Chris Voss, principal negociador del FBI en los casos de secuestros internacionales, en su libro “Never Split the difference. Negotiating as if your life depended on it”, comparte las principales estrategias y tácticas que le han servido para tener éxito en negociaciones altamente complicadas en las que estaban en juego vidas de rehenes.
En
su libro plantea que durante más de tres décadas la Universidad de Harvard ha
sido el epicentro de todas las teorías sobre negociación, pero que en el FBI
diseñaron un modelo que ha servido para resolver la mayoría de los secuestros a
los que se han enfrentado, fruto del aprendizaje a través de la experiencia. El
enfoque de Fisher y Ury, de la Universidad de Harvard, presentado en su libro
“Getting to yes” consistía, fundamentalmente, en sistematizar la resolución de
problemas, de forma que las partes en una negociación podían alcanzar acuerdos
mutuamente beneficiosos. La creencia central era que el cerebro emocional,
irracional, podía ser neutralizado a través de un enfoque más racional de
resolución conjunta de problemas. Su modelo era fácil de seguir y seductor. Se
basaba en cuatro reglas:
a).-
Separar la parte emocional de la persona del problema.
b).-
No centrarnos en las posiciones de la parte contraria (lo que piden), sino en
sus intereses (la razón por la que lo piden) para averiguar lo que realmente
desean.
c).-
Trabajar de forma cooperativa para alcanzar acuerdos ganar-ganar.
d).-
Establecer estándares mutuamente acordados para evaluar las soluciones
posibles.
Posteriormente
el economista Amos Tversky y el psicólogo Daniel Kahneman mostraron que el ser
humano es una bestia muy irracional y que el sentimiento es una forma de pensar.
Kahneman plantea que: “Es evidente que las personas no son ni completamente
racionales ni totalmente egoístas y que sus gustos no son estables”. Tras
décadas de investigación con Tversky encontró que todos los humanos padecemos
el “prejuicio cognitivo” lo que implica que estamos sometidos a procesos
mentales inconscientes e irracionales que distorsionan la forma en que vemos el
mundo. Descubrieron que existen más de 150 procesos distintos.
En
el 2011 Kahneman publicó “Thinking fast and slow”, que hemos comentado en
entradas anteriores, en el que describía dos sistemas de pensamiento:
a).-
Sistema 1: la mente animal, que es rápida, instintiva y emocional. Tiene más
influencia y logra guiar nuestros pensamientos racionales.
b).-
Sistema 2: lento, deliberativo y lógico.
Las
creencias, sentimientos e impresiones del Sistema 1 son la principal fuente de
las creencias explícitas y elecciones deliberadas del Sistema 2, por ejemplo:
reaccionamos emocionalmente a una sugerencia o pregunta (Sistema 1) y esta
reacción informa y crea la respuesta del Sistema 2.
De
acuerdo con este modelo si somos capaces de influir en el pensamiento y
sentimientos no articulados del Sistema 1 de la parte contraria en una
negociación en función de la forma en que diseñemos y planteemos nuestras preguntas y propuestas
podremos guiar a su Sistema 2 y modificar sus respuestas. Por tanto, si estamos
de acuerdo con los planteamientos de Kahneman, si mantenemos negociaciones
basadas en los conceptos del Sistema 2 sin las herramientas para ser capaces de
leer, entender y manipular los aspectos emocionales que subyacen en el Sistema 1 fracasaremos y será como si
quisiésemos hacer una tortilla sin saber cómo cascar un huevo.
Voss
tras estudiar todos estos modelos llegó a la conclusión de que si los
incidentes motivados por las emociones constituyen la mayor parte de las
negociaciones en las que se ven implicadas las fuerzas del orden las
habilidades de negociación se deben centrar en los aspectos emocionales e
irracionales, por lo que la formación se debe basar en las emociones y la
inteligencia emocional.
Las
recomendaciones principales que plantea el autor para adquirir esas
herramientas son:
I.- ACTUAR COMO UN ESPEJO
El
lenguaje de la negociación es fundamentalmente un lenguaje de conversación y de
establecer relaciones, ya que busca que éstas últimas se formen con rapidez y
que los negociadores comiencen a pensar y a hablar juntos. Para lograrlo Voss
sugiere:
1.-
Un buen negociador se prepara para las sorpresas que pueden surgir en el curso de
la negociación.
2.-
No comprometerse con las creencias, contemplarlas como hipótesis, sobre la
situación, sobre los deseos de la otra parte y sobre otras múltiples variables,
y aprovechar las negociaciones para evaluarlas de forma rigurosa y discriminar
las que son falsas de las que son ciertas.
3.-
La negociación no es una batalla, es un proceso de descubrimiento. El objetivo
es poner al descubierto la mayor información posible en su desarrollo. Esta es
una de las razones por la que muchas personas tienen problemas en el rol de
negociador: creen que saben todo y que no tienen nada que descubrir.
