José Medina, presidente de Odgers Berndtson Iberia, en un artículo publicado en Executive Excellence el pasado mes de abril, plantea que: “Algunos directivos muestran en sus organizaciones comportamientos sorprendentemente parecidos a los de Hamlet, el protagonista de la famosa tragedia de Shakespeare. También sus empresas se asemejan a veces al castillo de Elsinore: ambiente de exquisita educación, cortesía, ambigüedades y apariencias, junto a las pasiones, duda, desconfianza, disimulo, intrigas y venganzas propias del teatro de la vida. En Elsinore y en estas empresas se hace teatro dentro del teatro”.
Posteriormente destaca las características que reúnen los afectados por el "síndrome de Hamlet":
1.- EJERCER UN LIDERAZGO DÉBIL producido por:
a).- Presentar un perfil influenciable.
b).- Inseguridad que le lleva a la parálisis por el análisis. El directivo se debate en un eterno dilema, refugiándose en la zona de aparente protección que le proporciona el análisis, donde se siente más fuerte y seguro evitando la toma de decisiones. Esta actitud desemboca, al demorar la acción y el uso del poder de que disponen, en decisiones tardías que pueden llegar a destruir a la organización.
2.- GESTIONAR DE FORMA REACTIVA Y DEFICIENTE LAS CRISIS. La falta de proactividad da lugar a la improvisación.
3.- TRANSMITIR MENSAJES DE INSEGURIDAD, AMBIVALENCIA Y DUDA. A pesar de su inteligencia, el líder no acierta a trabajar las fronteras entre pensar y actuar, relacionadas con la capacidad de toma de decisiones, optimismo, seguridad y valentía para evaluar y asumir riesgos.
4.- INCAPACIDAD DE DISTINGUIR ENTRE LOS AMIGOS/ENEMIGOS. Al directivo que presenta este síndrome no le resulta fácil distinguir a unos de otros, pues los que parecen venir a ayudar también parecen querer su puesto. A veces eliminan a quienes pueden cooperar con ellos.
Ser o no ser, finalmente. El eterno dilema humano del liderazgo. Además de pensar hay que actuar. El síndrome de Hamlet se resume en el exceso de reflexión y escasez de acción, por lo que a veces se desaprovechan y se pierden grandes ocasiones y proyectos en los teatros de la vida, de la política y de las organizaciones.
Craig Cochran, autor de varios libros sobre liderazgo y calidad, analizando el personaje de Shakespeare, señala que el comportamiento de Hamlet nos enseña que:
1.- El líder tiene que tomar decisiones basadas en información veraz y contrastada. En una situación de crisis debe elegir entre dos opciones actuar o completar la información de que dispone para poder actuar posteriormente. Debe tener la capacidad de transformar la información en acción.
2.- El líder debe movilizar a sus colaboradores. Las decisiones que toma deben ser ejecutadas por otros profesionales. No puede hacer todo solo por lo que debe definir y transmitir unas metas claras y procurar inspirar y motivar a sus colaboradores para lograr alcanzarlas. Sin esta capacidad el directivo podrá ser un cruzado, un visionario o un genio pero nunca será un líder.
3.- El líder debe mantenerse centrado en su meta y evitar distracciones que le alejen del objetivo a alcanzar. Debe elaborar un plan y ejecutarlo.
4.- El líder no debe perder de vista a sus competidores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario