Three y JackieCarpenter en SmartBrief on Leadership del pasado 23 de junio plantean que
diversos estudios han mostrado que la soledad crónica tiene efectos negativos
tanto para la salud física como mental, conduciendo, entre otras cosas a: una
productividad decreciente y a un incremento del absentismo. Mientras esto puede
parecer que son malas noticias, tamién, ofrece a los empleadores una gran oportunidad para crear comunidades
donde los profesionales puedan forjar conexiones significativas y amistades. Al
promover un sentimiento de pertenencia y conexión en sus trabajadores, los empleadores
pueden no solo incrementar el bienestar, sino que también potencian el
compromiso y la retención.
Las personas en la
actualidad ansiamos contar con el tiempo y la atención de los demás. La
tecnología y las cambiantes dinámicas sociales han contribuido a un incremento
de la sensación de aislamiento y desconexión entre los individuos. La pandemia
exacerbó esta situación con el trabajo a distancia y las medidas de
distanciamiento físico, lo que ha incrementado la sensación de soledad. Distintas
investigaciones han mostrado que la soledad prolongada puede tener
consecuencias severas para los individuos, incluyendo depresión, ansiedad y
alteraciones en el sistema inmunológico.
Los directivos que
promueven de forma proactiva comunidades en las que los profesionales pueden
experimentar sentimientos de pertenencia y amistad no solo combaten la soledad
sino que facilitan una necesidad psicológica básica que los trabajadores están
buscando.
Los autores proponen
una serie de recomendaciones para que las organizaciones puedan combatir la
soledad. Entre estas tenemos:
1.-
Priorizar la creación de una cultura de conexión
Esta cultura debe
valorar la conexión, inclusión y colaboración. Fomentar la comunicación
abierta, las actividades de construcción de equipos y las relaciones positivas
entre profesionales puede conducir a unos entornos de trabajo que no estimulen
la soledad. La creación de este tipo de
cultura comienza por presentar a los nuevos empleados a los compañeros en los
primeros días de trabajo, pedir ideas, asignar proyectos de equipo y planificar
estratégicamente las oportunidades para que los profesionales trabajen juntos
(presencialmente siempre que sea posible).
2.-
Crear grupos de apoyo al empleado (ERGs)
Son grupos voluntarios,
dirigidos por empleados que se centran en intereses o identidades específicas.
Facilitan una plataforma para que los profesionales conecten con otros que
compartan sus experiencias y pasiones.
3.-
Implementar programas de mentoría
Emparejar a los
empleados con mentores dentro de la organización puede crear una relación de
apoyo que vaya más allá de la dinámica usual de trabajo. Los programas de
mentoría ofrecen oportunidades para la orientación y el desarrollo profesional,
así como para las conexiones sociales, promoviendo un sentimiento de
pertenencia y de crecimiento personal.
4.- Crear espacios sociales
Designar áreas comunes donde
los empleados se puedan reunir, relajar y socializar puede contribuir de forma
significativa a fomentar un sentimiento de comunidad, así como la colaboración
y el trabajo en equipo.
5.-
Promover el equilibrio entre la vida personal y profesional
Los empleadores deben
fomentar un equilibrio entre la vida laboral y personal sano para prevenir el
aislamiento y el burnout. la posibilidad de contar con horarios de trabajo flexibles, la existencia de programas de bienestar y fomentar que los profesionales puedan dedicar tiempo a
sus hobbies y sus intereses fuera del trabajo puede incrementar el bienestar y
reducir la soledad.
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