Imaginemos un mundo en
el que casi todas las personas nos despertásemos con ganas de ir al trabajo.
Esta no tendría que ser una idea absurda. En muchas organizaciones de éxito,
grandes líderes están creando entornos en los que los equipos confían totalmente unos en otros. Por el contrario otros
equipos independientemente de los incentivos que se les ofrezcan parece que están condenados a la
fragmentación, las disputas y el fracaso.
Simon Sinek, consultor,
plantea en su últimos libro “Leaders eat last. Why some teams pull together and others don´t”, que se ha publicado en el pasado mes de enero, que la
explicación a estas diferencias está en las palabras de un general de los
marines que en el transcurso de una conversación le dijo: “Los oficiales comen los últimos”. Los líderes de los marines lo
hacen porque es una forma de demostrar que el verdadero liderazgo consiste en
poner las necesidades de los demás por delante de las propias y que el
privilegio del liderazgo lleva consigo el coste de olvidar los intereses
propios.
El autor destaca que
los ambientes de trabajo actualmente tienden a estar llenos de paranoia,
cinismo e interés personal, pero que las mejores organizaciones fomentan la
confianza y la cooperación porque sus líderes construyen lo que Sinek llama el
“Círculo de Seguridad”, dentro del cual todos sus miembros sienten que
pertenecen y todas sus energías están dedicadas a buscar y a aprovechar las
oportunidades y a defenderse de las amenazas externas. Para lograrlo existen
unos factores fundamentales que hay que considerar:
1.-
EL VALOR DE LA EMPATÍA.
Si las condiciones de trabajo son
las adecuadas todos los integrantes de una organización pueden llegar a ser
capaces de compartir los éxitos y ayudar a los compañeros a triunfar. Para ello
los líderes deben ser capaces de priorizar el bienestar de sus profesionales y
éstos corresponderán buscando el bienestar de sus compañeros y de la
organización. Se habrá creado una cultura de sacrificio en la que la protección
viene de todos los niveles de la organización. Según Sinek existe un patrón en
las organizaciones que logran los mejores resultados, que cuentan con el mayor
prestigio y respeto por sus actuaciones, tanto a nivel externo como interno,
que cuentan con la mayor lealtad y compromiso de sus profesionales y que tienen
la capacidad de superar cualquier reto o amenaza. Éste consiste en la
generación de una cultura en que los líderes facilitan protección desde arriba
y los profesionales de primera línea se cuidan unos a otros y todos están
dispuestos a trabajar duro y a asumir riesgos. La forma de conseguir esto sería
a través de la empatía.
2.-
LOS TRABAJADORES SON PERSONAS TAMBIÉN.
Sin empatía trabajar en
una organización es exclusivamente trabajo, entendido como una obligación, ya
que el profesional no siente que se confíe en él. Para conseguir su confianza y
compromiso debe sentir que se le trata como si fuese una persona y no una
máquina o recurso. Cuando los líderes de una organización escuchan a las
personas que trabajan en ella consiguen que sin coacción o presión éstas naturalmente
colaboren entre sí para ayudarse mutuamente y para alcanzar los objetivos. El
sentido de obligación se transforma en el de orgullo de pertenencia, la
sensación de trabajar para una empresa se convierte en la de trabajar para y
con los demás y el trabajo pasa de ser
algo que temer a ser un lugar en el que nos sentimos valorados.
Un liderazgo
verdaderamente humano protege a la organización de las rivalidades internas que
pueden destrozar una cultura. Si tenemos que protegernos unos de otros toda la
organización sufre, pero si la confianza y la cooperación florecen internamente
ésta se fortalece y los profesionales alcanzarán resultados que nunca habrían
podido soñar alcanzar de forma individual. El líder inteligente es consciente
de que más que intentar cambiar a las personas debe actuar creando un entorno
de trabajo y una cultura que consiga obtener lo mejor de cada profesional, al
inspirarles para ello simplemente porque aman su trabajo y la organización
donde lo desempeñan.
