Karthik Ramanna, en la
edición de enero – febrero de Harvard Business Review, plantea que los líderes
en todos los sectores se están encontrando con grupos de interés indignados. Tener
que gestionar grupos de interés enfadados no es algo nuevo, pero lo que
diferencia la situación actual es la conjunción de tres fuerzas en una tormenta
perfecta:
1.- Muchas personas
sienten poca esperanza en el futuro, por razones que van desde el cambio
climático, los problemas demográficos o el estancamiento de los salarios. Sea
cual sea la causa creen que el futuro será peor que el presente.
2.- Muchas personas piensan que son tratadas
injustamente, como ocurre ante el hecho de que los ricos, con frecuencia, pagan
menos impuestos que la clase media o con las evidencias sobre prejuicios
sistémicos en relación con las oportunidades disponibles para las minorías.
3.- Muchas personas,
tal vez como resultado de la influencia de las dos fuerzas anteriores, se están
sintiendo atraídas por ideologías que defienden el enfoque “nosotros contra los
demás”.
El autor ofrece, en su
artículo, un marco para gestionar esta indignación, que consta de cinco pasos. Éstos
son:
PRIMER
PASO: BAJAR LA TEMPERATURA
Este paso implica dos acciones:
1.-
Reconocer las bases clínicas de la indignación
Las investigaciones
científicas sobre el comportamiento muestran que el entorno físico importa. Por
ejemplo tenemos más posibilidades de enfadarnos en una habitación caliente y
húmeda que en una bien ventilada. También demuestran que cuando nuestros recursos
de razonamiento cognitivo se ven limitados las emociones tienden a dirigir
nuestras acciones. Una mente muy ocupada o distraída suele reaccionar
emocionalmente y, por tanto, más agresivamente como parte de una respuesta de
lucha-huida, ante una crisis. Por tanto es útil el consejo de “dormir” sobre “decisiones
cargadas” para dejar tiempo para la reflexión. Una respuesta emocional no
siempre es mala pero nuestras facultades cognitivas deben tener tiempo para
procesarla.
Finalmente, los
estudios sugieren que interpretamos los hechos a través de guiones mentales o
heurísticas sobre cómo pensamos que funciona el mundo. Estos guiones se
desarrollan y refuerzan por las experiencias previas y, hasta guiones
aparentemente irracionales pueden llegar a formar parte de nuestra respuesta
cognitiva. Por ejemplo: la exposición repetida a narrativas sesgadas en las
redes sociales pueden influir los guiones con el tiempo, contribuyendo a la
ira.
2.-
Compartir procesos para conseguir el compromiso de los agentes de interés
Facilitar un entorno
confortable para el debate y tiempo para la reflexión sobre los impulsos
emocionales iniciales es relativamente sencillo. El problema surge con los
guiones diferentes. Como no tenemos control sobre las experiencias que han
moldeado los guiones profundos de un individuo es mejor evitar cuestionarlos.
Lo que si podemos hacer es crear un espacio no amenazante en el que los agentes
de interés puedan reproducir de forma explícitas sus guiones. El hacerlo puede
resultar catártico y es un primer paso para crear un entendimiento sobre el que
se puedan apoyar soluciones sostenibles. Además al pedir a los miembros de nuestra
comunidad que compartan sus guiones en el contexto de sus propios prejuicios es
más fácil que se generen decisiones colectivas que se mantengan con el paso del
tiempo.
Segundo paso: analizar
la indignación
Consta, también, de dos
partes:
1.-
Analizar las causas
En esta fase hay que identificar
cuál de los tres movilizadores de la indignación, que hemos comentado, está en
juego: desánimo ante el futuro, sentimiento de que el “juego” está amañado o
una ideología de “nosotros contra los demás”. Los directivos tienen algún
margen de neutralizar los dos primeros: pueden ofrecer razones para sentirse
más esperanzados con el futuro y hasta pueden abordar las razones por las que
los grupos de interés se pueden sentir traicionados. Pero si está ligada a
ideologías hay que evitar el compromiso directo ya que puede atizar el
conflicto, disminuyendo las posibilidades de resolución.
2.-
Realizar un análisis catártico
El objetivo es
identificar las fuerzas que contribuyen a intensificar la indignación de los
grupos de interés. Pueden ser personas o hechos y pueden facilitar una camino
hacia la mitigación.
Las redes sociales con
frecuencia canalizan fuerzas catalizadoras. Ofrecen anonimato, permitiendo la
expresión de puntos de vista extremos. Al ver estos puntos de vista otros los
abrazan, refuerzan y afilan, fenómeno conocido como de contagio emocional. Los algoritmos
en las redes sociales también incrementan la indignación al proteger a sus
usuarios de perspectivas críticas. Promover que las partes moderen sus
intervenciones en las redes sociales durante las discusiones puede ser una
buena idea.
III.-
TERCER PASO: MOLDEAR Y DELIMITAR NUESTRAS RESPUESTAS
Conociendo los
movilizadores de la indignación los directivos pueden considerar cómo responder
mejor, procurando alcanzar el equilibrio entre no hacer lo suficiente y hacer
demasiado. Considerar los siguientes dos conceptos puede ser de ayuda:
a).-
Capacidades asimétricas
Los directivos ante la
indignación deben hacerse las siguientes preguntas:
1.- ¿Somos directamente
responsables de la indignación?
2.- ¿ Nuestra inacción
puede exacerbar la indignación?
3.- ¿Es actuar para
aliviar la indignación parte de nuestro contrato (implícito) con nuestros
agentes de interés?
