Adrian Gostick y Chester Elton, en “The best team wins. The new science of high performance”, como hemos visto, plantean 5 disciplinas que deben dominarlos líderes de equipos. Tras la primera que analizamos en una entrada anterior: entender y lograr el compromiso de las distintas generaciones, la segunda es:
II.-
PERSONALIZAR LA GESTIÓN DE LOS PROFESIONALES
Los líderes pueden
obtener enormes mejoras en la productividad de sus equipos si son capaces de descubrir los talentos y motivaciones de cada uno
de sus profesionales para poder desarrollar de forma óptima la carrera de cada
uno de ellos. La personalización de la apreciación es fundamental para
gestionar personas, ya que éstas quieren poder mantener relaciones auténticas
con sus jefes y que éstos les animen a perseguir algunas de sus pasiones.
La sabiduría tradicional
ha defendido que todos los miembros de un equipo debían ser tratados de forma
similar porque así se aseguraba una gestión justa. Estas ideas antiguas evitaban
que los líderes optimizasen la asignación de responsabilidades entre los
integrantes de un equipo de acuerdo a sus motivaciones particulares y
habilidades.
La mejor manera de
afrontar el desafío de las diferencias entre los miembros de un equipo es
considerarlas como una oportunidad de oro para construir un equipo heterogéneo
donde las habilidades y pasiones de sus componentes incrementan la inteligencia colectiva y productividad del
grupo.
Personalizar la relación
con los profesionales para su desarrollo se puede facilitar utilizando alguna
de las siguientes técnicas:
1.-
“ESCULPIR” LA CARRERA. Consiste en diseñar una trayectoria
profesional customizada para ayudar a la persona a hacer algo más de lo que les
motiva y un poco menos de lo que les frustra, aumentando las posibilidades de
enganchar y retener profesionales con talento. Aunque en ocasiones pueda
implicar cambios sustanciales de responsabilidad o la incorporación a un nuevo
rol en otro equipo lo más frecuente es que relativamente pequeñas
modificaciones en las responsabilidades o en las situaciones de trabajo
produzcan grandes incrementos en la productividad y en la lealtad de los
miembros del equipo.
El fundamento de esta
técnica se basa en que cuando el trabajo permite a las personas hacer cosas que
satisfacen sus motivaciones principales van a sentirse más felices y más
comprometidos con éste. José María Zas dice en este sentido: “Los mejores
resultados los consigo cuando dedico tiempo a crear perfiles “individuales” de
cada miembro del equipo, incluyendo sus fortalezas profesionales y sus
posibilidades de desarrollo junto con sus motivaciones personales. De esta
forma llego a conocer no sólo sus metas profesionales sino las personales.
Utilizando este análisis puedo construir equipos que pueden complementarse y
motivarse unos a otros”.
Podemos utilizar la
siguiente metodología para conocer mejor a nuestros colaboradores:
a).- Pedirles que
preparen un listado que incluya la
relación de actividades que más les gusta realizar en su trabajo diario.
b).- Preguntar qué es lo
que más les motiva y les da energía de cada una de esas actividades.
c).- Pedirles que
preparen un listado que incluya la
relación de actividades que más les frustra en su trabajo diario.
d).- Preguntarles cuáles
son las causas por las que esas actividades les desmotivan.
e).- Preguntarles cuáles
serían los tres deseos fundamentales y aspiraciones en relación con el
desarrollo de su carrera profesional.
Son preguntas sencillas
pero que constituyen un punto de partida para encontrar qué es lo que motiva a
nuestros colaboradores. Otra técnica consiste en utilizar un “assesssment”
basado en tests de personalidad, ya que éstos miden lo que las personas son en
su núcleo y cómo pueden comportarse en diversas situaciones.
Los autores proponen “esculpir”
los puestos de trabajo tras realizar un “Assesssment
de factores motivadores” que se basa en 23” motivadores laborales” y que
permite a los líderes diagnosticar hasta qué punto las tareas de cada miembro
del equipo se encuentran alineadas o no con sus motivaciones y les sirve para
que éstos puedan introducir pequeños cambios que pueden incrementar la moral y
la calidad de los resultados. Otro beneficio añadido que se encuentra es que
cuando los “assessments” se comparten con otros miembros del equipo ayudan a
que entiendan causas de fricción entre ellos y mejorar las relaciones entre
ellos.
Cada persona tiene una “huella
de motivación”, que es la combinación específica de los 23 factores
motivadores. Algunas se motivaran por el trabajo en equipo y los retos,
mientras otras pueden hacerlo a través del aprendizaje o por la ayuda a los
demás. Cuando los miembros de un equipo y sus líderes conocen y procuran
entender los distintos perfiles de motivación que se encuentran en un equipo pueden
trabajar juntos para realizar cambios en la asignación de tareas para facilitar
a sus integrantes oportunidades nuevas de perseguir sus pasiones. También les
ayuda a mostrar más empatía en relación con los distintos estilos de trabajo lo
que fomenta la armonía en el equipo.
Se pueden seleccionar los
7 factores más motivadores y los 3 más desmotivadores de cada persona para ver
las similitudes. El líder al ver los resultados puede ver qué es lo que tiene
que hacer para mantener a ese equipo en concreto motivado y al analizar los
resultados a nivel individual puede hacerse una idea de cómo puede motivar a
cada profesional. Por ejemplo, una
persona que entre sus 7 factores más motivadores estén la amistad, la diversión
y la empatía puede ser idónea para tareas de “networking” o para establecer
relaciones.
Posteriormente, se pueden
examinar lo que se pueden considerar como posibles causas de conflicto en
relación con las tareas asignadas o la organización y funciones del equipo. Tenemos que ver si
existen fuentes de fricción entre los miembros del equipo debido a las
diferencias entre sus perfiles, quizás por qué un factor está elevado en una
persona y bajo en otra.