Tristemente, para el
autor, en el mundo actual las organizaciones que son capaces de inspirar a sus
profesionales para obtener un compromiso son minoría. Las normas culturales de
la mayoría conspiran contra nuestras inclinaciones biológicas naturales, por lo
que los profesionales que se sienten felices, inspirados y satisfechos son la
excepción. Según un informe de Deloitte (Deloitte Shift Index), el 80% de las
personas se sienten insatisfechas con sus trabajos.
Los líderes de las
organizaciones que crean ambientes de trabajo más adaptados a nuestras inclinaciones
naturales como personas no sacrifican la excelencia ni el desempeño al poner a
las personas primero. Todo lo contrario. Estas organizaciones son las más
estables, innovadoras y obtienen el rendimiento más alto. Considerar a los
resultados económicos subordinados a las personas y no al contrario es
fundamental para crear una cultura en la que las personas se unen para sacar
adelante la organización y que esta triunfe.
3.-
LA IMPORTANCIA DEL ORGULLO DE PERTENENCIA.
El sentido de
pertenencia que se origina cuando se comparten valores y una profunda empatía
fomenta la confianza, la cooperación y la resolución de problemas en las
organizaciones. El autor pone el ejemplo de los marines estadounidenses que
están bien preparados para afrontar riesgos externos porque no sienten,
normalmente, que existan riesgos internos. En el entrenamiento que reciben se
enfatiza la importancia de responsabilizarse, no sólo, de su seguridad sino de
la del resto de sus compañeros. Operan
en lo que hemos visto que Sinek llama el “círculo de seguridad”. La habilidad
de un grupo de personas de hacer cosas extraordinarias va a depender de su capacidad de trabajar
como equipo.
En la actualidad
existen diversas fuerzas, tanto externas como internas peligrosas para nuestras
organizaciones. A diferencia de las externas sobre las que tenemos menos
control, las internas son variables y podemos intervenir más fácilmente sobre
ellas. La presencia de situaciones que intimidan, humillan, aíslan, nos hacen
sentir inútiles, estúpidos o rechazados es real por lo que una de las funciones
del líder debe ser fomentar la creación de una cultura en la que no sintamos
temor ante las posibles reacciones de nuestros compañeros. La forma de hacerlo
sería a través de conseguir que los profesionales sientan orgullo de
pertenencia y se sientan integrados en la organización porque ésta les ofrece
un conjunto claro de valores y creencias que respetan su condición de seres
humanos, así como la posibilidad de tomar sus propias decisiones al tiempo que
les demuestran confianza y empatía.
Si no existe un
“círculo de seguridad” los profesionales tendrán que dedicar parte de su tiempo
y energía a defenderse de los ataques internos, en lugar de emplear sus
esfuerzos en aprovechar las oportunidades externas y en alcanzar sus objetivos.
El autor pone como
ejemplo el que el poder del ejército de
Esparta venía de la fuerza de sus escudos. El perder un escudo en la batalla
era el peor crimen que podía cometer un soldado y se castigaba con la retirada
de sus derechos de ciudadano ya que se entendía que el casco y otras
protecciones las llevaban para su protección personal, por lo que no eran
sancionados si se extraviaban, pero el escudo servía para la defensa de toda la
línea en la que se integraba el soldado.
Los líderes débiles son
aquellos que extienden los beneficios del “círculo de seguridad” exclusivamente
a sus compañeros del mismo nivel y a unos pocos escogidos. Se cuidan unos a
otros pero no tienen la misma consideración con aquellos que se encuentran
fuera de su círculo. Sin la protección de sus líderes, los que se encuentran
fuera de este círculo elitista se ven forzados a trabajar solos o en pequeñas
“tribus” para proteger y lograr sus propios intereses. Al actuar de esta forma
creando “reinos de taifas”, los profesionales se atrincheran en ellos, los
errores se ocultan en vez de aflorar
para que puedan ser corregidos y se aprenda de ellos, la información se enlentece
y el malestar pronto reemplaza a cualquier sentimiento de cooperación y de
seguridad.
Los líderes fuertes,
por el contrario, incluyen a todos los profesionales en el “círculo de
seguridad”, marcando estándares claros de acceso y fomentando niveles
competentes de liderazgo para extender su perímetro.
