Ben Parr en
“Captivology. The science of capturing people´s attention” muestra cómo podemos
capturar la atención de los demás, aplicando los más recientes descubrimientos
en el campo de la psicología y de la neurociencia.
En los últimos años
todos hemos adquirido nuevos hábitos y mecanismos para convivir y hacer frente
a la masiva cantidad de información que recibimos diariamente. Según
investigadores de la universidad del Sur de California una persona estaba
expuesta en 1986 a aproximadamente la información recogida en cuarenta
periódicos diariamente. En 2006 esta cifra se encontraba en un nivel de la
información incluida en 174 periódicos cada día, en gran parte debido este
aumento a la aparición de blogs, canales como YouTube o Instagram.
Nuestra atención no
puede mantenerse al día con toda esta cantidad de información. Cuantos más
datos están disponibles más tenemos que dividir nuestra atención para
consumirlos. Existen límites claros a la cantidad y al tiempo en que los humanos
logramos mantener nuestra atención. La
combinación de un incremento de la información y los límites de nuestra mente
ha cambiado nuestros hábitos y no necesariamente para mejorarlos. Muchas
personas han recurrido a realizar varias tareas a la vez para intentar
mantenerse al día. Distintas investigaciones muestran que esto no es bueno,
como las de Gloria Mark que muestran que la propensión a realizar múltiples
tareas a la vez implica muchas distracciones y una vez una de ellas nos captura
tardamos hasta 23 minutos en volver a concentrarnos en una tarea y como una
persona normal suele caer en una distracción aproximadamente cada tres minutos
es difícil escapar a este problema.
1.- Encender. En esta
fase hay que captar la atención inmediata e inconsciente de la audiencia. Por
ejemplo si escuchamos a alguien decir nuestro nombre reaccionamos
inmediatamente.
2.- Avivar. En ella
procuramos captar lo que el autor llamar la atención breve de la audiencia para
que se centre en un determinado hecho o estímulo.
3.- Mantener. Se
concentra en capturar la atención a largo plazo. Por ejemplo si hemos logrado
el interés a través de una recomendación de un libro o película la audiencia
querrá comprarlas al estar enganchada.
La atención se puede
clasificar en tres tipos:
A).-
INMEDIATA. En un nivel fundamental, la atención es nuestra
primera línea de defensa contra el peligro y las amenazas. El mantener un
estado de alerta es instintivo en todas las especies animales, incluida la
humana. Estamos muy bien preparados para detectar el movimiento de personas y
animales, que se pueden considerar las amenazas principales para nuestra
supervivencia.
Investigadores de la
Universidad de California encontraron evidencia en apoyo de estas ideas.
Pidieron a los participantes en sus estudios que observasen los cambios que se
producían en escenas complejas, de bosques, grupos de personas que estaban en
parques, etc. Las imágenes aparecían, desaparecían y volvían a aparecer una y
otra vez en tandas de 250 milisegundos hasta que los participantes
identificaban los cambios o determinaban que nada había cambiado.
Lo sorprendente de los
resultados era que se identificaban con más rapidez y exactitud los cambios en
animales y personas antes que en los objetos inanimados. Después de 10 segundos
de contemplar las imágenes aproximadamente el 95% de los participantes detectaban
los cambios en las personas y el 81% los de los animales. Por el contrario
después de 10 segundos sólo un 60% identificaban las alteraciones en las
plantas.
La lección más importante
que podemos concluir de este estudio es que estamos programados para buscar e
identificar los cambios importantes en nuestro entorno. Estamos constantemente
trasladando nuestra atención de un objeto a otro, buscando detectar cualquier
cosa que pueda ser peligrosa, interesante o novedosa hasta que decidimos centrar
nuestra atención en algo. Este es el momento en el que pasamos de la atención
inmediata a la breve.
La atención inmediata
surge espontáneamente movilizada por estímulos, de forma inconsciente.
Reaccionamos de esta forma ante el disparo de un arma de fuego o ante un olor
muy desagradable, por ejemplo. Estas reacciones están controladas por las
respuestas automáticas de nuestro cuerpo y por la memoria sensorial. Ésta
consiste en un sistema que ayuda a
almacenar visiones, sonidos, olores y otras sensaciones durante un corto
periodo de tiempo. Este tipo de memoria
no dura más de un par de segundos, lo suficiente para que un sonido u olor se
olvide o se traslade a otro tipo de memoria más longeva.
