectan sobre nosotros. La otra persona se siente menos insegura, aunque sea momentáneamente, sabiendo que puede generarnos inseguridades, también. Se siente menos molesta sabiendo que nosotros también estamos molestos. Es un círculo en el que su sensación de plenitud  temporal se produce a costa de la autoestima de los demás.

La clave está en considerar este tipo de comentarios como lo que son realmente: un intento de provocar una respuesta, en la que no se trata de nosotros, sino de su necesidad de nuestra respuesta para sentirse bien.

Cuando nos insultan sea llamarnos algo o un ataque personal sobre nuestro carácter, apariencia, habilidades o identidad, el objetivo de estos comentarios es hacernos daño. Al recibir un insulto la respuesta que nos parece más gratificante consiste en  devolver el agravio, como por ejemplo: “ Bueno si yo soy idiota, tú eres…” . pero solo va a servir par aumentar el problema. Puede ser que nos logremos convencer a nosotros mismos que está bien hacerlo, pero ahora somos nosotros los que buscamos esa descarga de dopamina. Los “golpes” continuarán hasta que una de las dos partes recibe un sentimiento de triunfo momentáneo. No merece la pena, debemos pensar que valemos más y que no debemos caer en ese comportamiento tan poco edificante.

Fisher recomienda que cuando alguien nos ofenda o insulte probemos seguir uno de estos tres pasos:

1.- Hacer una pausa larga

Una pausa larga da a sus palabras la oportunidad de que vuelvan a ellos como un eco, repensar sus palabras y cuestionarse si las van a mantener o retirar. Y, sobre todo, el silencio les retira su dopamina.

2.- Repetir lentamente lo que han dicho

Con frecuencia el silencio es lo único que tenemos que aportar. Si se requiere algo más podemos repetirles muy lentamente lo que han dicho. En este caso nosotros somos el eco y nos estamos asegurando de que han escuchado cada palabra que han dicho.

3.- Controlar la respiración

Cuando repetimos sus palabras, o conseguimos limpiar el ambiente o echamos leña al fuego. En ese momento necesitamos apoyarnos en nuestra respiración y controlarla para asegurarnos que no enturbiamos la situación, ya que si entramos en un estado de respiración superficial existe un riesgo mayor de que caigamos en una demostración retrasada de emociones o ira y perdamos nuestra ventaja moral.

II.- ANTE UNA ACTITUD CONDESCENDIENTE O DE MENOSPRECIO

Comentarios del tipo: “Déjame que lo exponga en términos en los que me puedas entender” o “ ¡Qué bien¡ Por fin has perdido peso. Bien por ti” , van dirigidos a subestimar nuestros esfuerzos, inteligencia o estatus. Estas observaciones con frecuencia son indirectas, ocultas, bajo un halago o amabilidad fingidas, que buscan reducir nuestra significancia.

En estos casos el autor recomienda:

1.- Pedirles que repitan lo que han dicho

Diciendo, por ejemplo: “Necesito que repitas eso”, o “Necesito que digas eso otra vez” o “No me he enterado bien del todo. ¿Podías repetirlo?”

Cuando lo hacemos estamos acabando con su diversión (dopamina). Es como lanzar un paño mojado sobre sus palabras, no se lo esperan y se sienten incómodos, con lo que la respuesta suele ser rápida y consistir en frases como: “No, si no importa,….””si realmente quería decir …..”, mientras reajustan sus respuestas.

2.- Pedir una respuesta de resultado

Independientemente de que tengan el valor de repetir el comentario, nosotros debemos responder utilizando una pregunta de resultado. Este tipo de pregunta busca destacar y proyectar la reacción que trataban de provocar. Por ejemplo podemos preguntar:

a).- ¿Deseabas que eso me doliese?

b).- ¿Querías que eso me avergonzase?

c).- ¿Eso pretendía hacer que me sintiese pequeño o inferior?

d).- ¿Te sentiste bien al decir eso en voz alta?

3.- Responder con el silencio

Independientemente de su respuesta podemos dejar que el silencio sea nuestra respuesta. Puede ser mejor no responder. Normalmente terminarán diciendo que estaban bromeando o empezarán a intentar retirar lo dicho. Podemos dejar que su mal comportamiento perdure mientras nuestro silencio muestra que nosotros somos los que tenemos el control y la compostura.

III.- ANTE UNA ACTITUD GROSERA O DESPECTIVA

Comentarios del tipo: “Oh¡ todavía estás hablando”, “nadie te lo pidió o preguntó” o “me siento más tonto después de escucharte”, son muy comunes y muestran una falta de respeto. Pueden ser directos o indirectos y son desagradables. El objetivo de estos comentarios es invalidar nuestros pensamientos y creencias.

Cuando alguien se comporte con nosotros de esta manera Fisher recomienda seguir los siguientes pasos:

1.- Hacer una pausa corta

Lo suficientemente larga para considerar sus palabras para decidir si lo que han dicho merece que le dediquemos nuestro tiempo y esfuerzos

2.- Hacer una pregunta sobre su intención

Esta clase de preguntas son similares a las orientadas a un resultado pero están centradas en un input, buscando destacar el sonido de sus palabras para explorar e investigar su intención. Podemos utilizar preguntas como:

a).- ¿Pretendías parecer grosero o despectivo?

b).- ¿Querías que sonara tan cortante y brusco?

c).- ¿Qué pretendías con esa afirmación?

d).- ¿Cómo esperas que reaccione ante eso?

e).- ¿Pretendías dañar o ayudar?

3.- Esperar

La mayor parte de las veces la otra persona procurará aclarar o pedir disculpas y reajustar su comentario con algo como: “ O cielos, no, no, nada de eso, lo que yo quería decir es….” Si esto ocurre debemos felicitarnos porque habremos evitado llevar las cosas a un plano personal y potencialmente perjudicar una relación.

Si, a pesar de todo, su intención tenía mala voluntad mejor callar, ignorar  y seguir adelante

 

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario