miércoles, 19 de noviembre de 2025

CÓMO PODER ENTENDER Y TRABAJAR MEJOR CON PERSONAS DIFÍCILES



 Brittney  Maxfield en Crucial Skills del pasado 12 de noviembre plantea que lo más difícil de trabajar con personas son las personas, por lo que tenemos que intentar ver a nuestros compañeros desde una perspectiva más generosa y centrarnos no en sus cualidades que consideramos más frustrantes, sino en sus fortalezas.

La autora propone utilizar el Inventario de Despliegue de Fortalezas ( SDI)  para ayudarnos a cambiar nuestra perspectiva, ya que ofrece una visión de los motivos y fortalezas de una persona y sobre cómo esos motivos cambian al experimentar un conflicto. Si se realiza dentro de un equipo ayuda a que sus miembros se conozcan mejor entre sí.

El SDI muestra una visión de la personalidad basada en motivos (Motivational Value System: MVS) que destaca los principales movilizadores del comportamiento. Cada persona comparte una mezcla de tres motivos primarios: personas, procesos y desempeño.

Esto significa que algunos de nosotros obtenemos principalmente nuestro sentido de auto-valía cuando ayudamos a los demás  ( personas), otros cuando tenemos un desempeño de alto nivel y alcanzamos metas (desempeño)  y otros cuando trabajamos independientemente, pensamos con lógica y ordenamos (procesos). Todos tenemos una mezcla de los tres motivos.

Aunque no siempre podamos decir cuál es el MVS de una persona observando su comportamiento, éste nos puede ayudar a valorar las diferencias de personalidad y de que existan en el equipo y esta comprensión puede mejorar nuestras interacciones y fortalecer  a los equipos.

Por tanto, si un compañero se está mostrando de una forma que podemos considerar complicada podemos dedicar un tiempo a analizar sus motivos. También, tenemos que pensar cómo nuestra personalidad afecta nuestra visión de los comportamientos de esa persona. Por ejemplo, una persona muy orientada a los procesos puede interpretar los actos de una muy centrada en el desempeño como arriesgados, o si está orientada a las personas como arrogante.

Al cumplimentar el SDI las personas aprenden cuáles son sus principales fortalezas de una lista de 28, que incluyen características como lealtad, ambición o adaptabilidad. Las fortalezas de nuestro compañero, por ejemplo, pueden ser competitivo, enérgico y ambicioso, pero aunque puedan parecer un poco intimidatorias tenemos que pensar que necesitamos en las organizaciones, también, contar con personas que tengan grandes aspiraciones y que sean tenaces para alcanzarlas. El secreto está en que su manifestación no sea exagerada. Por ejemplo, si alguien se pasa de competitivo puede ser contemplado como agresivo, enérgico como dominante o ambicioso como implacable. Cualquier fortaleza puede ser considerada como una debilidad irritante por los demás cuando es excesiva en sus manifestaciones o se utiliza inadecuadamente.

Aunque podamos describir a nuestro compañero como agresivo, dominante e implacable, lo importante es que entendamos que esas cualidades son la otra cara de la moneda de una fortaleza. Cuando comprendemos esto sobre el comportamiento de los demás podemos verlos de una forma más generosa y podemos abordarles de una manera más productiva.

La manera más sencilla de entender los motivos y fortalezas nuestros y de nuestros compañeros es realizar el SDI, pero si no podemos hacerlo la autora propone las siguientes recomendaciones para mejorar nuestras conversaciones cruciales.

1.- Considerar nuestras “historias” para entender las razones por las que los demás se muestran de determinadas formas. Por ejemplo pensar que aunque creamos que una persona se está portando mal, no es terrible. Puede ser que se preocupe tanto por alcanzar metas que ha perdido de vista la forma en la que sus comportamientos pueden ser interpretados y vividos por los demás. En el fondo lo que quiere es triunfar y eso es algo bueno. También debemos recordar que nuestra perspectiva se ve influenciada por nuestros motivos y que, a lo mejor, no nos comportamos como ella porque nuestros motivos están más relacionados con las personas o los procesos y nos irritan los comportamientos excesivamente orientados al desempeño.

2.- Encontrar un propósito común. Cuando nos dirijamos a la persona, ene le caso anterior, comunicarle que también nos preocupamos por el éxito del equipo, al tiempo que le comentamos que está haciendo cosas que interfieren en el camino del éxito. Si somos capaces de encontrar una forma de trabajar mejor juntas, las posibilidades de alcanzar las metas serán mayores.

3.- Comenzar con los hechos. Al ofrecer feedback centrarnos en los hechos y datos en lugar de lanzar acusaciones genéricas como “Es horrible trabajar contigo”. La otra persona no va a saber cómo actuar ante ese feedback tan vago. Mejor describir los comportamientos como: “Llamaste idiota a Jorge cuando cometió un error”

4.- Compartir las consecuencias naturales de su comportamiento, asegurándonos de destacar cómo éste puede estar perjudicando su motivo primario. Puede ser que no le importe que su conducta esté afectando negativamente o molestando a los demás, pero si le puede preocupar que interfiera en sus resultados

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