El “CUARTO VILLANO” de la toma de decisiones que plantean Chip y Dan Heath en “Decisive. How to make better choices in life and in work” , que hemos
venido comentando en entradas anteriores, hemos visto que es EL EXCESO DE CONFIANZA. Para vencerlo
los autores proponen estrategias centradas en:
IV.-
PREPARARSE PARA ACEPTAR LOS PROPIOS ERRORES Y EQUIVOCACIONES.
La humildad para
aceptar que nuestras habilidades
predictivas pueden fallar es una actitud crítica para tomar buenas decisiones.
Para ello y para intentar contrarrestar el efecto del exceso de confianza
podemos:
1.-
AMPLIAR NUESTRA PERSPECTIVA DE LO QUE EL FUTURO PUEDE TRAER CONSIGO
CONSIDERANDO DIVERSAS POSIBILIDADES, TANTO BUENAS COMO MALAS. En
distintas investigaciones se ha demostrado que las estimaciones sobre la probabilidad de que ocurra un hecho
son mucho más exactas cuando se pide a las personas que tengan en cuenta los
dos extremos del rango que se está considerando. Cuando pensamos en éstos ampliamos nuestra
visión de lo que es posible y aumenta nuestra percepción de lo que es posible y
de la realidad ( por ejemplo si compramos un coche nuevo lo aseguramos a todo
riesgo, por si ocurre un hecho tan improbable como un accidente en el que quede
destrozado, para tener la garantía de que en ese caso lo podremos reemplazar
con el dinero del seguro).
Dan y Chip Heath
recomiendan las siguientes técnicas para aumentar nuestra perspectivas:
a).- J. Edward Russo y
Paul J. H. Shoemaker investigadores de los procesos de toma de decisiones
plantean que cuando las personas utilizan lo que ellos llaman la
"prospección a posteriori" y que consiste en pensar hacia atrás desde
un cierto futuro, pueden explicar mejor por qué un suceso puede llegar a
ocurrir. En un estudio que realizaron para comprobar esta teoría se facilitó a
los participantes una descripción de un empleado que se acababa de
incorporar una compañía con un breve
boceto de las características de la misma. A la mitad de los participantes se
les solicitó que expusiesen razones convincentes por las que el profesional abandonaría la
empresa antes de seis meses. De media generaron 3,5 razones cada uno de ellos.
Al 50 % restante se les pidió que utilizasen el enfoque de la "prospección
a posteriori" y se imaginasen que
habían transcurrido seis meses y el trabajador acababa de renunciar. En este
escenario los participantes eran capaces de imagina una media de 4,4 razones
por persona, ya que parece que este enfoque propicia el que llenemos
los espacios en blanco entre el presente y una fecha en el futuro.
El psicólogo Gary Klein
inspirado en este estudio desarrolló un método que llama "premortem" y que
consiste en que se imagina la "muerte" futura de un proyecto y
pregunta: "¿Qué lo mató?". Un equipo que haga un análisis de este
tipo comenzaría por asumir un futuro sombrío y se preguntaría:"Nuestro
proyecto ha sido un fiasco total, ¿Por qué ha fallado?". Sus miembros dedicarán unos minutos para
escribir las razones posibles del fracaso. Posteriormente el líder del equipo
pedirá que cada integrante del equipo exponga una razón hasta que todas las
ideas se hayan compartido. Cuando todas las amenazas hayan aflorado los
miembros del equipo pueden prepararse para equivocarse adaptando sus planes
para intentar neutralizar todos los escenarios negativos que puedan.
b).- Otra estrategia
parecida es el análisis de fallos y sus efectos, que ha sido precursora de la
anteriormente expuesta en el mundo militar y de las administraciones públicas
norteamericanas. En ella los miembros de un equipo identifican todo lo que
piensan que puede ir mal en cada fase de un proyecto y se hacen dos preguntas:
"¿Qué
consecuencias severas puede tener?"
"¿Qué probabilidad
existe de que se produzcan?"
Después de asignar una
puntuación del 1 AL 10 a cada variable, las multiplican para tener un total.
Las que puntúan más alto son las que se tienen que vigilar más estrechamente.
Ambas técnicas impiden
que las personas se centren en una opción, normalmente optimista y les obligan
a que piensen en las incertidumbres que la rodean. El esfuerzo que supone
explorar el amplio espectro de posibilidades existente y la preparación para el
peor escenario posible actúa de forma poderosa para contrarrestar el exceso de
confianza.
Nuestros juicios pueden
ser equivocados desde varias perspectivas. Podemos fallar por no considerar los
problemas con los que nos podemos encontrar y es por esto por lo que
necesitamos los "premortems", pero también, podemos equivocarnos al
no prepararnos para resultados positivos inesperados.
