La Asociación Americana de Psiquiatría define el
narcisismo como un patrón generalizado de grandiosidad, de concentración en uno
mismo y de auto importancia,
Tomas Chamorro-Premuzic, profesor
de Business Psychology en el University College de Londres, en HBR Blog Network del pasado 15 de enero, se preguntaba la razón por la que parece que
amamos a los narcisistas. Planteaba que las personas egoístas y arrogantes a
veces pueden resultar atractivas y el peligro que eso supone ya que son parásitos
sociales que cuando se encuentran al frente de organizaciones pueden actuar de
forma fraudulenta, desmotivar a sus trabajadores y hundirlas y si dirigen
naciones aumentan la pobreza y la violencia. A pesar de todo existen numerosos
ejemplos de que nos sentimos atraídos hacia ellos.
Tras décadas de investigaciones
científicas los psicólogos han comenzado a desmenuzar el poder seductivo de los
narcisistas explicando los mecanismos precisos que subyacen en su encanto y en
su habilidad para salir airosos en todos los dominios de la vida. Los
principales hallazgos son:
1.- Los narcisistas son maestros en causar
impresiones. Gracias a su intensa autoadulación y obsesión por ellos mismos los
narcisistas destacan en gestionar las primeras impresiones. Cuidan mucho su
apariencia personal y se visten para impresionar, con signos de status que les
hagan atractivos. Su deseo de causar grandes impresiones iniciales les permite
disfrazar su arrogancia por confianza en ellos mismos a través, en ocasiones,
del humor, o de ser divertidos o excéntricos. Suelen conseguir buenos
resultados en las entrevistas y ser excelentes relaciones públicas, destacando
su actividad en las redes sociales( gran cantidad de seguidores en twitter, de
amigos en facebook,....).
El autor recomienda que cuando tratemos con individuos
carismáticos procuremos retrasar la toma de decisiones, sea contratarlos,
promocionarlos, tenerlos como clientes o compañeros, hasta que sepamos cómo son
realmente. No todas las personas carismáticas
son narcisistas, pero muchos narcisistas son carismáticos y cuánto más lo
sean más tiempo emplearemos en detectarlos.
2.- Los narcisistas manipulan los créditos y culpas en
su favor. A través de su descarada autopromoción y su falta de remordimientos
son rápidos en recibir los créditos por los logros de los demás y en
culpabilizar a sus compañeros y subordinados por sus propios fallos. Ben Dattner, profesor de desarrollo organizacional en la Universidad de Nueva York, señala que los directivos narcisistas lideran con el propósito
principal de recibir crédito personal o gloria. Si las cosas van mal o cometen
errores lo niegan y distorsionan la información y "reescriben la
historia" de forma que evitan ser responsabilizados por los fracasos. Lo
que les hace ser tan efectivos en estos casos
es su completa convicción de que son especiales. Según Dattner:
"creen que merecen los créditos simplemente por ser quienes son,
independientemente de sus contribuciones o logros". Estas ilusiones de
grandeza permiten a los narcisistas ser unos manipuladores más eficaces que el
resto de individuos que no están dispuestos a distorsionar la realidad o la
moralidad en su favor. es más fácil engañar a los demás cuando tu eres el
primero que se ha engañado y es siempre más complicado sentirse culpable cuando
piensas que eres inocente.
3.- Los narcisistas se ajustan a los estereotipos
convencionales de liderazgo. Por su habilidad para acumular poder e influencia
con frecuencia, equivocadamente, se asocian sus características con las que
debe tener un líder: exceso de autoconfianza, carisma mal entendido o egoísmo. Pero
éstas, aunque les pueden ayudar a llegar
a ser líderes son las causas de sus comportamientos deshonestos o incompetentes
cuando llegan a la cumbre. Un liderazgo efectivo, en cualquier sector, requiere
la creación de equipos de alto rendimiento y para ello los ingredientes
críticos para tener éxito son competencia más que exceso de autoconfianza,
altruismo en lugar de egoísmo e integridad más que carisma manipulador.
Mientras no entendamos esto seguiremos apoyando el que los narcisistas lleguen
al poder ignorando alternativas más sanas y competentes. En las culturas
orientales, según Chamorro, los niveles de narcisismo suelen ser más bajos
porque la sociedad lo condena.
