Therese S. Kinal, cofundadora y directora de la
consultora Unleash, en el boletín de London Business School correspondiente al
mes de noviembre plantea que con el aumento de la complejidad y la ambigüedad
en la sociedad actual, tanto los profesionales como los clientes de las
organizaciones demandan un mayor compromiso, transparencia y responsabilidad,
por lo que ha llegado la hora de repensar el management.
Destaca que los datos derivados de
distintas investigaciones parecen avalar que se siguen utilizando prácticas
pasadas de moda y que impiden que los profesionales utilicen todo su potencial,
como lo demuestra el hecho de que el 65% de las personas no se encuentren
felices en el trabajo, sólo un 14% comprenda la estrategia de sus
organizaciones y que un 75% cambiaría de empresa. La fuerza laboral ha
experimentado cambios en los últimos años (en 1950 un 29% eran mujeres y en
2011ya representaban un 47%) y presenta cada vez más mayor diversidad de edades
(con el aumento de la edad de jubilación se estima que el porcentaje de mayores
de 55 años se incrementará del 1% en el año 2000 a un 20% en los próximos 30-40
años. En el momento actual, también, el profesional medio está cambiando de
trabajo cada 4.4 años, con lo que tiene que estar aprendiendo y reinventándose
continuamente. Las predicciones apuntan a que el 65% de los niños que están
actualmente en edad escolar trabajaran en empleos que no se han inventado
todavía. La globalización y los avances tecnológicos continuos están
modificando, también, nuestra forma de trabajar.
En este nuevo entorno es la habilidad de
actuar y adaptarse a los cambios constantes lo que separará a las
organizaciones del futuro triunfantes del resto. Tenemos que aceptar que lo que
funcionó en el pasado puede ser que ya no sea suficiente en la actualidad. El
management tradicional es bueno si queremos docilidad pero si buscamos innovación
y crecimiento tenemos que comprometer a los profesionales en un nuevo nivel.
Según la autora, lo anteriormente
expuesto, presenta un reto a nuestra forma de pensar y dirigir. Las
organizaciones del futuro no se gestionarán por consenso ni de arriba abajo, no
serán dictaduras ni anarquías, ni se ocuparán exclusivamente de aumentar su
valor para los accionistas o de que sus profesionales sean felices. Los líderes
del futuro son conscientes de que todos estos aspectos tienen que ir unidos y
que contar con una fuerza de trabajo productiva y feliz va ligado a crear un
entorno laboral que ofrezca sentido, reto, autonomía y posibilidades de
aprendizaje y desarrollo profesional.
Una investigación realizada en London
Business School, por ejemplo, encontró que como respuesta a la pregunta sobre
los factores que más valoraban los profesionales en su trabajo, la remuneración
ocupaba el séptimo lugar de importancia tras factores como trabajar con buenos
compañeros o independencia.
Las organizaciones del futuro tienen que
funcionar como sistemas vivos que están interconectados, son interdependientes y capaces de responder
a entornos constantemente cambiantes. El rol del líder se debe centrar en
inspirar grandeza, no en controlar. Su enfoque hacia la resolución de problemas
y a la innovación debe ser participativo, no de arriba abajo. La co-creación,
el manejo de la ambigüedad y la incertidumbre y las redes profesionales no
jerárquicas son claves para conseguirlo.
Repensar el management no consiste en
seguir la última moda o tendencia, presentar con un nuevo envoltorio un antiguo
concepto o ignorar todo el trabajo bien
hecho en este campo hasta la fecha, sino en plantearnos cuáles son las
necesidades reales de nuestros grupos de interés, en el momento actual y en el
futuro. Para lograrlo Kinal propone un enfoque adaptativo y participativo que
llama “Dar rienda suelta” (unleashing) que se fundamenta en sus investigaciones
y experiencias tras trabajar ayudando, durante la pasada década, a numerosas
organizaciones a solucionar sus problemas, innovar y crecer. Éste consiste en una RECETA
PARA EL CAMBIO:
Ingrediente 1.- Existencia
de un problema real, acuciante y complejo. El cambio ocurre cuando un equipo
experimenta un proceso de transformación que requiere compromiso personal,
colaboración y aprendizaje intensivo. Hay que escoger problemas que sean
críticos para conseguir un éxito estratégico.
El equipo debe recibir la instrucción de
que debe resolver el problema. Esto no significa necesariamente que se le
conceda carta blanca para actuar, sino que tienen libertad para innovar y crear
dentro de unos límites previamente acordados.
Ingrediente 2:
Un equipo diverso con la mezcla apropiada de habilidades e influencia. El cambio requiere diversidad de pensamiento. Un
buen punto de arranque consiste en la selección de un subconjunto de todos los
potenciales subgrupos que están implicados en la creación del cambio. El
objetivo de este equipo sería doble:
a).- Encontrar nuevos puntos de vista y soluciones
rompedoras a través de un proceso de co-creación.
b).- Convertirse en agentes de cambio
que sean capaces de trasladar el cambio a sus departamentos y a la organización
en su conjunto.
Es importante seleccionar un equipo con
la adecuada mezcla de habilidades, experiencia e influencia.
El cambio tiene
más éxito si se seleccionan miembros que:
1.- Hayan participado en proyectos
estratégicos.
2.- Sean expertos en distintas áreas
técnicas relevantes.
3.- Tengan influencia y el respeto de
sus compañeros.
4.- Representen distintas visiones
políticas y estratégicas.
5.- Se centren en la mejora de la
organización y en crear valor para los clientes, tanto internos como externos y
no exclusivamente en su propia progresión profesional.
Ingrediente 3.- Aprendizaje
a través de la acción. Concediendo prioridad a la acción a través de la creación de experiencias piloto,
prototipos y otros mecanismos de testar
los nuevos procesos, productos o servicios.
Ingrediente 4.-
Travesía de turbulencias y conflictos. Mientras el equipo aborda los
problemas complejos y acuciantes a través de la exploración y la acción se verá
sometido a distintas turbulencias y conflictos. Esta es una fase crucial de un
proceso de cambio y necesita ser liderada por un experto. Si no se
gestiona correctamente el conflicto
puede afectar de forma significativa a la productividad, la moral y los
resultados. Si se maneja adecuadamente por el contrario se producirá una mayor
cohesión del equipo y sus miembros tendrán un mejor conocimiento de las
fortalezas y debilidades de sus integrantes.
Ingrediente 5.-
Co-creación sinérgica. Diversas investigaciones sugieren que un equipo
suele obtener un desempeño peor que el equivalente a la suma de las
contribuciones individuals de sus miembros, o lo que es lo mismo: 1+1< 2. Este
fenómeno se produce por la influencia del pensamiento grupal, la conformidad
grupal, los conflictos intragrupo, la plarización del grupo, la ilusión de
unanimidad y la tendencia a priorizar el consenso sobre la innovación. Para
evitar estas trampas comunes es importante comprender la diferencia entre el trabajo en equipo
tradicional y la co-creación sinérgica: 1+1= 3. En ésta última se requiere que
los miembros del equipo mantengan una mente abierta, acepten las ideas de los
demás y que construyan sobre y cuestionen sus propias ideas, contribuyendo a
crear una cultura de cohesión y colaboración.
Ingrediente 6.-
El coach. Su
papel consiste en trabajar “codo con codo”
con el equipo, encauzando el
camino del cambio, cuestionando las ideas, facilitando perspectiva externa y
asegurando que el equipo es capaz de crear las soluciones rompedoras e
innovadoras a las que aspiran sus miembros.
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