Julie Winkle Giulioni en Smart Brief on Leadership del pasado 10 de febrero
plantea que los dos últimos años han tenido un efecto profundo en las
organizaciones y en las personas. Los profesionales están respondiendo a las
condiciones mantenidas y complicadas reaccionando de formas distintas que van
desde abandono del trabajo, permaneciendo pero con su capacidad disminuida o
repensando sus relaciones con el trabajo.
Por ejemplo, en diciembre de 2021 4,3 millones de estadounidenses
abandonaron sus trabajos: algunos de ellos para trabajar en otros sitios, pero otros desvinculándose totalmente del
mundo laboral.
Las presiones para cuidar de otros, especialmente de niños en edad escolar,
durante estos tiempos tumultuosos ha
dificultado enormemente la posibilidad de trabajar a muchos padres, por lo que
muchos han decidido esperar a que la crisis pase.
Otros profesionales han escogido voluntariamente o porque no veían otra
opción permanecer en sus trabajos enfrentándose a elevados grados de desgaste,
debidos a las extraordinarias presiones y expectativas a las que están
sometidos. Por esta razón el estrés, burnout y sensación de falta de compromiso
alcanzan niveles muy altos y la salud mental de muchos trabajadores se está
deteriorando.
Como respuesta muchos profesionales se están planteando abiertamente una
serie de cuestiones que en el pasado no se atrevían a manifestar como:
a).- ¿Este trabajo significa algo para mí?
b).- ¿Me permite conseguir el equilibrio que necesito para vivir?
c).- ¿Me ofrece las oportunidades que deseo para crecer y aprender?
Las organizaciones y los líderes
deben estar preparados para dar respuesta a estas preguntas de nuevas formas si
quieren atraer, comprometer y retener a los profesionales. En este sentido la
autora propone dar los siguientes pasos para asegurar un futuro más sano:
1.- Mantener el contacto con los profesionales buenos que han decidido hacer una pausa en su vida laboral o
cambiar de trabajo para que sigan ligados con la organización y puedan tener
oportunidades de reincorporarse sin
sentirse totalmente desconectados.
2.- Cuidar
a los profesionales. Para ello hay que invertir en crear relaciones auténticas,
por ejemplo, priorizando las conversaciones y la comunicación significativa e
identificar y ofrecer los servicios que
puedan necesitar, como recursos para favorecer su bienestar, salud mental y otros que mantengan el equilibrio de los
profesionales y les permita sentir que se preocupan por ellos y que son
importantes.
3.- Reimaginar las carreras. Los últimos dos años han supuesto un cambio en las
prioridades, con un mayor deseo de flexibilidad y de equilibrio entre las vida
profesional y personal, lo cual influye en el diseño de las carreras
profesionales.
El ascenso hasta los niveles más altos de las organizaciones puede seguir
siendo interesante para algunos trabajadores pero muchos van a demandar un modo
diferente de relacionarse con el mundo laboral, en forma de alternativas a las
carreras tradicionales o promociones, que les permitan expresar sus talentos y
marcar una diferencia.
Como resultado las organizaciones deben estar preparadas para responder a una
visión más ampliada de lo que son las
carreras y a cómo se desarrollan, aportando más creatividad para ayudar a los
profesionales a aprender, crecer y desarrollarse en formas que sean significativas para ellos
y que sirvan a todas las facetas de sus vidas.
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