Eric Solomon en
Psychology Today del pasado 5 de febrero plantea que:
a).- El liderazgo alfa
es una mentira ya que el miedo no construye equipos fuertes, la seguridad
psicológica, por el contrario, si lo hace.
b).- La arrogancia no
es una fortaleza. Los verdaderos líderes empoderan, los débiles atesoran el poder
y dejan la destrucción detrás de ellos.
c).- Controlar no es liderar. Los
mejores líderes generan confianza no intimidan o dominan.
d).- Los verdaderos líderes dejan un legado. El
poder se desvanece, pero el impacto positive que dejamos se mantiene mucho
después de que nos hayamos ido.
Es hora de que dejemos
de aferrarnos a fallidos mitos sobre el liderazgo: el mundo no necesita más
líderes alfa. Necesita líderes verdaderos que promuevan la seguridad psicológica
y no el miedo, la dominancia o la agresión, porque cuando las personas se
sienten seguras piensan mejor y van más allá. Si se sienten inseguras se encogen y reducen.
Lo que los malos
líderes no entienden es que el miedo no genera fortalezas, sino silencio, y
esto ocurre no solo en el trabajo. La seguridad psicológica es la base de todas
las grandes relaciones en el trabajo y promueve los equipos que prosperan. En
el ámbito de las relaciones construye y apoya la confianza y en nuestras vidas
en general impulsa las conexiones reales.
La seguridad
psicológica es solo la base del liderazgo, ya que éste no se debe ocupar solo
de hacer que las personas se sientan seguras, debe hacerlas mejores. Y es en este
punto en el que el mito del líder alfa se viene abajo:
1.- Los líderes débiles
parece que están actuando. Los verdaderos líderes dan y cumplen. Todos hemos
observado al jefe que dirige a través del miedo, o el amigo que tienen que ser
siempre el centro de la atención o el compañero que se preocupa más de vencer
que de resolver una situación, por ejemplo. Creen que llamar la atención o mostrarse agresivos o intentar
siempre destacar significa que son fuertes. Pero esto no es verdad. La
arrogancia no es una fortaleza, el miedo no implica respeto, el control no es
liderazgo y los verdaderos líderes no tiene que probar que son muy duros. En
lugar de esto operan de manera diferente:
a).- Marcando
expectativas claras para ellos y los demás.
b).- Eliminan los
obstáculos para que todos puedan progresar.
c).- Hacen que todos
sean responsables de sus acciones sin sentir miedo si se equivocan.
d).- No destruyen a las personas. Las desarrollan.
2.- Los líderes débiles
cogen, los Fuertes dan. Los líderes alfa adoran la estética que rodea a la
fuerza y algunos crean una imagen de poder despiadado, pero el verdadero
liderazgo no gira alrededor de ellos, sino que trata de:
a).- Generar confianza
no proclamar su poder.
b).- Crear entornos
donde las personas se sientan valoradas y no intimidadas.
c).- Liderar con visión, no con el ego.
Los mejores líderes no
demandan atención, ganan el respeto, no empequeñecen a las personas, luchan por
hacerlas más fuertes.
3.- Los líderes débiles
queman. Los líderes verdaderos construyen.
Existe mucho ruido en
el mundo en la actualidad., pero los mejores líderes no pretenden que todo gire
alrededor de sus deseos, por el
contrario construyen cosas que duren.
Los líderes débiles
arrasan con todo lo que se les pone por delante, se aferran al poder, crean
caos y solo dejan destrucción a su paso. Los verdaderos líderes piensan más
allá de sí mismos y desarrollan el talento de los demás, construyen sistemas
sostenibles y crean entornos ganadores, que se van a mantener, hasta cuando ya no están.
Los líderes alfa
construyen imperios del miedo. Las personas les obedecen, pero nunca confían en
ellos. Los verdaderos líderes crean entornos basados en la confianza y las
personas les siguen porque quieren, no porque son forzadas a ello.
Los líderes débiles
atesoran poder, hacen que las personas teman fallar y queman todo cuando se
van. Los verdaderos líderes, sin embargo, pasan el poder, dan a las personas la
confianza para intentar las cosas y construyen algo que puede sobrevivir sin
ellos, porque al final el liderazgo consiste en elevar a las personas,
construir confianza y en generar un impacto positivo que sobreviva cuando ya no
estemos.
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