No sólo
reaccionamos automáticamente a los sonidos, colores u olores, también
existen impresiones mentales y
emocionales e intuiciones que logran despertar nuestra atención
inmediata.
Otros estudios muestran
que son las emociones negativas, como el miedo, la ira o el odio, las que
logran despertar nuestra atención inmediata, con más frecuencia que las
positivas.
La atención inmediata
es la forma de captar la atención más simple, pero un nivel consciente de
atención y de reacción va a requerir otro tipo de atención.
b).- Corta. Se presenta cuando a un nivel consciente
decidimos asignar parte de nuestro tiempo y concentración a algo. Con
frecuencia se desencadena ante una novedad y nos permite ir aprendiendo sobre
el mundo. Puede ser tan corta como un clip de YouTube o tan larga como una
película, pero en la mayor parte de las ocasiones sólo se mantiene hasta que
una nueva distracción hace su aparición.
Es el resultado directo
de la motivación y necesita el apoyo de la dopamina. Nuestro cerebro libera
dopamina cada vez que exploramos algo
nuevo y sin ella nos estaríamos motivados para aprender algo nuevo.
Si queremos entender la
atención breve debemos entender el sistema cognitivo que la dirige o “memoria
trabajadora”. Actúa a través de una
central ejecutiva de toma de decisiones
que:
a).- Selecciona en qué se va a centrar la atención.
b).- Decide que
memorias a corto pasan a ser a largo plazo.
Bajo su mando se
encuentran tres “sistemas esclavos”: la memoria auditiva, la visual y la
episódica, que procesan y almacenan las
memorias a corto plazo hasta que la central ejecutiva decide qué hacer con
ellas.
El sistema auditivo y
el visual nos ayudan temporalmente a recordar lo que vemos y lo que oímos. El primero requiere que repitamos en nuestra
mente un sonido, una frase o una serie
de números que hayamos escuchado hasta que no necesitemos hacerlo más y el
segundo tiende a apoyarse en características
prominentes: rasgos, colores, una ropa llamativa, …., ya que la “memoria
trabajadora” puede almacenar un número finito de detalles visuales, más allá
del cual empezamos a olvidar detalles o a confundirlos. Para captar la atención
visual debemos, pues, resaltar los detalles únicos y eliminar las
distracciones.
El tercer sistema
esclavo el “buffer” episódico, recoge las cosas
que vemos, oímos y ya conocemos (memorias pasadas) y las transforma en
historias coherentes que la mente puede entender.
Como la etapa anterior
la atención breve es esencial para nuestro sistema de atención, pero como en el
caso de la hoguera e extingue si no recibe más leña. Este es el momento en el
que el hipocampo transfiere la memoria
corta a la memoria larga y entra en juego el tercer tipo de atención.
c).- Larga. Mediante
ésta las cosas que hemos aprendido durante la etapa de atención breve se
convierten en las memorias a largo plazo que guían nuestros intereses y
nuestras acciones.
La atención larga es
nuestra habilidad para centrar nuestra atención e interés durante un periodo
prolongado de tiempo en una persona, producto o idea. Está influida por el
conocimiento y las experiencias que residen en nuestras memorias a largo plazo.
A diferencia de lo que
ocurre con la atención breve la familiaridad es la clave. Lo que ya conocemos
dirige aquello a lo que prestamos atención.
El secreto para crear
una presentación o clase eficaz, una campaña publicitaria o una relación
mantenida estriba en encontrar formas eficientes de captar la atención breve y
que ésta se convierta en atención larga.
Parr ha identificado
siete estrategias a las que recurrir para captar la atención que son las
siguientes:
1.- Automaticidad.
Utilizar señales sensoriales como colores, símbolos y sonidos para captar la
atención basándose en la respuesta automática que experimentamos ante este tipo
de estímulos.
2.- Estratagema. Intentar adaptar o cambiar el
punto de vista de los demás sobre algo para que nos presten más atención.
3.- Disrupción. Alterar
las expectativas de las personas para cambiar las cosas a las que prestan
atención.
4.- Recompensa. Utilizar
las motivaciones de las personas hacia las recompensas intrínsecas y
extrínsecas.
5.- Reputación.
Aprovechar la reputación de expertos, autoridades e individuos para infundir confianza y cautivar a las
audiencias.
6.- Intriga. Crear
situaciones de misterio, incertidumbre y suspense para mantener a la audiencia
interesada hasta el final de la intervención.
7.- Reconocimiento. Fomentar
una conexión más íntima ya que las personas tienden a prestar atención a
aquellos que les facilitan comprensión y validación.
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