4.-
Para acallar las voces que surgen en nuestro interior hay que centrarse en la
otra persona y en lo que nos está transmitiendo. Tendemos, con frecuencia, a
enfocar las negociaciones tan preocupados por los argumentos que sostienen
nuestras posiciones que somos incapaces de escuchar al otro atentamente. El
psicólogo George A. Miller encontró en sus investigaciones que sólo somos capaces de procesar 7 piezas
de información en nuestra mente consciente en un momento determinado, lo que
implica que nos sentimos fácilmente sobrepasados. Para aquellas personas que
consideran la negociación como una batalla de argumentos son las voces en el
interior de su cabeza las que les desbordan. Cuando no están hablando están
pensando en sus argumentos y cuando hablan lo hacen sobre éstos. Con frecuencia
ambas partes hacen lo mismo con lo que están escuchando sólo a las voces
internas, por lo que es imposible que se pueda llegar a un acuerdo.
Si,
por el contrario, en lugar de priorizar nuestro argumento, dejamos de pensar en él y nos centramos en la otra persona y lo que
tiene que decir conseguiremos, mediante la escucha activa, desarmar a nuestro
interlocutor y conseguiremos que se sienta seguro, con lo que las voces en su
interior comenzarán también a apagarse. El objetivo es identificar las
necesidades de la otra parte para conseguir que al sentirse seguros nuestros interlocutores
sigan hablando sobre lo que quieren y se inicia una verdadera conversación.
5.-
Ir despacio. Ir demasiado deprisa es uno de los errores en los que caen con más
facilidad los negociadores. Si mostramos mucha prisa la parte contraria puede
pensar que no se les está escuchando con lo que se daña el sentimiento de
confianza. Existen numerosas investigaciones que validan la idea de que el paso
del tiempo es una de las más importantes herramientas de un negociador. Al
enlentecer la negociación la calmamos.
6.-
Sonreír. Si las personas adoptan una actitud positiva están más inclinadas a
colaborar y a solucionar problemas, en lugar de a resistir y luchar.
7.-
La voz es la herramienta más poderosa en cualquier comunicación verbal. No
olvidar que existen tres tonos de voces disponibles para los negociadores:
a).-
Calmada y lenta, con un tono bajo. Se debe usar de forma selectiva cuando
queremos recalcar algo. Si se utiliza correctamente crea un aura de autoridad y
confianza, sin desencadenar actitudes defensivas.
b).-
Positiva y juguetona. Es la que se debe emplear normalmente. Es la que se
identifica con personas naturales y sin complicaciones. La actitud es ligera y
de apoyo. La clave se encuentra en relajarse y sonreír al tiempo que se habla.
c).-
Directa y asertiva. No se debe utilizar con frecuencia ya que puede ocasionar
problemas y rechazo. Transmite dominancia a nuestro interlocutor que puede
reaccionar de forma agresiva o pasivo-agresiva ante lo que entiende que son
intentos de controlarle.
8.-
Los espejos son mágicos. El actuar como un espejo es el arte de insinuar
similitud lo que facilita la unión. Se puede utilizar para que la otra parte
muestre empatía hacia nosotros y desee establecer vínculos con nosotros.
Se
puede lograr a través de patrones de lenguaje, del lenguaje corporal, del
vocabulario o del tono de voz. Generalmente es un comportamiento inconsciente,
raramente percibimos cuando ocurre, pero es una señal de que las personas están
estableciendo una relación que pueden terminar siendo de confianza.
Es
un fenómeno que sigue un profundo principio biológico: Tememos aquello que
consideramos diferente y nos sentimos atraídos por lo similar. Se puede
observar en numerosas situaciones, como por ejemplo, el caminar sincronizado de
una pareja, unos amigos hablando y moviendo la cabeza y cruzando las piernas a
la vez.
Aunque
se asocia con más frecuencia a distintas formas de comunicación no verbal,
especialmente al lenguaje corporal, como negociadores el “espejo” se debe
centrar exclusivamente en las palabras, ni siquiera en el tono, sólo en las palabras.
Para
el FBI el “espejo” consiste en repetir las tres últimas palabras de lo que
alguien acabe de decir. Al hacerlo desencadenamos este instinto de “espejo” en
el interlocutor que inmediatamente reflexionará sobre lo que ha sucedido e
iniciará el proceso de conectar.
El
psicólogo Richard Wiseman realizó un estudio en el que participaron camareros
para identificar cuál era el método más efectivo para establecer una conexión:
utilizar el efecto “espejo” o el refuerzo positivo. El grupo de camareros que
utilizaban el refuerzo halagaban a los comensales empleando palabras y frases
tales como: “ muy acertado”, “no hay problema” o “de acuerdo” como respuesta a
cada petición. El otro grupo se limitaba a repetir las peticiones de los
clientes. Los resultados fueron sorprendentes: la propina media que recibieron
los del segundo grupo fue un 70% superior que la de los que usaron el refuerzo
positivo.
Buenas Isabel,
ResponderEliminarllevo meses leyendo las publicaciones que compartes y quería darte las gracias. Gracias por enseñarnos contenido de los mejores y de una forma fácil nos adentremos en temas tan complejos.
Gracias y continúa así.