Tomas Chamorro-Premuzic, profesor de
Psicología de la Empresa en el University College de Londrés, en el HBR NetworkBlog del pasado 16 de noviembre plantea que la mayor parte de las personas
piensan que tener carisma es vital para ser un buen líder ya que es
indispensable para mantener la atención de la audiencia. Desde su punto de
vista propone que los beneficios a corto plazo de tener carisma se pueden ver
neutralizados por sus consecuencias a largo plazo si se utiliza
incorrectamente.
El autor destaca una serie de razones
para desconfiar del líder carismático y
que muestran el lado oscuro del carisma:
1.- El carisma
diluye el razonamiento. Existen sólo tres maneras de influir en los demás: la fuerza, la razón o
el encanto. Mientras las dos primeras son racionales (incluso si somos
"forzados" a hacer algo, obedecemos por una razón) el encanto no lo
es. Éste, mal utilizado, se basa en la
manipulación emocional y tiene la habilidad de anular cualquier valoración
racional y favorecer los prejuicios en nuestras
opiniones. Los líderes carismáticos, según Chamorro-Premuzic influyen en los
demás más por su encanto que por sus razonamientos y cuando éste pierde fuerza
o se pierde suelen emplear la fuerza (esta sería la forma de actuar de los
dictadores).
2.- El
carisma es adictivo. Los líderes
que tienen la capacidad de encantar a sus seguidores se convierten en adictos
de su admiración. Una vez pasado el efecto "luna de miel" siguen
ansiando contar con altos niveles de aprobación, lo que les distrae de sus
objetivos reales. los seguidores, por su parte, se convierten en adictos al
carisma de su líder, reforzándolo con muestras de populismo. El resultado es una
dependencia mutua que contribuye a distorsionar la realidad para poder
mantenerla. En muchas ocasiones los líderes carismáticos se mantendrán
engañados aunque sus seguidores hayan despertado y les hayan abandonado. El
autor pone como ejemplo la actitud de Tony
Blair que sigue pensando que la invasión de Iraq supuso un triunfo moral o de Sadam
Hussein ( que se apoyó en su carisma durante años) que estaba absolutamente
convencido de que había servido a su país con dignidad e integridad.
3.- El
carisma esconde a los psicópatas. Éstos en muchas
ocasiones se muestran encantadores, para ocultar sus tendencias antisociales, y
lograr sus objetivos. El egocentrismo, la capacidad de engaño y de
manipulación, junto al egoísmo son en muchas ocasiones comportamientos claves
para el desarrollo de carreras tanto en el mundo de la política como de las
organizaciones.
4.- El
carisma fomenta el narcisismo colectivo. las personas pueden ser "encantadas" por
otras sólo cuando comparten sus valores y principios fundamentales. Barack Obama no es considerado carismático por los
republicanos. En esta línea el carisma potencia nuestras ideologías: nuestra adoración por alguien que expresa nuestras
creencias (con frecuencia mejor de lo que podemos hacer nosotros) es un medio
socialmente aceptado de amarnos y adularnos a nosotros y a nuestra
"tribu". En definitiva, el autor plantea que, no podemos encontrar a
alguien carismático si su visión no se alinea con la nuestra, por lo que la única transformación que los líderes
carismáticos podrían lograr es unir a
sus seguidores convirtiéndoles en una versión más radical de ellos mismos,
consiguiendo que se cierren en sus ideas rechazando otras alternativas.
Tomas Chamorro-Premuzic señala que a
pesar de estos riesgos el lado oscuro del carisma no se suele tener en cuenta y
que sobre todo en el mundo occidental deberíamos someternos a una
desintoxicación de carisma, especialmente a nivel político. Propone tres
recomendaciones para neutralizar los efectos negativos del carisma:
1.-
Seleccionar líderes utilizando herramientas científicamente validadas en lugar
de apoyarnos en la "química" o intuición. Como ejemplo el autor señala que
los psicópatas suelen obtener buenos resultados en las entrevistas, pero si se
utilizan tests psicométricos ampliamente validados los fallos en la
personalidad van a ser detectados mejor, ya que son inmunes al carisma.
2.- En el caso de los políticos, limitar su tiempo
de exposición en los distintos medios. Distrae y hace que los políticos carismáticos puedan
parecer más competentes de lo que realmente son. Esto no significa limitar la libertad de expresión sino intentar
que la información se base más en hechos reales.
3.- Buscar
el talento oculto, lo que supone evitar
caer en la trampa del carisma. existe una paradoja universal que se produce en el
mundo del management por la que los profesionales que suelen ascender
en la jerarquía de las organizaciones hasta os puestos de mayor poder lo hacen
por ( en lugar de a pesar de) determinados rasgos de carácter que les van a
perjudicar en su desempeño como líderes. Aunque esta paradoja fue descubierta
hace más de 20 años, el autor señala que en las organizaciones se muestran
reacios a buscar a candidatos potenciales que no sean exclusivamente los que se
autonominan, en la mayor parte de las ocasiones pasando por encima de los
compañeros o atemorizándoles. Esta puede ser una de las causa principales de la
baja representación de mujeres líderes en puestos relevantes, tanto en política
como en las organizaciones y explica, también, por qué las pocas mujeres que
consiguen romper ese techo de cristal muestran unas personalidades más
agresivas, implacables y patológicamente ambiciosas que sus colegas masculinos.
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