Ayelet Fishbach en “Get it done. Surprising
lessons from the science of motivation”
plantea, que existen cuatro
ingredientes o pasos fundamentales para que
un cambio de comportamiento tenga éxito, siendo el primero: ELEGIR UNA META.
En este sentido, hay que tener en cuenta una serie de factores
a la hora de describir dicha meta. Entre ellos los ya mencionados de considerar
que las metas no son tareas y de asignar una cifra para que podamos ir viendo
nuestros progresos. Otro aspecto clave, como
hemos visto en una entrada anterior, es tener en cuenta que los incentivos
importan.
Con relación a las
metas hay otro factor muy importante y es el de la motivación intrínseca. Mark Twain en una escena de Tom Sawyer
ofrece una perspectiva de la psicología de la motivación interna, defendiendo
la idea de que el trabajo consiste en aquello que nos vemos obligados a hacer y
el juego en aquello que no estamos obligados a hacer.
El concepto de la
motivación intrínseca se mantiene hoy en día como el menos comprendido por la
ciencia de la motivación. Las personas han utilizado el término con el
significado de hacer algo sin recibir ningún pago por ello o solo porque
sentimos curiosidad. Pero la definición de motivación intrínseca es: “realizar
una actividad que es un fin en sí misma”.
La motivación
intrínseca es el mejor predictor del compromiso. Como Adam Grant ha encontrado
en sus investigaciones, incrementa, por ejemplo, el número de horas que los
bomberos están dispuestos a trabajar. Cuando nos marcamos metas que son
intrínsecamente motivadoras o utilizamos estrategias que la aumentan, tenemos
más posibilidades de éxito. Nos emocionan tanto las metas a corto plazo (como asistir
a la primera clase de yoga) o a largo plazo (aprender chino), porque queremos
hacerlo y no porque sintamos que tenemos que hacerlo.
Las implicaciones a la
hora de establecer metas son claras: si somos capaces de lograr que el camino
hacia nuestra meta sea atractivo y divertido nos sentiremos motivados
intrínsecamente con lo que estaremos dispuestos a seguirlo mucho más tiempo.
Nos sentimos motivados intrínsecamente
cuando no podemos separar la realización de la actividad de la obtención de sus
beneficios. Si amamos nuestro trabajo lo hacemos disfrutándolo y sin sentir que
sea una carga.
En el momento en que alcanzamos una meta, éste
es un momento de motivación intrínseca, ya que la actividad que nos ha llevado
a la meta y la misma meta convergen en ese instante y se fusionan.
Si queremos determinar
el grado en que una actividad es intrínsecamente motivadora debemos
preguntarnos, por tanto: ¿Hasta que punto realizar la actividad parce que
supone alcanzar la meta en lugar de un paso hacia la misma?
La respuesta depende de
la persona, la actividad y las circunstancias en que ocurre. Por ejemplo una
comida agradable es normalmente intrínsecamente motivante, pero si forma parte
de una entrevista de trabajo la meta central será esta última. Para determinar
el grado en el que una actividad es intrínsecamente motivadora para nosotros
debemos calcular el grado de fusión que existe entre la actividad (el medio) y
la meta (la finalidad) y en caso de que exista mucha distancia de la meta lo
lejanos que nos sentimos de ella al finalizar la actividad. Por ejemplo, si
hacemos ejercicio buscando garantizar nuestra salud a largo plazo, la actividad
y la meta están separadas por décadas.
Para maximizar nuestra
motivación intrínseca también tenemos que entender qué es lo que no es. Por
ejemplo no se limita solo a motivos innatos. Los estudiosos de la motivación
distinguen entre motivos innatos y aprendidos. Los primeros son aquellos que
todos los humanos tenemos programados desde nuestro nacimiento, como la
motivación para crear relaciones sociales o a expresar nuestra autonomía o
competencia. Por el contrario otros motivos como conseguir poder, estatus o
dinero son aprendidos a través de la cultura o de la sociedad en que crecemos.
Estos últimos motivos
pueden estar motivados intrínsecamente como ocurre en el caso de los jugadores
en Las Vegas que se sienten intrínsecamente motivados para ganar dinero. El
juego no lo interpretamos como una actividad que debemos hacer; la actividad
(jugar) y el fin (ganar) se superponen con fuerza en la mente del jugador,
haciendo que éste lo sienta más como un fin. Cuando jugamos por tener la
oportunidad de ganar dinero, la búsqueda de riqueza(motivo aprendido) se convierte en una motivación intrínseca.
Pero la misma meta puede ser extrínseca cuando un trabajo aburrido es nuestra
vía para ganar dinero.
Existen una serie de
señales que determinan si una persona está motivada intrínsecamente, como por
ejemplo el deseo de seguir realizando una tarea y no le importa hacerlo aunque
haya finalizado su jornada laboral o las sensaciones positivas que se sienten
realizando la tarea y lo que se disfruta al hacerlo, que hacen que parezca más
un juego que un trabajo.
Una actividad parece
estar más motivada intrínsecamente si inmediatamente alcanza una meta aunque ésta
no sea la originariamente prevista. Por ejemplo podemos empezar a hacer
ejercicio porque queremos mantenernos sanos, pero si después de cada sesión nos
sentimos llenos de energía, el ejercicio y la energía consecuente se convierten
en una sola entidad en nuestra mente y nos sentirnos más intrínsecamente
motivados para hacer ejercicio.
