Manfred Kets de Vries, profesor de desarrollo de liderazgo y de
cambio organizacional en INSEAD, en
INSEAD Knowledge del pasado 8 de abril analizaba 7 señales para detectar el
“síndrome de la codicia”.
La codicia y
los excesos son el signo distintivo de muchos altos ejecutivos. A lo largo de
la historia de la humanidad ésta ha tenido distintos tipos de consideración. Por
un lado se reconoce que la ambición es el motor del crecimiento económico y del
progreso humano y por otro lado si es incontrolada se percibe como la causa de
mucha miseria, como la reciente historia económica ha demostrado de forma
dramática. A pesar de estos ejemplos nuestra cultura continúa valorando
altamente el materialismo y por extensión la codicia.
El autor
plantea que los signos que nos van a
permitir detectar la codicia incontrolada son fundamentalmente:
1.- Un comportamiento muy egocéntrico. Las personas codiciosas siempre se
están refiriendo a sus necesidades sin considerar las de los demás, ni los
sentimientos ajenos.
2.- Actitud
envidiosa. La envidia y la codicia son como gemelas. Mientras que la codicia es el deseo incontrollable de
tener cada vez más posesiones ( materiales o no, como por ejemplo poder o
riqueza), la envidia va un paso más allá e incluye el deseo de poseer lo que
otros tienen.
3.- Falta de empatía. El preocuparse por los demás no
entra dentro de su repertorio de conducta. Por tanto no siente ningún reparo al
causar daño a los demás. Su ausencia de empatía, su falta de un interés genuino
por las ideas y sentimientos de los demás, su rechazo a asumir sus propias
responsabilidades por su comportamiento y acciones hace que sean personas con
las que resulta muy complicado convivir.
4.- Insatisfacción. Estas personalidades nunca se sienten satisfechas.
Contemplan el mundo como si fuese un juego de suma cero. En lugar de pensar que
todos se pueden beneficiar si el pastel se amplía, siempre quieren tener la
mayor parte del mismo. Creen sinceramente que merecen más, aunque sea a costa
de los demás.
5.- Conducta manipuladora. Los codiciosos son expertos
manipuladores. Tiene un gran talento para llevarse los créditos por el trabajo
hecho por otros. Pueden ser encantadores, pero su intención principal es estar
rodeados de personas que les alimenten el ego.
6.- Necesidad de satisfacción inmediata de sus
necesidades, dejando a
los demás que afronten las consecuencias. Como ejemplo si son directivos de
grandes empresas se muestran más interesados en obtener sus “bonus” en lugar de
realizar inversiones de cara a innovaciones futuras o compartir los posibles
beneficios obtenidos con sus colaboradores.
7.- Ausencia de límites en la búsqueda de la
satisfacción de las necesidades materiales. Los codiciosos tienen dificultades para establecer y
mantener límites. Son capaces de comprometer sus valores y su ética para
alcanzar sus metas. Buscan encontrar resquicios para neutralizar las reglas y normativas que se han
establecido para moderar este tipo de comportamientos.
Con
frecuencia lo único que les hace confrontar y enfrentarse a esta adicción a los
que la padecen es la aparición de problemas serios de salud o interpersonales.
Para generar
una motivación hacia el cambio, las personas obsesionadas con la codicia, pueden
necesitar (quizás acompañados por un experto) comenzar a descubrir las fuentes
inconscientes de su desmedido afán de riquezas. Significa que tienen que
abordar conflictos sin resolver y enfrentarse a las numerosas defensas que les
movilizan hacia los excesos. También, deben encontrar lo que es realmente
esencial en nuestras vidas, como el amor, la intimidad emocional y las
relaciones enriquecedoras.
Las personas
que sufren el “síndrome de la codicia” necesitan hallar formas para abandonar
sus deseos egocéntricos y cambiarlos por unos que sean más altruistas. Esto
implica que deben dar un paso hacia atrás y buscar otras opciones abiertas a
ellos en lugar de seguir sus deseos de tener cada vez más. Deben ser capaces de
reconocer que sólo podremos considerarnos ricos si somos capaces de dar. Tomar
esta ruta altruista requiere persistencia, paciencia, humildad, valor y
compromiso, pero no hacerlo les puede salir caro.
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