Este proceso diagnóstico
no sólo ayuda a los directivos a ajustar su gestión a las motivaciones de sus
colaboradores más directos y que modificaciones deben hacer, incluyendo nuevas
oportunidades para éstos, sino que facilita el que los miembros del equipo
tengan un mejor control de sus propias carreras y consigan estar más
comprometidos con su trabajo.
Si queremos retener a los
profesionales con talento debemos conocer qué les mueve y abordar la tarea de “esculpir”
los puestos de trabajo para el beneficio de éstos y de la organización.
2.-
CONVERTIR LA EVALUACIÓN DEL DESEMPEÑO EN
EVALUACIÓN CONTINUA. La gestión personalizada no sólo
consiste en reconocer las pasiones de cada miembro del equipo en su trabajo
cotidiano, sino en comprobar el desempeño individual y ayudar a mejorarlo a
través de conversaciones continuas. Investigaciones han mostrado que los
equipos tienen un mejor desempeño cuando cada uno de sus integrantes tiene la
confianza de que las personas que le rodean son competentes y trabajan con un
alto nivel de rendimiento. Esta confianza se refuerza cuando saben que su
desempeño se evalúa cuidadosamente.
Los autores han
encontrado que un efecto desmotivador surge cuando los profesionales no confían
unos en otros. Si uno o varios miembros del equipo no trabajan bien suele
significar que el resto debe intentar compensar y el desempeño global se
resiente. Esto perjudica a factores tales como la reputación del equipo o a
temas retributivos.
Los mejores líderes, por
tanto, prestan una tención rigurosa al desempeño individual para intentar corregir
sus causas rápidamente. Si los directivos no adoptan este enfoque proactivo los
efectos en la moral del equipo y a la larga en el desempeño pueden ser
corrosivos, el resentimiento florece, la productividad desciende pues se
entiende que da igual trabajar que no, etc. Muchas grandes empresas están
reemplazando las evaluaciones anuales por la evaluación continua que permite introducir
cambios y corregir situaciones con mayor
rapidez.
3.-
MANTENER CONVERSACIONES “ASPIRACIONALES, que consisten en
encuentros regulares y breves con los miembros del equipo para hablar de sus
aspiraciones de desarrollo de su carrera profesional. Están centradas en el
desarrollo de carrera facilitando oportunidades reguladas para que el líder
escuche cuáles son las ambiciones del profesional para aprender y crecer y para
que pueda aconsejarles sobre cómo avanzar. Para realizarlas correctamente se
debe:
a).- Sentar las reglas
desde el primer día dejando claro que vamos a adoptar un enfoque equilibrado
entre el desarrollo de la carrera del interesado y las necesidades del equipo u
organización. Los directivos deben enfatizar, también, que aunque ellos se van
a implicar activamente en el desarrollo de carrera del profesional, éste es el
responsable último de su crecimiento personal y de la planificación de su
carrera, por lo que debe estar alerta constantemente para detectar
posibilidades de crecer sin esperar a que su jefe se las proponga.
Es importante que el
directivo explique que estas conversaciones van a ser un foro para un feedback
constante y que al finalizar cada sesión de desarrollo pregunte al profesional
si siente que le ha tratado de forma injusta en algún momento y si piensa que
le ha dicho algo que le hace sentir que no le valora como una parte importante
del equipo.
b).- Establecer una
estructura sencilla y un día fijo de reunión, como por ejemplo el primer martes
de cada mes.
c).- Preparar las sesiones
con antelación, comunicando al colaborador los temas a tratar y preguntándole
si hay otra cuestión que quiera tratar. Revisar las notas de reuniones previas
y procurar no cancelar los encuentros ya que puede ser un elemento desmotivador
para el profesional.
d).- Seleccionar el lugar
de reunión que elija el colaborador. Darle la opción de que escoja entre un
encuentro más formal o informal y procurar que sea de presencia física, sólo
recurriendo al teléfono o a videochats cuando trabaje en un lugar alejado.
e).- Establecer
claramente que el motivo de las reuniones es el desarrollo de la carrera del
profesional y que no tienen ningún objetivo punitivo. Si ya han existido
encuentros previos dedicar los primeros minutos a realizar una breve
recapitulación de lo discutido en la sesión anterior y definir la agenda
conjuntamente para la actual.
f).- Preparar un plan de
desarrollo personal que permita efectuar el seguimiento de los logros y de los
proyectos que está abordando el profesional.
g).- Hablar poco. La
reunión es sobre ellos no sobre nosotros. El directivo debe hacer preguntas
para ayudar a diseñar unas expectativas de desarrollo del profesional realistas
y facilitar recomendaciones sencillas.
h).- Eliminar interrupciones.
Hacer que el colaborador sienta que tiene la atención completa del directivo durante
toda la reunión.
i).- No finalizar con
algo negativo. El profesional se sentirá mejor si se termina la reunión
comentando algún aspecto positivo.
j).- Realizar un
seguimiento, por ejemplo un correo en el que se detalle lo que se ha discutido
en la reunión, las decisiones que se han tomado y cualquier feedback
constructivo que queramos que consideren.
4.-
ESTABLECER EL PLAN DE DESARROLLO INDIVIDUAL. No tiene que ser
muy extenso pero debe incluir:
a).-
Motivaciones/fortalezas que el profesional quiere utilizar más en su puesto de
trabajo.
b).- Metas de carrera y
aspiraciones.
c).- Habilidades,
formación, experiencias o colaboración que necesitan para alcanzar sus metas.
d).- 2 o 3 acciones de
desarrollo con su calendario definido y con la relación de personas que deben
involucrarse..
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ResponderEliminarAcciones de desarrollo