Es sencillo saber
cuándo nos encontramos dentro de uno de estos círculos porque somos capaces de
sentirlo al considerarnos valorados por nuestros compañeros, cuidados por nuestros superiores y tenemos la
confianza de que contamos con el apoyo de ambos colectivos. Formamos parte de
un grupo y sentimos orgullo de pertenencia por estar integrados en el mismo.
Como resultado la colaboración y la creatividad florecen.
Diversos estudios
muestran que:
a).- Tener un trabajo
que odiamos es igual de malo o peor para nuestra salud que no tener ninguno,
los niveles de ansiedad y depresión entre las personas que son infelices en su
trabajo son iguales o mayores que los de los desempleados. El estrés y la
ansiedad en el trabajo tienen menos que ver con el tipo de tarea que realizamos
que con un liderazgo débil. Cuando sabemos que hay personas en nuestro ambiente
laboral que se preocupan por cómo nos sentimos los niveles de ansiedad
disminuyen. Por el contrario si pensamos que cada miembro de una organización
se preocupa sólo por sus intereses y los líderes sólo por los resultados
económicos el estrés y la ansiedad se incrementan. Este es el primer motivo por
el que deseamos cambiar de trabajo ya que no podemos sentir ninguna lealtad
hacia una compañía en la que sus líderes no nos ofrecen ningún sentido de
pertenencia, ni ninguna razón para permanecer en ella que no sea por los
beneficios económicos que obtengamos.
b).- Las personas a las
que no se les reconocen sus esfuerzos en el trabajo tienen una mayor tendencia
a padecer enfermedades cardiacas.
c).- Si nuestros jefes
(estudio Gallup 2013 “State of the American Workplace”):
Nos
ignoran completamente el 40 % de los trabajadores no nos sentimos comprometidos con nuestro trabajo.
Nos critican de forma regular consiguen que el 22% de los profesionales desconecte
activamente. Nos sentimos más comprometidos aunque nos juzguen negativamente
porque al menos eso significa que alguien reconoce nuestra existencia.
d).- Si somos infelices
en el trabajo haremos cosas, de forma activa o pasiva, para hacer infelices a
los que nos rodean.
e).- El estrés en el trabajo
(estudios Whitehall) no está relacionado, normalmente, con el mayor grado de
responsabilidad asociado a los puestos más elevados en la jerarquía de una
organización. No son las demandas del trabajo las que ocasionan la mayor parte
del estrés, sino las percepciones de los profesionales sobre el grado de
control que tienen sobre él. Estos estudios encontraron, también, que el
esfuerzo requerido por un trabajo no tiene por qué ser estresante si existe un
equilibrio entre el esfuerzo que dedicamos y la recompensa que sentimos que
recibimos.
Otra investigación realizada en 2012 por investigadores de las
universidades de Stanford y Harvard demostró que los líderes que participaron
en la misma tenían niveles más bajos de estrés que sus subordinados ya que
sentían que tenían un mayor control sobre la toma de decisiones asociada a su
trabajo.
f).- Un ambiente de
trabajo en el que nos sintamos apoyados y con un nivel adecuado de autonomía es
bueno para nuestra salud, ya que reduce los niveles de estrés que podemos
sentir. Por el contrario aquellos que son obligados continuamente a seguir unas
reglas y que sólo pueden hacer lo que les dicen que hagan sufren más y se
sienten más inseguros.
Para evitar los
fenómenos negativos descritos Sinek insiste en la necesidad de crear “círculos
de seguridad”.
Buenas noches
ResponderEliminarMe parece muy interesante, pero creo que esta mas cerca de la Carta de Derechos Humanos que de la realidad de la mayoria de las empresas en las que el mejor amigo es un chivo espiatorio
Aun asi creo que marcas lineas que siendo de sentido comun debemos trabajar todo
gracias
Es un buen documento a repasar y ponerlo en práctica. Sugiero que la mejor traducción es: "Los líderes comen último".
ResponderEliminarSaludos desde Lima, Perú.
Interesante me parece ya es tiempo que en las organizaciones se trabaje como líder y no como jefe ese estatus de jefe seguirá siendo obsoleto y cercana esta la sepultura de las empresas que no se adecúen a los verdaderos cambios organizacionales. SLDS
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