Pero no hay que olvidar que, afortunadamente, los
poderes de seducción de los narcisistas no se mantienen durante mucho tiempo.
Una investigación sobre el tema mostró que el carisma de los narcisistas se
esfumaba a las 2,5 horas. El encanto, la originalidad y la confianza inicial se transforma
enseguida en auto admiración, arrogancia defensiva y falta de compromiso moral, por lo que tienen
que estar en constante búsqueda de nuevas víctimas.
Aunque Narciso por sí mismo no
habría sido capaz de abandonar su imagen en el espejo para llegar a su despacho, existen diversos grados de
narcisismo y un nivel bajo puede no ser considerado negativo para el liderazgo
eficaz.
Jena Mc Gregor, columnista especializada en liderazgo, en la edición del Washington Post del pasado 22 de enero
planteaba cuál es el nivel adecuado de narcisismo que permite tener éxito como
directivos, ya que por un lado tiene una serie de rasgos negativos para el
liderazgo, pero por otro, por ejemplo, el estudio "CEO Narcissism, Audience Engagement, and Organizational Adoption of Technological Discontinuities", publicado el pasado año y realizado por profesores de
IMD (escuela de negocios suiza) y de las Universidades de Erlangen-Nuremberg y de Pennsylvania, que analizó la respuesta al reto
de la biotecnología entre diversas compañías farmacéuticas encontró que los altos ejecutivos que anhelan el aplauso y la aclamación de los
demás tienen una mayor tendencia a estimular la innovación en sus
organizaciones. Los narcisistas pueden ser molestos y totalmente egoístas pero
pueden ser la mejor opción cuando se deben tomar decisiones atrevidas y poco
convencionales para salvar una organización. Una razón que lo
explique puede consistir en que por el exceso de confianza que tienen
en ellos mismos tienden a ignorar los consejos de personas más cautas y como
tienen una exagerada fascinación con ellos mismos piensan que sus ideas son las
correctas.
Otro estudio publicado en el mes de enero en la revista Personnel Pshycology trata de
contestar a la pregunta si es bueno o no tener un líder narcisista. Para ello
los autores realizan un metaanálisis de las investigaciones existentes sobre
narcisismo y desempeño organizacional. Como resultado pudieron observar que los
narcisistas tienen mayor facilidad para alcanzar puestos directivos, pero que
no existe consenso en cuanto al nivel de narcisismo que interviene para el
éxito de un líder. Plantearon entonces analizar evaluaciones de desempeño y
assessments de personalidad de los directivos de distintas bases de datos y
encontraron que la relación entre narcisismo y eficacia directiva tenía forma de
u invertida, Los resultados de los dos extremos: los líderes tímidos e
inseguros, por un lado, y de los de autoestima exagerada y maligna eran pobres,
mientras los de los que se encontraban en el centro fueron buenos.
Según la
directora del estudio Emily Grijalva, profesora de psicología en la Universidad
de Illinois los narcisistas tienen un exagerado sentido de su propia
importancia, excesiva necesidad de la admiración de los demás y falta de
empatía. Pueden estar ocupados en pensamientos y fantasías de sus enormes
éxitos, poder, atractivos e inteligencia. Son adictos a la admiración de los
demás y a largo plazo no son muy buenos para mantener relaciones
interpersonales positivas. En su estudio encontraron que aunque los narcisistas
suelen constituirse como líderes en sus equipos con el tiempo afloran los
aspectos más negativos del narcisismo, tales como ser explotador, arrogante y
hasta tirano, atributos que no son el prototipo de un liderazgo eficaz. Peter
Harms, profesor de management en la Universidad de Nebraska y coautor del
estudio destaca que aquellos directivos que han alcanzado un moderado nivel de
narcisismo han conseguido encontrar el equilibrio entre mostrar los niveles
apropiados de autoconfianza sin manifestar
los aspectos negativos y antisociales del narcisismo tales como el
machacar a los demás para destacar ellos, por lo que se puede concluir que no
se puede decir que el narcisismo es completamente bueno o malo, sino que es
mejor que se presente de forma moderada. El reto, según Grijalva puede ser el
determinar con qué tipo de profesionales y en qué sectores se puede trabajar
bien con este tipo de líderes.
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