Andrew Winston, Paul Polman y Jeff Seabright en la edición de noviembre - diciembre de Harvard Business Review plantean que la mayor parte de las grandes compañías están desarrollando
estrategias para abordar el cambio climático, las inequidades, los derechos
humanos y otros grandes retos relacionados con la sostenibilidad, lo cual
resulta complicado en el entorno actual en el que las compañías pueden tener,
con frecuencia, que hacer frente a acusaciones de intentar crear una imagen ilusoria
de compromiso y responsabilidad ecológicas y de “wokeness”. Y, aunque las
mejores compañías actúen realmente en este sentido, suelen quedarse cortas
porque los problemas están creciendo con demasiada rapidez.
Cualquier esfuerzo
estratégico efectivo comienza por la alta dirección marcando el ritmos y el
sentido, pero el jugador principal en las iniciativas de sostenibilidad es
evidentemente la persona que lidera estas funciones. Su liderazgo no es
suficiente, sin embargo, si el foco en la sostenibilidad no está embebido en
toda la organización.
De hecho, los autores
creen que el éxito o el fracaso de las iniciativas de sostenibilidad dependen
de una cohorte de actores escondidos y héroes no alabados como son los mandos
intermedios y responsables de equipos en las organizaciones. La forma en la que
éstos promueven la sostenibilidad depende de las aspiraciones y experiencia de
las compañías, esto es de su madurez en relación con la sostenibilidad.
Los autores han
identificado cuatro niveles principales de madurez:
NIVEL 1 - ATRASADO Y
ESCÉPTICO
Muchas organizaciones
mantienen todavía la idea de Milton Friedman de que la única responsabilidad de
una corporación es incrementar los beneficios y el valor para los accionistas. La
alta dirección puede reconocer las demandas de otros grupos de interés pero
dudan de que sus accionistas valoren realmente la sostenibilidad. En la parte más extrema del espectro algunos líderes de compañías pueden comprar
la idea de que la sostenibilidad es parte de una agenda “woke”. Estos
escépticos suelen adoptar una mentalidad de bunker y solo hacen aquello que es
requerido legalmente o para aplacar a grandes clientes, pero en privado se
mantienen desafiantes ante la necesidad de políticas sostenibles en sus
empresas, ya que piensan que éstas van a significar un aumento de costes y una
reducción de los beneficios.
Por tanto, pueden darse
casos en los que no cuenten con una persona dedicada a la sostenibilidad a tiempo
completo. Pero en este nivel, con frecuencia son los mandos intermedios los que
están convencidos de que sus compañías necesitan incorporar medidas de sostenibilidad
y consideran que un rol principal suyo consiste en conseguir introducir la
sostenibilidad en la agenda de la compañía.
Independientemente de
sus razones para esta resistencia por parte de la alta dirección, las
organizaciones en el nivel 1 necesitan abordar el tema de la sostenibilidad, ya
que deben cumplir las leyes, comprobar qué aspectos son los más importantes
para el desempeño de la compañía y poco a poco ir respondiendo a una serie de
preguntas acuciantes por parte de los inversores, clientes y otros grupos de
interés.
Los mandos intermedios
en este tipo de organizaciones pueden tener que esperar a que las demandas de los
inversores o clientes induzcan a la alta dirección a que muestren interés por
la sostenibilidad y luego aprovechar el momento. También pueden buscar formas
en que la sostenibilidad pueda generar beneficios demostrables para la empresa,
por ejemplo encontrando maneras de reducir los costes de la energía por medio
de una auditoría de energía.
Una buena forma de
incrementar los impulsos consiste en fomentar el compromiso público con las
metas de sostenibilidad. Como Robert Cialdini, autor de “Influence”, ha mostrado, a las personas nos gusta ser consistentes en relación con las cosas con las que ya
hemos estado de acuerdo. Y, exhibiendo los éxitos en otras organizaciones
ayudará a demostrar que la sostenibilidad se está convirtiendo en la norma,
apoyando otro de los pilares de Cialdini sobre la persuasión: “la prueba social”.
Si las circunstancias lo permiten, los mandos intermedios, además, pueden
apelar a sus líderes como seres humanos y quizás padres, pidiéndoles que
consideren el legado que están dejando al mundo y a sus hijos.
Al ir dando fruto estas
tácticas los mandos intermedios pueden buscar crear redes dentro de la compañía
para formar una coalición de personas dispuestas a impulsar la sostenibilidad,
encontrando “campeones” especialmente entre los jóvenes que la defiendan.
Con mayor conocimiento
y aceptación la organización se encontrará preparada para establecer objetivos,
aunque inicialmente puedan ser incrementales y centrados en el propio impacto de
la compañía. Marcar metas en temas como por ejemplo desechos, consumo de agua,
derechos humanos, etc, incrementará la responsabilidad y motivará a buscar
metas más importantes.
2.-
CONSTRUYENDO UNA BASE
Las compañías en este
nivel se han alejado de la mentalidad bunker y están aprendiendo rápidamente más
cosas sobre la sostenibilidad para preparar su viaje para alcanzarla. Sus
líderes creen que retos como el cambio climático son serios y que los grupos de
interés, incluyendo los accionistas, son conscientes sobre la necesidad de
abordar estos riesgos. Sus líderes desean mejorar la sostenibilidad de sus
organizaciones en múltiples dimensiones pero pueden mostrarse inseguros en
relación a cómo pueden hacerlo. En gran parte están en modo reactivo y
recelosos de destacar.