Una actividad, también,
parece intrínsecamente motivante cuando alcanzar la meta depende exclusivamente
de realizar esa actividad, ya que asociaremos la actividad a la meta. Por ejemplo
si meditamos para llegar a un estado de calma y solo sentimos esa calma si
meditamos, estaremos motivados intrínsecamente para meditar.
Es importante, también,
el momento en que alcanzamos nuestra meta. Cuanto más corto sea el tiempo que
transcurre desde la realización de la actividad y alcanzar nuestra meta más
intrínsecamente motivados nos sentiremos. Si ocurren simultáneamente será mucho
más fuerte.
Las asociaciones
temporales son herramientas potentes para incrementar la motivación intrínseca.
Hasta las recompensas externas incrementan la motivación intrínseca cuando se
obtienen pronto. Es más agradable trabajar cuando te pagan inmediatamente que
cuando lo hacen semanas más tarde. Y, mientras retribuir a las personas por
trabajo que suponían no remunerado puede minar la motivación, ofrecer el pago
esperado por un trabajo retribuido lo antes posible aumentará la motivación
intrínseca, pero si se retrasa mucho la motivación se resiente.
Existen tres formas de
conseguir que una actividad aburrida o complicada sea más intrínsecamente
motivadora:
a).- Estrategia de
lograr que sea divertida, que consiste en conseguir que nos guste hacerla
porque lo pasamos bien realizándola. Esta estrategia asocia inmediatamente
incentivos, como por ejemplo mini-metas, con el desempeño de la actividad. Estos incentivos aprovechan
nuestra necesidad de gratificación inmediata para lograr que una experiencia
aburrida sea más placentera.
b).- Estrategia de
encontrar un “camino divertido”. Al establecer una meta y pensar en el camino
que nos va a llevar hasta ella debemos pensar cómo puede ser una fuente de
diversión. Por ejemplo, para hacer ejercicio en lugar de aburrirnos en la
bicicleta estática en un gimnasio asistir a una clase de spin con música.
c).- Estrategia de
hallar la diversión que ya existe. Si nos centramos en los beneficios
inmediatos en lugar de los más tardíos de realizar una actividad nos sentiremos
más motivados intrínsecamente y, por tanto, la mantendremos más tiempo. Por
ejemplo, si queremos comer más zanahorias crudas y nos centramos en lo que nos
agrada de hacerlo, como que son crujientes y algo dulces en lugar de en el
hecho de que son un alimento sano o que puede mejorar nuestra visión, nos
sentiremos más motivados para comerlas.
Nuestras relaciones,
tanto personales como profesionales, se pueden ver afectadas si no somos
conscientes de que las demás personas desean estar motivadas intrínsecamente,
que quieren hacer cosas interesantes y con un significado con aquellos con los
que disfrutan. Por ejemplo, un estudio encontró que los candidatos a un puesto
de trabajo suelen no enfatizar la motivación intrínseca en las entrevistas de
trabajo. La razón se encuentra en que aunque los candidatos desean sentirse
motivados intrínsecamente piensan que los reclutadores no se preocupan por el
tema y que no se van a sentir impresionados por las expresiones y comentarios
del candidato sobre este tipo de motivación. Pensando que los empleadores están
buscando a alguien que aspire a una carrera profesional fundamentalmente
ascendente, no mencionan la importancia que tiene que el trabajo tenga un
significado.
Para vencer este prejuicio
intrínseco debemos ponernos en el lugar de los demás y preguntarnos cuáles
podrían ser nuestras prioridades si fuésemos ellos. Imaginar su perspectiva nos
puede servir de ayuda.
No solo tendemos a
subestimar la motivación intrínseca de los demás, también lo hacemos a la hora
de predecir la nuestra, fundamentalmente de cara al futuro. Cuando pensamos en
buscar un nuevo trabajo las personas concedemos una prioridad baja a
motivadores intrínsecos como la posibilidad de disfrutar en el trabajo y
solemos escoger el puesto basándonos más en beneficios económicos. Al hacerlo puede ser que estemos eligiendo
actividades de las que luego nos arrepentiremos de nuestra selección.
Lamentar nuestras
elecciones no es el único efecto negativo de preferir actividades
extrínsecamente motivantes en lugar de las intrínsecamente motivadoras. Cuando
optamos por tareas que pensamos serán mejor para nosotros en lugar de aquellas
con las que disfrutamos es más fácil que abandonemos y no las hagamos.
La autora recomienda
para incrementar las posibilidades de que mantengamos nuestro camino hacia la
meta elegida recomienda que comencemos por responder a las siguientes
preguntas:
1.- ¿Cómo podemos
lograr que realizar una actividad sea inmediatamente más gratificante? Por
ejemplo, en el caso de nuestra rutina de ejercicios diarios podemos introducir,
mientras los realizamos, escuchar música
o un audiolibro.
2.- ¿Cuál es el camino
más divertido para alcanzar la meta? En el caso del ejercicio puede ser asistir
a una clase de aerobic acuático en lugar de correr por la cinta rodante en el
gimnasio.
3.- ¿Existen beneficios
inmediatos en los que me pueda centrar mientras persigo mi meta? Por ejemplo
ser consciente de la euforia que sentimos al hacer ejercicio.
4.- ¿ Soy capaz de
recordar que otras personas, incluyéndome a mí en un futuro, nos preocupa estar
motivados intrínsecamente tanto como a nuestro yo presente. Este recordatorio
nos ayudará a establecer metas posibles, tanto para nosotros como para los
demás, y mejorará nuestras relaciones.
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