El proceso de
dar feedback puede convertirse en un
dolor de cabeza para muchos directivos ya que exige mucha dedicación (tanto la
preparación como la entrevista como el informe posterior requieren que se
emplee tiempo, especialmente si se quiere hacer correctamente) y puede provocar
ansiedad si en el equipo se encuentran con profesionales que tienden a mostrar
reacciones emocionales complicadas o negativas como reacción al feedback.
Amy Jen Sui, en
hbr.org, plantea las siguientes recomendaciones para preparar sesiones de
feedback con personas difíciles:
1.- Recordar las
razones por las que es bueno que celebremos la reunión y decir al
profesional por ejemplo frases como: “Necesito
compartir esto contigo porque quiero que tengas éxito” o “Quiero que sigas
creciendo”.
2.- Centrarnos y
prepararnos siendo conscientes de la forma en que reaccionamos ante una explosión
emocional de otra persona, si intentamos evitar el conflicto o nos frustramos y
respondemos. Debemos comenzar las sesiones preparados y organizados para evitar
que si se plantean situaciones complicadas nos sintamos descolocados o no
sepamos cómo reaccionar correctamente y si surgen responder con calma.
3.- Reconducir
la conversación a aspectos productivos para mitigar la reacción emocional y
poder llegar conjuntamente a ideas y acciones que puedan asegurar el éxito del
profesional. Para ello puede ser necesario fijar una segunda reunión para que
la persona esté más calmada y haya tenido
tiempo para reflexionar.
Jen Sui sugiere
que si el feedback va a ser con una persona que:
A).- LLORA
Es frecuente que
en estas situaciones sintamos frustración o si dice “Nunca hago nada bien”. En estos casos Kim Castelda recomienda que se
intente aclarar al profesional que no estamos siendo mezquinos sino que
queremos ayudar a que mejore y pueda tener éxito. La persona tiene que escuchar
este mensaje transmitido de la forma más amable y con la mayor empatía posible.
Otras
sugerencias son:
a).- Dar el
feedback al final de la jornada laboral para que la persona pueda irse a su
casa.
b).- Tener a
mano una caja de pañuelos. De esta forma reconocemos la emoción y da a la otra
persona la posibilidad de hacer una pausa y tranquilizarse. Posteriormente ofrecer
la posibilidad de una segunda reunión una vez que se encuentre más calmado.
c).- Decir, por
ejemplo: “Veo que estás inquieto. Comprendo que esto es difícil para ti y que
quieres tener éxito y yo quiero, también que triunfes. Necesito que pienses
sobre lo que te he dicho y nos podemos reunir mañana para que te haya dado
tiempo para reflexionar”.
Si las lágrimas
proceden de un colaborador que normalmente no llora o expresa sus emociones de
esta forma puede ser una señal de que algo más está pasando y debemos indagar.
B).- GRITA
Cuando nos
enfrentamos a alguien que grita o se enfada podemos reaccionar sintiéndonos
intimidados o respondiendo atacando. William Ury en su libro “Getting past no”
dice que: “Cuando la otra parte nos ataca nuestra reacción instintiva es
devolver el golpe, luchar contra el fuego con fuego y que saboreen su propia
medicina. Esta estrategia la mayor parte de las veces conduce a una confrontación
costosa y fútil y estamos justificando un comportamiento injustificado.
Castelda
recomienda que mantengamos la calma y la firmeza estando dispuestos a finalizar
una reunión que ni es productiva ni profesional y decir, de forma neutral,
frases como:
a).- “Necesito
mantener una conversación contigo por lo que debes reducir el tono de tu voz”.
b).- “Necesito
que respires profundamente y te calmes o
tendremos que fijar una nueva reunión, ya que ésta no está siendo constructiva”.
Aunque el
profesional se justifique diciendo que gritar es una muestra de pasión hay que
decirles que aunque podemos apreciar la fuerza de sus convicciones no estamos
dispuestos a soportar sus gritos y reiterar nuestras buenas intenciones y que estamos dispuestos a escucharles una
vez se hayan calmado.
C).- SE PONE A LA DEFENSIVA
En ocasiones nos
encontramos con un profesional que tiene una explicación para todo. Como
comenta Castelda: “La persona que actúa a la defensiva nunca asume su
responsabilidad siempre la culpa es de los demás”. En estos casos recomienda primero
pedir a la otra persona que nos escuche atentamente y decir, por ejemplo:
a).- “Creo que
es tu responsabilidad, por lo que pienso que debemos hablar sobre las razones
por las que tu no lo ves así”.
b).- “Cuando culpas
a alguien te estás convirtiendo en víctima lo cual no te ayuda mucho”.
Reconducir la conversación a aspectos productivos para mitigar la reacción emocional y poder llegar conjuntamente a ideas y acciones, doctorariobo.com/que-hacer-y-visitar-en-seychelles-en-5-dias/
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