domingo, 11 de diciembre de 2022

LA CIENCIA DE LA MOTIVACIÓN. LA MOTIVACIÓN INTRÍNSECA

 


Ayelet Fishbach en “Get it done. Surprising lessons from the science of motivation”  plantea, que  existen cuatro ingredientes o pasos fundamentales para que  un cambio de comportamiento tenga éxito, siendo el primero: ELEGIR UNA META.

En este sentido,  hay que tener en cuenta una serie de factores a la hora de describir dicha meta. Entre ellos los ya mencionados de considerar que las metas no son tareas y de asignar una cifra para que podamos ir viendo nuestros progresos. Otro aspecto clave,  como hemos visto en una entrada anterior, es tener en cuenta que los incentivos importan.

Con relación a las metas hay otro factor muy importante y es el de la motivación intrínseca. Mark Twain en una escena de Tom Sawyer ofrece una perspectiva de la psicología de la motivación interna, defendiendo la idea de que el trabajo consiste en aquello que nos vemos obligados a hacer y el juego en aquello que no estamos obligados a hacer.

El concepto de la motivación intrínseca se mantiene hoy en día como el menos comprendido por la ciencia de la motivación. Las personas han utilizado el término con el significado de hacer algo sin recibir ningún pago por ello o solo porque sentimos curiosidad. Pero la definición de motivación intrínseca es: “realizar una actividad que es un fin en sí misma”.

La motivación intrínseca es el mejor predictor del compromiso. Como Adam Grant ha encontrado en sus investigaciones, incrementa, por ejemplo, el número de horas que los bomberos están dispuestos a trabajar. Cuando nos marcamos metas que son intrínsecamente motivadoras o utilizamos estrategias que la aumentan, tenemos más posibilidades de éxito. Nos emocionan tanto las metas a corto plazo (como asistir a la primera clase de yoga) o a largo plazo (aprender chino), porque queremos hacerlo y no porque sintamos que tenemos que hacerlo.

Las implicaciones a la hora de establecer metas son claras: si somos capaces de lograr que el camino hacia nuestra meta sea atractivo y divertido nos sentiremos motivados intrínsecamente con lo que estaremos dispuestos a seguirlo mucho más tiempo.

Nos sentimos motivados intrínsecamente cuando no podemos separar la realización de la actividad de la obtención de sus beneficios. Si amamos nuestro trabajo lo hacemos disfrutándolo y sin sentir que sea una carga.

 En el momento en que alcanzamos una meta, éste es un momento de motivación intrínseca, ya que la actividad que nos ha llevado a la meta y la misma meta convergen en ese instante y se fusionan.

Si queremos determinar el grado en que una actividad es intrínsecamente motivadora debemos preguntarnos, por tanto: ¿Hasta que punto realizar la actividad parce que supone alcanzar la meta en lugar de un paso hacia la misma?

La respuesta depende de la persona, la actividad y las circunstancias en que ocurre. Por ejemplo una comida agradable es normalmente intrínsecamente motivante, pero si forma parte de una entrevista de trabajo la meta central será esta última. Para determinar el grado en el que una actividad es intrínsecamente motivadora para nosotros debemos calcular el grado de fusión que existe entre la actividad (el medio) y la meta (la finalidad) y en caso de que exista mucha distancia de la meta lo lejanos que nos sentimos de ella al finalizar la actividad. Por ejemplo, si hacemos ejercicio buscando garantizar nuestra salud a largo plazo, la actividad y la meta están separadas por décadas.

Para maximizar nuestra motivación intrínseca también tenemos que entender qué es lo que no es. Por ejemplo no se limita solo a motivos innatos. Los estudiosos de la motivación distinguen entre motivos innatos y aprendidos. Los primeros son aquellos que todos los humanos tenemos programados desde nuestro nacimiento, como la motivación para crear relaciones sociales o a expresar nuestra autonomía o competencia. Por el contrario otros motivos como conseguir poder, estatus o dinero son aprendidos a través de la cultura o de la sociedad en que crecemos.

Estos últimos motivos pueden estar motivados intrínsecamente como ocurre en el caso de los jugadores en Las Vegas que se sienten intrínsecamente motivados para ganar dinero. El juego no lo interpretamos como una actividad que debemos hacer; la actividad (jugar) y el fin (ganar) se superponen con fuerza en la mente del jugador, haciendo que éste lo sienta más como un fin. Cuando jugamos por tener la oportunidad de ganar dinero, la búsqueda de riqueza(motivo aprendido)  se convierte en una motivación intrínseca. Pero la misma meta puede ser extrínseca cuando un trabajo aburrido es nuestra vía para ganar dinero.

Existen una serie de señales que determinan si una persona está motivada intrínsecamente, como por ejemplo el deseo de seguir realizando una tarea y no le importa hacerlo aunque haya finalizado su jornada laboral o las sensaciones positivas que se sienten realizando la tarea y lo que se disfruta al hacerlo, que hacen que parezca más un juego que un trabajo.

Una actividad parece estar más motivada intrínsecamente si inmediatamente alcanza una meta aunque ésta no sea la originariamente prevista. Por ejemplo podemos empezar a hacer ejercicio porque queremos mantenernos sanos, pero si después de cada sesión nos sentimos llenos de energía, el ejercicio y la energía consecuente se convierten en una sola entidad en nuestra mente y nos sentirnos más intrínsecamente motivados para hacer ejercicio.

