miércoles, 17 de enero de 2024

CÓMO ALINEAR LO QUE DECIMOS CON LO QUE HACEMOS

 


Manfred Kets de Vries en INSEAD Knowledge del pasado 10 de enero plantea que con frecuencia existe una distancia  entre nuestras buenas intenciones y nuestro comportamiento real y que lo preocupante es que, con frecuencia, no somos conscientes de la diferencia entre lo que pensamos que estamos haciendo y lo que verdaderamente estamos haciendo.

Alinear nuestras acciones con nuestras intenciones es complicado ya que nuestra mente inconsciente puede influir y arruinar nuestra conducta y toma de decisiones. Aunque pensemos que nuestras acciones están guiadas por pensamientos racionales y conscientes solo una parte pequeña de nuestra mente está activamente implicada en razonar conscientemente.

La neurociencia nos ofrece algunas perspectivas obre la forma en la que nuestra mente funciona. Existe una tensión constante entre la corteza prefrontal, responsable del razonamiento lógico, y la amígdala asociada con las emociones y la memoria. En condiciones estresantes la emocional amígdala anula la toma de decisiones racional.

Sigmund Freud explicó la lucha entre nuestros impulsos emocionales y nuestros procesos racionales de pensamiento utilizando la metáfora del jinete y su caballo. El jinete representa nuestra mente consciente y pensamientos racionales y el caballo nuestra mente inconsciente, la fuente de nuestras emociones, instintos y deseos. Idealmente el jinete debe tener el control guiando al caballo hacia un destino deseado. Pero con frecuencia los fuertes impulsos del caballo apartan al jinete del camino, ocasionando conflictos entre las mejores intenciones y las acciones.

Puede ayudar ampliar esta metáfora y  reemplazar al caballo por un elefante. Éste representa los procesos que tienen lugar bajo la superficie, las dinámicas psicológicas que determinan nuestro carácter. El elefante es testarudo y resistente al cambio, siempre en alerta y rápido en responder de forma defensiva ante cualquier desencadenante. El elefante dentro de nosotros cargará contra cualquier cosa que considere como una amenaza. Irónicamente nuestro elefante interno no tiene la piel gruesa y nos tomamos de forma personal las críticas y nos ponemos a la defensiva si nos cuestionan. Con frecuencia nos vemos de una forma más positiva que los demás y sobreestimamos nuestras contribuciones a nuestros éxitos. Ante los fallos con frecuencia desviamos las críticas y rápidamente culpamos a los demás por los mismos. Este tipo de reformulación positiva para nosotros nos resulta útil para mantener nuestro equilibrio mental y para evitar sentimientos depresivos y así mantener la autoestima, confianza y optimismo necesarios para mantenernos motivados.

Pero descuidar gestionar nuestro elefante interno puede sacar lo peor de nosotros mismos. Para evitarlo el autor recomienda:

1.- Gestionar al elefante

El primer paso consiste en evaluar sinceramente nuestras acciones. Necesitamos crear el espacio psicológico para reconocer nuestro comportamiento, especialmente si nuestras acciones hasta el momento han sido ineficaces. También debe existir un deseo sincero de cambio.

Posteriormente debemos implicar a la parte analítica y reflexiva de nuestra mente para anular a algunos de los procesos inconscientes que están estropeando nuestras buenas intenciones. De esta forma podemos obtener un mayor control sobre nuestras acciones. Pero, conseguir esto requiere un esfuerzo para deconstruir procesos inconscientes y examinar lo que está sucediendo en profundidad.

2.- Abrazar la incomodidad

Embarcarse en este viaje interior necesita contar con un deseo genuino de mejora a nivel personal y la disposición a salir de la zona de confort. Críticas constructivas y feedback recibidos sin estar a la defensiva pueden servir como catalizadores.

3.- Ampliar la consciencia

Realizar un ejercicio de desarrollo mediante feedback 360º puede ofrecernos un mayor nivel de conocimiento sobre nuestros defectos y sobre la distancia que existe entre nuestro comportamiento percibido y real. Este ejercicio nos ayuda a vernos a través de las perspectivas de otros y a identificar las  áreas que realmente tenemos que trabajar y reflexionar sobre las barreras que están dificultando que hagamos lo que decimos que queremos hacer.

4.- Buscar ayuda

Afrontar bloqueos mentales puede requerir la ayuda de un coach ejecutivo o de un psicoterapeuta. Estos profesionales nos pueden ayudar a explorar la desalineación entre nuestros comportamientos problemáticos y metas, apoyar nuestra habilidad para cambiar y ayudar a que seamos más conscientes de las consecuencias de nuestros actos.

5.- Desarrollar estrategias de afrontamiento

Los coaches y psicoterapeutas pueden reconocer cuando estamos dando pequeños pasos en la dirección correcta y ofrecer apoyo para desarrollar estrategias de afrontamiento.

6.- Revisar el progreso y nuestra responsabilidad

Un coach o una persona de nuestra confianza pueden ayudarnos a monitorizar y evaluar nuestro progreso hacia nuestras metas a largo plazo, mientras nos recuerdan que somos responsables de implementar los cambios necesarios.

Finalmente, no olvidar que, solo nosotros somos los responsables de gestionar al elefante que está dentro de nosotros. El inconsciente, a pesar de sus fuerzas poderosas, puede ser anulado. No siempre tenemos que operar con el piloto automático. La clave está en mejorar la activación de la parte reflexiva de nuestra mente.  

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