Cristopher Reeve, actor
y director de cine, cuando tenía 42 años, una caída de su caballo le provocó la fractura de dos vértebras cervicales
y le seccionó la médula espinal. Desde entonces permaneció en una silla de
ruedas, con respiración asistida. Quedó paralizado y con un 50% de
posibilidades de supervivencia. En una de sus últimas conferencias antes de
fallecer, pronunciada en Nueva Orleans
ante la Sociedad de Gestión de Recursos Humanos en junio de 2004, planteaba que
de sus experiencias y esfuerzos para sobreponerse a su nueva situación y
recrear una nueva vida había aprendido algunas lecciones:
1.- La necesidad de
discurrir una nueva forma de vivir y de liderar para saber cómo ir a un plan B
rápidamente.
2.- No dejarse llevar
por la culpabilidad, la duda y el miedo. Reeves tuvo que aprender a perdonarse
por haber sufrido un accidente. Pensaba que desde una posición de liderazgo es
necesario eliminar la duda, el miedo al fracaso y cualquier otro sentimiento
limitativo que cuestione la capacidad de alguien para estar a la altura de la
tarea que tienen ante sí. Fue consciente de que su nuevo trabajo consistía en no
autocompadecerse y no vivir en el pasado, sino aceptar que era miembro de un
colectivo al cual no quería pertenecer.
3.- No permitir que
nadie te diga que algo no se puede hacer. El actor tuvo que sobreponerse al
pronóstico de los médicos sobre sus limitadas posibilidades de supervivencia y
de recuperar algún tipo de movilidad o su carrera. Por eso decía que su primera
regla consistía en no aceptar ultimátums ni las opiniones de las personas que
le decían que no podía llegar a hacer algo.
4.- Basar las esperanzas
de futuro en cimientos sólidos. Pensaba que la esperanza debe estar basad en la
posibilidad lógica y que para sacar su vida adelante no podía decir de una
forma ciega que todo va a salir bien, sino: “Esto es lo posible y es lo que
vamos a hacer. Estos son nuestros objetivos”.
5.- Liderar con una
visión y confianza. Estaba convencido de que el liderazgo se basa en la
credibilidad y en la confianza que a través de nuestra visión y de nuestras palabras
conseguimos generar en los demás.
6.- Involucrar a los
demás en nuestra misión. Conseguir que los demás sientan que su contribución es
imprescindible para el éxito de la misión. Defendía que los grandes líderes
aportan dirección y la capacidad de guiar, pero que siempre aceptan gratamente
las ideas de los demás. Todo el mundo da el máximo de sí mismo y trabaja mejor
en equipo si tiene claro que la misión es más grande que los individuos que la
llevan a cabo.
7.- Tener una vida
profesional inspiradora. Si conseguimos que nuestro trabajo tenga un sentido
todos se sentirán atraídos hacia él.
8.- Hacer algo por los
demás, por aquellos que tienen menos capacidad que nosotros. Ponía el ejemplo
de que él había tenido la suerte de poder acceder a la última tecnología médica
y de recibir los mejores cuidados, pero que era consciente de que esta no era
la situación general por lo que decidió colaborar con una compañía de seguros
para realizar una campaña para educar a las familias en hábitos de vida
saludables para intentar evitar la necesidad de la atención sanitaria.
9.- Plantear nuevos
objetivos, tras un revés o un fracaso. Si en nuestro camino hacia nuestra
visión aparecen obstáculos hay que plantear nuevas estrategias y alternativas y
no desfallecer.
10.- No quedarnos fuera
y mirar desde la distancia una situación en la que podemos influir
positivamente. Pensaba que con las debilidades y falta de capacidades que todos
tenemos, en muchas ocasiones es más sencillo pensar que no podemos hacer nada
por cambiar situaciones que nos afectan negativamente, pero creía que la clave
para cambiar una situación, o al menos para tener cierta influencia en una
decisión era demostrar un sincero interés por alcanzar una solución justa.
Reeve finalizó su
intervención animando al auditorio a que extrajesen lecciones de las experiencias
vividas y que las compartiesen con sus equipos, ya que aunque todos tenemos
carencias, debilidades y fracasos, también tenemos capacidades, fortalezas y
éxitos, por lo que es importante tener esperanza en el futuro.
Christopher Reeve se convirtió en los últimos años de su vida en un verdadero Superman:
Christopher Reeve se convirtió en los últimos años de su vida en un verdadero Superman:
Vaya que me ha gustado este post, y siempre he pensado que el liderazgo se demuestra en los tiempos dificiles y no de fama. Este hombre conocía su passion y como dice el punto 7, eso lo hacía inspirador. Algo que me ha ayudado a comprender más sobre la pasión, éxito y liderazgo se encuentra en: http://www.liderazgo-total.blogspot.mx/2014/04/pasion-sinonimo-de-exito-y-liderazgo.html
ResponderEliminarte lo recomiendo