Una actividad, también, parece intrínsecamente motivante cuando alcanzar la meta depende exclusivamente de realizar esa actividad, ya que asociaremos la actividad a la meta. Por ejemplo si meditamos para llegar a un estado de calma y solo sentimos esa calma si meditamos, estaremos motivados intrínsecamente para meditar.

Es importante, también, el momento en que alcanzamos nuestra meta. Cuanto más corto sea el tiempo que transcurre desde la realización de la actividad y alcanzar nuestra meta más intrínsecamente motivados nos sentiremos. Si ocurren simultáneamente será mucho más fuerte.

Las asociaciones temporales son herramientas potentes para incrementar la motivación intrínseca. Hasta las recompensas externas incrementan la motivación intrínseca cuando se obtienen pronto. Es más agradable trabajar cuando te pagan inmediatamente que cuando lo hacen semanas más tarde. Y, mientras retribuir a las personas por trabajo que suponían no remunerado puede minar la motivación, ofrecer el pago esperado por un trabajo retribuido lo antes posible aumentará la motivación intrínseca, pero si se retrasa mucho la motivación se resiente.

Existen tres formas de conseguir que una actividad aburrida o complicada sea más intrínsecamente motivadora:

a).- Estrategia de lograr que sea divertida, que consiste en conseguir que nos guste hacerla porque lo pasamos bien realizándola. Esta estrategia asocia inmediatamente incentivos, como por ejemplo mini-metas, con el desempeño de  la actividad. Estos incentivos aprovechan nuestra necesidad de gratificación inmediata para lograr que una experiencia aburrida sea más placentera.

b).- Estrategia de encontrar un “camino divertido”. Al establecer una meta y pensar en el camino que nos va a llevar hasta ella debemos pensar cómo puede ser una fuente de diversión. Por ejemplo, para hacer ejercicio en lugar de aburrirnos en la bicicleta estática en un gimnasio asistir a una clase de spin con música.

c).- Estrategia de hallar la diversión que ya existe. Si nos centramos en los beneficios inmediatos en lugar de los más tardíos de realizar una actividad nos sentiremos más motivados intrínsecamente y, por tanto, la mantendremos más tiempo. Por ejemplo, si queremos comer más zanahorias crudas y nos centramos en lo que nos agrada de hacerlo, como que son crujientes y algo dulces en lugar de en el hecho de que son un alimento sano o que puede mejorar nuestra visión, nos sentiremos más motivados para comerlas.

Nuestras relaciones, tanto personales como profesionales, se pueden ver afectadas si no somos conscientes de que las demás personas desean estar motivadas intrínsecamente, que quieren hacer cosas interesantes y con un significado con aquellos con los que disfrutan. Por ejemplo, un estudio encontró que los candidatos a un puesto de trabajo suelen no enfatizar la motivación intrínseca en las entrevistas de trabajo. La razón se encuentra en que aunque los candidatos desean sentirse motivados intrínsecamente piensan que los reclutadores no se preocupan por el tema y que no se van a sentir impresionados por las expresiones y comentarios del candidato sobre este tipo de motivación. Pensando que los empleadores están buscando a alguien que aspire a una carrera profesional fundamentalmente ascendente, no mencionan la importancia que tiene que el trabajo tenga un significado.

Para vencer este prejuicio intrínseco debemos ponernos en el lugar de los demás y preguntarnos cuáles podrían ser nuestras prioridades si fuésemos ellos. Imaginar su perspectiva nos puede servir de ayuda.

No solo tendemos a subestimar la motivación intrínseca de los demás, también lo hacemos a la hora de predecir la nuestra, fundamentalmente de cara al futuro. Cuando pensamos en buscar un nuevo trabajo las personas concedemos una prioridad baja a motivadores intrínsecos como la posibilidad de disfrutar en el trabajo y solemos escoger el puesto basándonos más en beneficios económicos.  Al hacerlo puede ser que estemos eligiendo actividades de las que luego nos arrepentiremos de nuestra selección.

Lamentar nuestras elecciones no es el único efecto negativo de preferir actividades extrínsecamente motivantes en lugar de las intrínsecamente motivadoras. Cuando optamos por tareas que pensamos serán mejor para nosotros en lugar de aquellas con las que disfrutamos es más fácil que abandonemos y no las hagamos.

La autora recomienda para incrementar las posibilidades de que mantengamos nuestro camino hacia la meta elegida recomienda que comencemos por responder a las siguientes preguntas:

1.- ¿Cómo podemos lograr que realizar una actividad sea inmediatamente más gratificante? Por ejemplo, en el caso de nuestra rutina de ejercicios diarios podemos introducir, mientras los realizamos,  escuchar música o un audiolibro.

2.- ¿Cuál es el camino más divertido para alcanzar la meta? En el caso del ejercicio puede ser asistir a una clase de aerobic acuático en lugar de correr por la cinta rodante en el gimnasio.

3.- ¿Existen beneficios inmediatos en los que me pueda centrar mientras persigo mi meta? Por ejemplo ser consciente de la euforia que sentimos al hacer ejercicio.

4.- ¿ Soy capaz de recordar que otras personas, incluyéndome a mí en un futuro, nos preocupa estar motivados intrínsecamente tanto como a nuestro yo presente. Este recordatorio nos ayudará a establecer metas posibles, tanto para nosotros como para los demás, y mejorará nuestras relaciones.

 

 

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