Peter Capelli en
Knowledge at Wharton del pasado 21 de noviembre plantea que normalmente la
innovación se asocia, con frecuencia, a entornos laborales relajados donde los
profesionales se sienten seguros por lo que prueban nuevas cosas y asumen
riesgos, pero que investigadores de Wharton, liderados por el autor, han hallado recientemente que un exceso de
confort resulta contraproducente.
Demasiada seguridad
psicológica puede dañar el desempeño de trabajos normales. La idea detrás de
la seguridad psicológica es que no debemos temer al ridículo o a ser criticados en contextos en los que
estamos intentando aprender o ser creativos. No pretende sugerir que no tiene que haber
consecuencias ante el bajo desempeño o si no seguimos las reglas y normas de la
organización, ni existe evidencia de que sea de ayuda en trabajos más
rutinarios o en los que la creatividad y el aprendizaje no es la actividad
central. Casi todos los trabajos tienen estándares que hay que cumplir y normas
que se tienen que seguir.
El autor , junto a Liat Eldor y Michael Hodor en su trabajo”The limits of Psychological Safety:nonlinear relationships with performance” han analizado cientos de evaluaciones
de desempeño internas y externas de profesionales de distintos sectores y puestos
de trabajo. Encontraron que un grado moderado de seguridad psicológica mejora
el desempeño, ya que sentir temor ante la posibilidad de ser, por ejemplo,
ridiculizado, es siempre malo para el desempeño, hasta en los trabajos más
rutinarios. Pero existe un punto en el que la productividad se compromete.
Parece que existen dos
razones por las que niveles muy elevados de seguridad psicológica pueden dañar
el desempeño:
a).- El estereotipo de que no existen “malas ideas” que puede simplemente significar que se generan
niveles altos de seguridad psicológica cuando percibimos que no habrá
consecuencias, o al menos no importantes, si tenemos pobre desempeño.
b).- El hecho de centrar nuestra atención en las tareas
creativas que tengamos, aunque sean escasas, olvidando las más importantes
tareas rutinarias que tengamos que realizar.
Los investigadores
proponen una estrategia para moderar los efectos negativos del excesivo confort
en el trabajo a través de la responsabilidad colectiva. Cuando se aborda de forma
correcta ésta ejerce como señal que redirige a los trabajadores de los
comportamientos individuales hacia las metas de la organización. Señalan que
puede aportar claridad a lo que se espera de cada persona y departamento e
incrementar el sentimiento de compromiso entre unos y otros y con la
organización.
Capelli recomienda a
las organizaciones que no fuercen a los directivos a maximizar la seguridad
psicológica. Este es un caso en el que “bien es suficiente”, ya que los
managers deben poder presentar una mala
evaluación de desempeño u ofrecer una
reprimenda sin preocuparse de estar alterando el confort del profesional.
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