Riza Kadilar en Talent Culture del pasado 5 de noviembre plantea que en la actualidad las
organizaciones están reconociendo la necesidad de incluir personas de diversos
orígenes entre sus juntas directivas, directivos y equipos. Numerosos estudios
señalan los beneficios de las perspectivas diversas para fortalecer la
innovación, la toma de decisiones y la rentabilidad.
Pero, incorporar un
nuevo miembro solo para cambiar las ópticas, como puede ser el añadir a una
mujer joven de color a una junta directiva compuesta únicamente por hombres
blancos mayores, puede volverse en contra si la única intención al hacerlo es
decir que se están cumpliendo unas normas de inclusión y diversidad. Si la
diversidad se enfoca como la mera adicción de individuos que poseen diferentes
características a un grupo, el resultado será similar a plantar una semilla
pero descuidar darle agua y exposición a la luz solar. En el ejemplo anterior
lo que verdaderamente importa es cómo ese nuevo mimbro joven se siente dentro
del grupo, las actitudes que el resto de la junta directiva muestran hacia ella
y si pueden trabajar bien todos juntos.
Para que la diversidad
funcione, de forma que las diferencias sean consideradas como fuentes de
riqueza, deben ser apoyadas por la inclusión que implica poner el concepto de
diversidad en acción para que el grupo aprecie los beneficios que aporta la
diversidad. La inclusión supone un sentimiento fundamental de pertenencia
dentro de nuestro entorno, en el que los miembros se sienten seguros y
respetados y en el que pueden aplicar sus mejores esfuerzos.
Cada persona es similar
a una semilla y para desarrollar y alcanzar todo su potencial necesita no solo
tener cualidades inherentes, sino un entorno que apoye su crecimiento. Esto es
lo que significa la inclusión y la pregunta crucial es cómo podemos cultivar un
entorno en los que personas diversas, cada una con rasgos únicos y diferentes
unas de otras, puedan crecer y florecer juntas. El autor ofrece una serie de
sugerencias para lograrlo. Entre ellas:
1.-
Conocer a los miembros del equipo. Implica predecir cómo
van a reaccionar en distintas circunstancias, mostrar interés por sus valores,
las emociones principales que moldean sus vidas y sus patrones de pensamiento.
De esta forma los líderes pueden entender las razones por las que reaccionan de
formas particulares en diferentes circunstancias.
2.-
Tratar a los miembros con equidad para asegurar que cada
individuo se sienta suficientemente valorado e incluido.
3.-
Reforzar los comportamientos inclusivos. Este enfoque enfatiza
el reconocer las virtudes de cada persona y la promoción de comunidades más
armoniosas, lo que enriquece el bienestar emocional y minimiza la estéril e
inútil competitividad que con frecuencia domina los equipos. El nuevo paradigma
fomenta la formación de equipos que complementen las fortalezas de sus miembros
y se centra en crear entornos donde sus miembros disfruten realmente de un
compromiso colectivo.
4.-
Compartir la responsabilidad. La inclusión florece
no solo a través de la visibilidad y el ser escuchado, sino por compartir
responsabilidades. El éxito de una cultura inclusiva no puede recaer
exclusivamente en un individuo, debe ser un esfuerzo colectivo que involucre a
todos los miembros de la comunidad, en lugar de directrices procedentes solo de
la cúpula directiva. La responsabilidad compartida implica, también, compartir
apropiadamente la información que va a permitir que lso objetivos colectivos se
alcancen.
5.-
Alabar el trabajo inclusivo. La inclusión prospera
a través de ejemplos positivos. Para ello es importante identificar y promover
situaciones que amplíen el bienestar común. El hacerlo refuerza los
comportamientos inclusivos en la organización. La clave está en reconocer y
promover las fortalezas y éxitos individuales y colectivos.
Una organización
inclusiva se beneficia de la diversidad entre sus miembros. La diversidad de
género, cultura, edad, procedencia geográfica, formación académica, etc, cuando
está integrada de forma sinérgica incrementa la resiliencia de la organización
ante las amenazas económicas.

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