4.- ¿Queremos que lo sea?
Solo si la respuesta a
estas cuatro preguntas es no, no debemos actuar. Ignorar la situación porque
pensamos que no es responsabilidad nuestra
y que tiene un origen externo no va a solucionarla. Una vez que se ha
determinado el imperativo para actuar el reto siguiente de una compañía
consiste en asegurar que la indignación no va más allá de lo necesario, sin
levantar expectativas irrealizables que pueden desviar a la organización de su
misión central o hasta llevarla a la bancarrota. Lo que nos lleva al siguiente
concepto:
b).- Expectativas
En este sentido el
autor comenta el caso de IKEA cuando eliminó de su catálogo en Arabia Saudí imágenes
de mujeres, con la consiguiente campaña negativa en los países occidentales y
descrédito de su imagen ya que se consideró que estaba abandonando sus valores
principales.
Para evitar las
consecuencias adversas de estos cambios una organización que hace un compromiso
moral, explícito o implícito con su grupos de interés debe hacerse
continuamente las siguientes tres preguntas:
1.- ¿Cuál es nuestra
estrategia para hacer realidad este compromiso?
2.- ¿Cuáles son los
límites de este compromiso y cómo han sido comunicados a los grupos de interés?
3.- ¿ Cuál es nuestra
estrategia para gestionar expectativas cambiantes en relación con este
compromiso?
IV.-
CUARTO PASO: COMPRENDER EL PODER DE MOVILIZAR A LOS DEMÁS
Una vez que se ha
determinado lo que hacer en respuesta a la ola de indignación hay que decidir
cómo hacerlo. Éste es un proceso que tiene dos etapas:
1.-
Realizar un mapa espacial de nuestro poder
Consiste en identificar
las fuentes: internas y externas a la organización, de nuestra habilidad para
movilizar a los demás. En esta fase es útil clasificar el poder en cuatro categorías:
a).-
Poder coercitivo o la capacidad de controlar las
acciones de los demás a través de órdenes. Puede derivar de la autoridad
jerárquica o de la habilidad de controlar recursos escasos como la
contratación, promoción y posibilidad de despedirá los profesionales. Es la
fuente más básica de poder directivo y varía según las organizaciones, siendo
más frecuente en las privadas que en las de índole público.
b).- Poder recíproco. Deriva de los intercambios. Puede
ser puramente transaccional pero no tiene por qué ser así.
c).- Poder emocional.
Emana del carisma personal y como el anterior se basa en las relaciones, pero
un intercambio no es esperado. Los padres e hijos tienen poder emocional unos
sobre otros.
d).- Poder racional. Consiste en la habilidad de ofrecer
una explicación /lógica o evidencial) de nuestros métodos y metas.
2.-
Realizar un mapa temporal
Al seguir la evolución
de nuestro poder debemos considerar tres formas básicas en que lo podemos
ejercitar: implícitamente a través de la cultura organizacional, indirectamente
por el control de la agenda y explícitamente, por el compromiso directo. En
general el primer enfoque es mejor que los otros dos, porque los efectos en los
resultados conseguidos por las creencias compartidas pueden fortalecer el
poder, mientras las otras opciones pueden erosionarlo.
V.-
QUINTO PASO: RENOVAR LA RESILENCIA
1.- A nivel organizacional
Consiste en distribuir las
responsabilidades de toma de decisiones entre profesionales competentes y de
confianza situados cerca de la realidad del terreno. Requiere lo que los
economistas llaman “contratos relacionales” (entendimiento implícito entre
directivos y empleados sobre los valores que van a guiar las decisiones de cada
parte y las reacciones ante las decisiones de los otros).
La resiliencia
organizacional se ve afectada, también, por lo bien que sus directivos sean
capaces de gestionar la tensión entre abordar los problemas cotidianos y
planificar una mejor gestión de los futuros. Stephen Covey ofrece una respuesta:
los directivos con frecuencia mezclan lo urgente con lo importante. Siempre
existen asuntos urgentes para un directivo, especialmente en las crisis, y
responder a ellos debe ser muy rápido y puede consumir mucho tiempo. Pero cuanto
más se centren los líderes en apagar fuegos, menos lo hacen en la prevención de
los mismos y se tendrán que enfrentar a más fuegos en el futuro.
2.-
A nivel personal
Suele ser el elemento
más elusivo del marco. Los directivos no quieren hablar sobre su resiliencia
personal porque temen que hacerlo sea una muestra de su carencia a nivel
personal .
El autor recomienda a
los líderes:
a).- No mezclar optimismo y resiliencia.
Un patrón mental positivo es un elemento de la resiliencia individual, pero al
dirigir en la edad de la indignación debe ser equilibrado con la valoración
continua de la situación para permitir una recalibración de la estrategia y
tácticas a seguir.
b).- Tener cuidado con la indefesión aprendida. Con
frecuencia creamos falsas narrativas sobre la adversidad, fruto, en ocasiones
de malas experiencias previas que podemos asociar con fallos nuestros. Superar
esta indefesión implica reconocer la falsa lógica de nuestros guiones, lo que
suele requerir apoyo externo a través de lo que los expertos llaman relaciones “activas
– constructivas”.
c).- Cultivar el desapego. Epícteto
mantenía que: “ La tarea principal en la vida es sencillamente separar los
hechos de forma que pueda decirme claramente cuáles son externos, por tanto sin
mi control, y cuáles tienen que ver con elecciones que puedo controlar”. El
objetivo no es negar las emociones sino evitar las que son patológicas.
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