A pesar de todo la alta
dirección probablemente ha dejado claro que la sostenibilidad es una prioridad,
por lo que la agenda relacionada con el tema tendrá más apoyos. Para los mandos
intermedios en este nivel su misión central es construir capacidades.
En este nivel las
compañías se encuentran aclarando su propósito y la forma en la que van a
servir a sus clientes y a la sociedad. El trabajo para integrar la
sostenibilidad en la organización comienza en esta etapa. Los mandos
intermedios necesitarán mejores sistemas para la recogida de datos sobre los
criterios de la estrategia ESG y su impacto. También las comunicaciones
corporativas y los informes deben abordar cuál es el desempeño de la compañía
en relación con estándares de sostenibilidad de grupos externos.
Otra labor de los
mandos intermedios puede consistir en ir más allá de realizar comparaciones con
sus principales competidores para
observar las prácticas sostenibles de otras compañías de sectores adyacentes o
de sus proveedores y clientes. También pueden impulsar metas más ambiciosas
como emisiones cero de carbono o intolerancia total ante abusos de derechos
humanos en toda la cadena de valor.
Para fortalecer las
capacidades de la organización en esta
fase los mandos intermedios deben buscar y apoyar a los campeones “estrella”
sobre sostenibilidad, especialmente a los jóvenes que están convencidos de la
necesidad de que la compañía juegue un papel a la hora de abordar los problemas
en la sociedad, Invitarles a participar en las reflexiones sobre la
transformación de la compañía en esta área puede incrementar la innovación y le
compromiso.
3.- ACELERANDO
Entre los niveles dos y tres existe un gran abismo. Las
compañías en este último nivel están fundamentalmente comprometidas con
acciones genuinas y se sienten cómodas comprometiéndose con agentes de interés
externos y marcando metas basadas en las necesidades de la sociedad. Muchos mandos
intermedios tendrán metas de desempeño e incentivos en la compensación ligados
a métricas de sostenibilidad. Los empleados mostrarán su contento con la idea
de que su trabajo tiene un impacto positivo sobre la sociedad. Pero, es
posible, que la alta dirección todavía no posea completamente el patrón mental sistémico
que consigue enfoques altamente colaborativos e innovadores y de cambios
profundos ante los problemas. En esta etapa las organizaciones tienen que
lograr progresos serios en relación con los grandes objetivos sostenibles que
se hayan marcado.
Los mandos intermedios
deben defender la creación de un consejo interno de sostenibilidad compuesto
por representantes de la alta dirección o de ejecutivos del nivel inferior de
ésta. La compañía puede constituir, asimismo, un Consejo Estratégico externo
compuesto por una mezcla de líderes del pensamiento, académicos y responsables
de sostenibilidad de otros sectores. Estos Consejos ofrecen un foro donde los
mandos intermedios de la organización pueden contar sus historias sobre
sostenibilidad, compartir sus problemas y obtener input valioso. También, estos
Consejos, presentan a la alta dirección nuevas
perspectivas e información sobre lo que viene en el futuro.
En esta fase se debe
conceder a los mandos intermedios la autoridad para buscar alianzas con
organizaciones que puedan ayudar a la compañía a alcanzar sus más altas
ambiciones, de forma que, por ejemplo, compartan sus mejores prácticas y desarrollen nuevas
políticas que promuevan el cambio.
4.- LIDERANDO
Las organizaciones
líderes son valientes y abordan los problemas a los que se enfrenta la
humanidad sin esperar que otras lo hagan y confiando transcender sus sectores,
están guiadas por propósitos aspiracionales corporativos. Luchan por ser lo que
los autores llaman “positivas netas” ofreciendo a la sociedad más de lo que
reciben y beneficiándose de intentar solucionar los problemas del mundo, no
creándolos.
En este nivel los
campeones de sostenibilidad tienen una gran capacidad para efectuar cambios
positivos y para instilar un compromiso irreversible en la organización. La
misión central de los mandos intermedios consiste en construir una infraestructura
de sostenibilidad duradera dentro de la compañía y generar un impacto
transformador positivo en el mundo. También deben tener la libertad de trabajar
en los mayores retos ambientales y
sociales, pudiendo, por ejemplo, abordar temas conflictivos que afecten a la
huella y marca de sostenibilidad de la empresa como las retribuciones de los
ejecutivos en relación con el resto de empleados, la corrupción, los derechos
humanos, la influencia política y la verdadera inclusión.
Pensar en cómo abordar
los enormes retos como el cambio climático, las desigualdades o los derechos
humanos puede ser una tarea dantesca. Es fácil creer que la contribución de un
solo mando intermedio o ejecutivo no tiene ninguna trascendencia, pero aunque
es cierto que hasta las más grandes multinacionales son demasiado pequeñas para
resolver estos problemas en solitario, trabajando junto a otras instituciones
pueden obtener cambios significativos. Con el compromiso de la alta dirección y
un número cada vez más creciente de mandos intermedios las compañías irán
ascendiendo por la curva de la madurez, ya que no pueden permitirse el lujo de
no hacerlo en un mundo que demanda la sostenibilidad cada vez más.
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