Peter Hamill, consultor
experto en desarrollo organizacional y liderazgo, ha publicado en el presente
año "Embodied leadership. The somatic approach to developing yourleadership". En esta obra plantea que no necesitamos líderes que sepan
sobre liderazgo, sino líderes que personalicen la capacidad de liderar en medio
de la complejidad y ambigüedad. El concepto de liderazgo "interiorizado" deriva del coaching somático que es un enfoque que une el lenguaje, las acciones, los sentimientos y los significados ya que se basa en la idea de que el cuerpo y la mente están unidos y que para desarrollar uno de ellos se debe cultivar el otro.
En la primera parte del libro muestra cómo nuestras ideas
sobre liderazgo deben ponerse al día si queremos ser eficaces a través de
distintas preguntas:
1.- ¿QUÉ ENTENDEMOS POR LIDERAZGO?
El autor señala
que si analizamos en profundidad la mayoría de los libros escritos sobre
liderazgo sus propuestas no difieren mucho de las recogidas en "La república"
de Platóno en el "Bhagavad Gita", las que identifican al líder como
alguien ejemplar, portador de valores
fundamentales como la honestidad e integridad. Otro aspecto que no
hay que olvidar es el de la capacidad que deben tener para construir relaciones
y acercar a las personas.
Este
enfoque nos lleva al debate sobre si los líderes nacen o se hacen. Un estudio
reciente ("Genetic underpinnings of transformational leadership: the
mediating role of dispositional hope") mostraba que los genes podían ser
responsables del 49% de las cualidades de una persona relacionadas con el
liderazgo transformador o inspirador. La investigación basada en encuestas a
cientos de gemelos y mellizos demostraba que aunque el aspecto genético tiene
importancia , es mayor la influencia el entrenamiento para el desarrollo de las
habilidades y conocimientos necesarios para llegar a ser un líder
transformador. Hamill piensa que debido
a algunas limitaciones de este estudio el porcentaje de influencia de la carga
genética puede ser menor y que los factores del entorno que afectan a la
igualdad de oportunidades en el desarrollo de las personas juegan un papel muy
importante y por lo tanto cualquier persona puede llegar a convertirse en un
líder.
Normalmente,
cuando hablamos de liderazgo nos estamos refiriendo a buen liderazgo, con todos
sus componentes éticos y estéticos que lleva asociados. No es frecuente que no
incorporemos componentes morales o éticos, que en ocasiones pueden generar
expectativas de un líder héroe, con el consecuente desencanto que puede
producir el que nuestros deseos no se vean cumplidos.
Otro
enfoque de liderazgo va ligado al puesto que desempeña una persona en una
determinada organización. Es un líder
por el mero hecho de ocuparlo, e implica que el liderazgo depende de la
organización jerárquica y no se puede presentar en todos los niveles de la
misma. Reduce el liderazgo a algo que tiene que ver con el poder, el salario y
otras prebendas, más que en buscar un sentido a ese trabajo y en un compromiso
para alcanzar unos resultados.
El
autor mantiene la perspectiva de que una persona no es un líder porque ocupe
una determinada posición, sino porque tiene un propósito para crear, construir
o cambiar algo en el mundo. Destaca que es ese deseo de crear un futuro
diferente el punto de partida del liderazgo. Según él este verdadero sentido de
propósito es raro que se presente entre los altos ejecutivos y es más frecuente
su aparición en entornos sanitarios, de la educación o de las organizaciones de
ayuda a los demás.
El
problema que surge cuando este sentido
no existe es que una vez que has llegado a lo más alto, con el paso del tiempo
( con frecuencia la luna de miel puede llegar a durar 18 meses) la ilusión y
novedad desaparecen y no sabemos qué hacer, llegando a perder el interés con
las repercusiones negativas en los comportamientos asociados al liderazgo que acarrea esta actitud.
Nos
podemos llegar a preguntar si los profesionales que ocupan la cúpula de las
jerarquías están realmente liderando ya que si no tienen claro ni el propósito
ni la dirección cómo pueden guiar a sus colaboradores a su destino.
El
liderazgo tiene que ver con nuestras acciones y comportamientos. Este enfoque,
cuyas raíces se encuentran en la psicología del comportamiento, nos lleva a que
si imitamos las acciones y comportamientos de un líder nos convertiremos en uno
nosotros también, sin considerar los dos encuadres anteriores. Tiene numerosas
limitaciones ya que podemos elegir mal el modelo.
La
última perspectiva que plantea Hamill en este apartado es la del enfoque en los
resultados que obtiene el líder. Se centra en que los líderes alcanzan
determinadas metas, lo que incorpora comportamientos y en que los resultados se
obtendrán sólo si los colaboradores siguen a su líder. Por lo tanto debe incluir
tanto los comportamientos como la utilización de los mismos para conseguir
generar confianza. El problema está en que existen numerosos factores que
interfieren por lo que resulta difícil valorar la participación del líder
en los logros en su justa medida.