Poe esta razón debemos
prepararnos para un posible éxito planteándonos: "¿Ha pasado un año y
nuestra decisión ha resultado un éxito desbordante. En este escenario ¿qué
tenemos que hacer para garantizar que estamos preparados para el
triunfo?".
El exceso de confianza sobre
el futuro distorsiona nuestras decisiones, puede hacernos abúlicos a la hora de
prepararnos para los problemas, nos tienta a ignorar los primeros signos de
fracaso y nos dejan sin preparación ante posibles sorpresas, tanto agradables
como desagradables. Por tanto, como hemos visto, debemos estar alerta y valorar
un amplio espectro de posibilidades y prepararnos tanto para las buenas como
para las malas situaciones. Aunque no podamos minimizar estas últimas debemos
considerarlas y prepararnos mentalmente para ellas.
2.-
ESTABLECER ALERTAS. Éstas
son señales que nos avisan en el momento exacto para reconsiderar una decisión
o para tomar una nueva. Su objetivo es sacarnos de nuestras rutinas
inconscientes y hacer que percibamos que tenemos que hacer una elección,
permitirnos no negar la realidad, abordar
transformaciones que pueden ser críticas y no despreciar las oportunidades que
se nos pueden presentar. En el caso de
la asistencia sanitaria pueden ser protocolos que indiquen cuando hay que tomar
determinadas decisiones o recurrir a otro nivel asistencial.
En nuestra vida
cotidiana de forma espontánea conectamos el “piloto automático” y no nos
cuestionamos decisiones pasadas y los hábitos que han podido crear. Las alertas
nos despiertan y nos hacen ver que tenemos la capacidad de elección. Son
especialmente útiles para abordar cambios graduales.
Una opción para hacerlo
es fijar límites de tiempo a partir de los cuales hay que acometer alguna
acción que supone un cambio o rendir cuentas de un proyecto. También podemos
utilizarlas para comprometernos durante un tiempo con una determinada acción o
proyecto, aunque sea arriesgado minimizando los costes de un exceso de
confianza. Nos van a avisar de si no funciona y hay que cambiar de estrategia.
Al entrenar a las
personas para que reconozcan patrones de amenaza u oportunidad podemos
aprovecharnos de la ventaja del fenómeno que todos hemos experimentado en
alguna ocasión: el efecto “lo veo en todos los lados” y que consiste en que
aprendemos un nuevo concepto o palabra y repentinamente empezamos a encontrarlo
en todas partes. Definiendo una alerta facilitamos su reconocimiento.
3.-
CONFIAR EN QUE EL PROCESO SEA JUSTO. La mayoría de las decisiones
cotidianas no cuesta esfuerzo tomarlas, pero las que son complicadas pueden
afectarnos. Con frecuencia cuando este tipo de decisiones surgen en las
organizaciones suelen ser de carácter grupal. En este caso cobra todavía más
importancia un factor añadido: las decisiones tomadas deben ser percibidas como
justas. Tenemos que reconocer que todas las decisiones tienen un efecto
colateral que en ocasiones puede ser dañino para alguien o percibido de forma
negativa por las personas que han visto rechazadas sus ideas y que pueden
reaccionar con ira, sentimientos dañados o pérdida de confianza en las nuevas
directrices.
El proceso de toma de
decisiones que hemos ido viendo, superando a los “villanos” contribuye a
facilitar el sentido de justicia ya que permite a las personas conocer cómo se
está llevando a cabo la toma de decisiones. Otras técnicas pueden ser:
a).- Involucrar al
mayor número de personas posible y negociar para conseguir que todas alcancen
un compromiso. Éste es útil porque
demuestra que se han valorado diversas opiniones, que es una forma de limitar
riesgos. Los negociadores suelen siempre barajar al menos dos alternativas y
tienden a actuar como “abogados del diablo” entre sí planteando las preguntas
incómodas que no nos hacemos a nosotros mismos.
Llegar a un compromiso
no implica necesariamente que la decisión guste a todos, en algunos casos ésta
puede dejar a unas personas en peores situaciones como el tributo necesario por
hacer algo que es bueno para un mayor número de personas o para la
organización. Pero los que se han visto
afectados negativamente reaccionarán mejor si consideran la situación justa.
b).- Conceder a las
personas la oportunidad de ser oídas y de presentar sus propuestas. Escuchar
realmente y utilizar información veraz y exacta, dándoles la posibilidad de
corregir ésta si creen que puede ser
equivocada. Aplicar principios de forma consistente, evitando prejuicios e
intereses personales y explicar las razones por las que se ha tomado una
determinada decisión.
Seguir un proceso como
el que hemos ido viendo para tomar decisiones evitando los 4 “villanos” nos
ayuda a navegar a través de las decisiones aunque sean muy complicadas. Aporta
confianza para asumir mayores riesgos y elecciones más osadas.
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