La
respuesta a la pregunta sobre qué entendemos por liderazgo, según el autor,
estaría en la integración de todos los enfoques mencionados. Se trata de
personas que lideran, sus comportamientos, la posición que ocupan y los
resultados que obtienen. la realidad es que tanto los aspectos internos( la
personas, sus valores, sus características,...) y los externos ( su posición u
objetivos), están entrelazados e interconectados e impactan unos en los otros. Lo
que hacemos es un reflejo de lo que somos y quienes somos es el resultado de
nuestras actuaciones cotidianas.
Como
conclusión Hamill sugiere que para entender el liderazgo y convertirnos en
mejores líderes debemos cambiar la forma en que nos vemos como personas y cómo
aprendemos y nos desarrollamos a través de la práctica.
2.- ¿CÓMO APRENDEMOS A SER MEJORES
LÍDERES?
La
mayoría de los programas de desarrollo de liderazgo se centran en tres
cuestiones:
a).-
Teorías y modelos sobre la vida en las organizaciones acompañadas de casos.
b).-
Desarrollo de habilidades y comportamientos.
c).-
Autoconocimiento, a través de feedback, cuestionarios de personalidad, ...
El
autor recomienda que no nos centremos en un sólo aspecto. En el desarrollo de
líderes no debemos enfocarnos exclusivamente en el autoconocimiento, sino en
conseguir los cambios mantenidos que veamos necesarios. Tampoco, sólo, en las habilidades ya que en
situaciones difíciles nos podemos encontrar que nuestras pasadas experiencias
intervienen y nos condicionan o impiden actuar como hemos aprendido.
Si
queremos realmente llegar a ser líderes que marcan una diferencia en nuestras
organizaciones el autoconocimiento es un aspecto principal. A partir de él
podemos construir nuestras capacidades de liderazgo a través de la práctica
para nuestro perfeccionamiento. Por tanto es importante que nos preguntemos
quién necesito ser para ser capaz de ofrecer aquello que considero importante
como líder.
Nuestra
personalidad está definida por las cosas que hacemos y que continuamos
haciendo, a menudo de forma inconsciente: comportamiento, hábitos,
pensamientos, sentimientos,... Con la práctica conseguimos ser muy buenos en
lograr ser nosotros. Si practicamos, por lo tanto, de forma adecuada y deliberada, podemos llegar
a ser buenos líderes.
En
el campo del liderazgo la mayoría de las personas no están cualificadas para
diseñar las actividades que ampliaran su aprendizaje por lo que contar con un
coach o mentor experto tienen un valor incalculable. También, resultan de gran
utilidad para ofrecer el feedback de nuestros resultados y para sugerir retos
que les lleven a un nivel mayor de desempeño y excelencia.
Tener
una visión clara de los resultados permite
a los líderes contar con la capacidad de conocer qué correcciones son
necesarias y cómo se pueden centrar en practicar algo que funcione
eficientemente. Pueden identificar las cosas que no funcionan y buscar de forma
individual o con su coach alternativas eficaces.
La
práctica deliberada está dirigida a centrarnos en cómo podemos aumentar
nuestras exigencias personales para mejorar, que requiere un nivel más alto de
concentración mental que el que utilizamos para hacer lo que ya dominamos.
Requiere que no actuemos de forma automática y que nos enfoquemos en aquello
que queremos conseguir y practiquemos de forma consciente constantemente para
mejorar nuestro desempeño como líderes . Muchos directivos, con años de
experiencia, actúan de forma automática
a la hora de liderar, sin buscar formas de mejorar. Es, también, fundamental
para continuar siendo expertos en el tiempo, para lo cual debemos tener la
suficiente humildad como para aceptar abandonar parte de nuestros conocimientos
y habilidades para poder ser capaces de adquirir y desarrollar otros nuevos.
Existe
una forma de satisfacción derivada de la consecución de una alto desempeño, ya
que se produce una motivación innata para desarrollar la maestría, en este
caso, en el desempeño del liderazgo. Puede consistir, como contraposición al
liderazgo centrado en el ego, en el sentido de que queremos dar un propósito
trascendente, cambiar las cosas y construir algo mejor.
Necesitamos
un liderazgo interiorizado, que permita hacer cosas diferentes para mejorar su
desempeño. En el campo del liderazgo esto siempre es posible: escuchar mejor,
comunicar mejor,...El desarrollo de la maestría en el liderazgo es un largo
proceso de aprendizaje que está a disposición de los líderes para que puedan
asumir mayores retos y liderar aspectos más cruciales si ellos lo eligen.
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